Con el paso de los días, van quedando a la luz más datos sobre la trastienda de la última colocación de deuda que le permitió al Gobierno fortalecer las reservas del Banco Central. Con la reciente emisión del Bonar 24 el equipo económico no sólo logró captar la atención de fondos comunes de inversión del exterior para sumar US$ 1.415 millones que espera ampliar en futuras operaciones, sino que también pudo consolidar los vínculos con personajes no muy conocidos del mundo financiero, claves para el actual “veranito” de la City porteña.
Se trata de Jorge Pepa y Gabriel Szpigiel, dos hombres clave en la operatoria que ocuparon un lugar protagónico en el momento de suscribir deuda. El primero, es un joven argentino de poco más de 30 años que vive en Nueva York y trabaja para la firma Latam Securities de Diego Marynberg, en tanto que Szpigiel, ex funcionario del Deutsche Bank por seis años, es ahora socio del fondo Marathon Asset Management, uno de los que más bonos suscribieron en la última emisión.
Operadores del mercado contaron de primera mano cóm fue la intervención de este fondo. “Marathon fue uno de los primeros a los que llamaron para ofrecerles los títulos argentinos”. El diálogo se produjo el 21 de abril y así compraron casi el 50% de lo ofertado.
Los nombres de ambos resurgen después de que en octubre pasado una denuncia apuntara al ministro Axel Kicillof por una transacción de US$ 200 millones en bonos que el Banco Central le habría vendido al banco UBS –donde por entonces trabajaba Jorge Pepa–, que luego habrían sido recomprados por Latam Securities. Para operadores del mercado, que vinculan al joven financista con el viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis, “lo que es totalmente claro es que Pepa, Szpigiel y Marynberg son íntimos amigos y operan en conjunto”.
Según señalaron operadores a PERFIL, el objetivo de Pepa es convertirse en el nexo entre el Gobierno y otros fondos en las emisiones que, desde la cartera de Hacienda planean para los próximoes meses. Por el momento, en el mercado esperan que Marathon, fundado en 1998 con sede en Nueva York y presencia en Londres y Singapur y que maneja cerca de US$ 12,5 mil millones de capitales a lo largo de todo el mundo, seguirá demandando bonos argentinos.
Más fondos. Pero también participaron otros fondos. Brevan Howard, uno de ellos, se encuentra entre los más importantes de Europa y entre sus inversiones, buena parte está destinada a inversiones riesgosas. Otra porción de Bonar 24 fue a manos de Stone Harbour, un fondo que administra unos US$ 52,3 mil millones, con presencia en los principales mercados, es una firma orientada específicamente a adquirir deuda de alto rendimiento de los denominados mercados emergentes.
La lista continúa con Gramercy, el fondo fundado en 1998 también dedicado a mercados emergentes con $ 5,4 mil millones tiene sede en Greenwich, y supo estar cerca del Gobierno en la pelea con los fondos buitre. Entre los que participaron de la colocación también se sumó a la Anses, por montos que fueron estimados en unos US$ 300 millones.
Precios. Financistas vinculados a la operatoria del martes 21 de abril, señalaron que la abultada suma que logró recaudar el Gobierno respondió más los altos rendimientos de la deuda argentina que superan ampliamente la tasa que pagan bonos similares de otros países. Además, recordaron que el Deutsche Bank cobró US$ 1 a los clientes, porque compraron a US$ 103 y vendieron luego a US$ 104.
De acuerdo con los analistas existió una comisión implícita de 1% por los riesgos que asumió la entidad ante los límites impuestos por el juez Thomas Griesa. Tal como había anticipado PERFIL, el Deutsche Bank tuvo un rol fundamental tomando cerca de la mitad del monto emitido.
La entidad, cuya comitiva estaba liderada por el mexicano Alberto Ardura, había firmado en febrero junto con JP Morgan con el gobierno argentino, un acuerdo redactado por el estudio Sherman & Sterling’s de Nueva York, para llevar adelante una serie de sondeos en el mercado para testear el interés de inversores a través de subsidiarias de Londres.