Wall Street estrena el 2012 con los mercados cerrados el lunes celebrando el Anni Novi del calendario gregoriano.
Un año que en el sentido más estrictamente financiero tiene poco o nada de nuevo debido a la herencia que recibe: el antiguo problema de la deuda (privada y pública), y un frágil sistema financiero que no se recuperó del estallido de la crisis de 2008, a los que se suma la pérdida de confianza en la clase política para hallar soluciones que garanticen una salida ordenada de la crisis en el caso de Europa, y que logren la estabilización de las cuentas públicas en el caso estadounidense.
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