Los autos salen de fábrica con 5 ruedas. Antes de iniciar cada viaje largo, el conductor prudente verifica el estado en que están todas ellas. Si piensa transitar por caminos solitarios, probablemente llevará una sexta rueda, además de lo cual viajará en tándem con otros autos o asegurándose que su teléfono celular funciona y opera.
No hay que ser un genio de la economía, entonces, para entender para qué sirven las “reservas” del tipo que sean, así como las razones que nos llevan a acumularlas o a buscar mecanismos sustitutivos de su existencia.
¿Qué diría el conductor del auto en cuestión, al escuchar que la quinta rueda de los autos en realidad es “un adorno”, otra manifestación del capitalismo salvaje, por la cual -evidenciando una vez más que estamos delante de una gigantesca conspiracióntodos los fabricantes de autos del mundo se pusieron de acuerdo para encarecer el producto, obligando a comprar un objeto inútil, que además quita espacio para llevar otros objetos?
Diría que estamos delante de una gran estupidez. Pero; ¿no deberíamos calificar de la misma manera alguna de las propuestas que hoy se escuchan, referidas a las reservas del Banco Central?
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