“Comprar, y si es con tarjeta mucho mejor”, podría ser el lema de la mayoría de los consumidores argentinos que, para ganarle a la inflación o escaparle al cepo cambiario, están haciendo del uso del plástico todo un boom: en diciembre de 2012 los montos operados por ese medio crecieron 40% en comparación con el mismo mes de 2011, según datos del Banco Central.
Ese salto es el resultado de una serie de factores que fueron uniendo a los clientes con las tarjetas de crédito. Antes de alcanzar los $ 59.995 millones negociados por día a fin de año dentro del país (contra los $ 39.942 millones de diciembre de 2011), mucha agua cruzó bajo el puente: crecimiento de la economía, inflación, cepo cambiario, recargos en el exterior y la falta de opciones de inversión impulsaron su utilización.