ECONOMIA
RESPALDO A LAS RESERVAS Y FINANCIAMIENTO DE OBRAS

Qué arriesga el Gobierno al aliarse con China y Rusia en busca de estabilidad

Argentina consolidó en gran medida su posición financiera y sus inversiones por los acuerdos con dos de las potencias mundiales.

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Si algo dejó este año que termina en materia de relaciones internacionales, fue la certeza de que la Argentina ató buena parte de su estabilidad financiera y sus inversiones estratégicas al vínculo con China y Rusia, dos de las mayores potencias del mundo, y reavivó el debate sobre los riesgos de ese tipo de alianzas.

A mediados de mayo, el presidente ruso, Vladimir Putin, invitó a nuestro país a participar de la cumbre de los Brics (el bloque de países compuesto por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) que se realizó en Brasil. Y en julio, tanto Putin como su par chino, Xi Jinping, hicieron sendas visitas al país. Hubo acuerdos de inversión, adjudicaciones de obras públicas y hasta un swap de monedas para revitalizar las deprimidas arcas del Banco Central.

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La propia Cristina Kirchner resaltó que se abre un escenario “provechoso para todos”. Pero, ¿podrá la Argentina beneficiarse con el “milagro chino” y la influencia rusa o, por el contrario, corre el riesgo de jugar para un nuevo estilo de imperialismo del siglo XXI?

Verde soja. La Argentina quiere potenciar el comercio de alimentos con Rusia y aprovechar las sanciones que impusieron la Unión Europea y Estados Unidos a Moscú por su posición frente al conflicto de Ucrania. Además, nuestro país envía a China el 60% de la producción total de su soja. Según datos de la consultora Dirección de Negocios Internacionales, que dirige Marcelo Elizondo, el año pasado las exportaciones de la Argentina a China fueron por 6.358 millones de dólares. Así, China se ha convertido, después de Brasil, en el segundo destino de las exportaciones locales.

El riesgo común en el vínculo comercial con Rusia y China es que la Argentina se consolide como exportador de productos primarios o con reducida transformación, y como importador de bienes que poseen medio y alto contenido tecnológico. Es el tan mentado riesgo de reprimarización de la economía local, es decir una vuelta a la producción sin valor agregado. Según un estudio realizado por el Cipecc, las exportaciones de bienes primarios a China pasaron del 70% en 1992 al 90% en 2009.

“Aunque tanto Brasil como la Argentina tienen perfiles industrialistas, los resultados de los intercambios con China, por ejemplo, significan una reprimarización vinculada también a un incremento de la dependencia externa”, explica Ariel Slipak, becario del Conicet y profesor regular en la UBA. Para el académico, también impacta la falta de control de activos estratégicos (no sólo tangibles, sino también –y fundamentalmente– aquellos vinculados al conocimiento científico) para desarrollar actividades de mayor valor agregado”.

Para Mauricio Claverí, coordinador de Comercio Exterior y Negociaciones Internacionales de Abeceb.com, estas nuevas relaciones bilaterales reproducen la lógica de centro-periferia: “La asimetría de estas relaciones es necesaria por la natural diferencia de tamaño de cada uno de los países que las conforman. No es una sociedad de iguales”.

“No hay que demonizar estas relaciones de intercambio aunque seguramente signifique un vuelco en la historia, porque el acercamiento con China y Rusia pone a la Argentina en contra de la posición geopolítica histórica”, apunta Luis Palma Cané, especialista en mercados internacioanles. Claverí, por su parte, sostiene: “Aunque la estrategia de corto es entendible, creo que a largo plazo puede tener un costo demasiado alto”.

“Necesidad mutua”. Aunque asimétrica, hay una necesidad mutua en la relación bilateral. “Rusia busca un socio tecnológico y un respaldo a nivel geopolítico. China, por su parte, necesita asegurarse para sí la energía y las materias primas que le permitan mantener su crecimiento en el orden del 7,5% anual. A ambos les viene bárbaro la situación de restricción externa y de cepo interno que vive la Argentina”, afirma Ariel Slipak, becario del Conicet y profesor regular en la UBA y en la Universidad Nacional de Moreno.

“El acercamiento del país a China y a Rusia, a mi entender, no forma parte de una estrategia de la Argentina, sino más bien surge como consecuencia de habernos apartado del sistema financiero”, advierte el economista especializado en mercados internacionales Luis Palma Cané. “La necesidad tiene cara de hereje”, agrega.