En los sectores productivos, la tradicional ‘cobertura’ de la devaluación tomando el costo del dólar blue para sus cálculos de ‘costo de reposición’ sumó actualizaciones de precios y la retención de ventas para evitar perder stocks.
“No se sabe a qué dólar se va a reponer, entonces las empresas tratan de mantener los stocks por las restricciones sobre los importados”, explicó el presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica Argentina (Camima), José Luis Ammaturo.
A eso se suma en los sectores industriales “empresas que ya están cubiertas con sus costos ante una eventual devaluación”, agregó. Y citó los casos de las principales proveedoras del sector, como Techint, cuyos costos superan a los internacionales, según análisis que compartieron más de una vez con el ministro de Economía, Axel Kicillof.
Los precios de los insumos, en tanto, se calculan al calor del dólar blue, entre 15,50 y 16 pesos. Según detalló el economista Andrés Neumeyer en Foco Económico en base a comparaciones con precios internacionales, “el precio del dólar implícito en los precios locales de los bienes comerciables internacionalmente anticipa el fin del cepo cambiario. Los agentes están tomando decisiones de precios como si el cepo fuera a desparecer usando como referencia un valor del dólar igual o superior al del dólar “blue”.
Cobertura. Esta es una constante entre los sectores con fuerte contenido importado, que suelen liderar las subas de precios vinculadas a una devaluación, como los autos o los electrónicos que se ensamblan en la Argentina pero dependen casi en la totalidad de los componentes del exterior, que se pagan en dólares. Así, la respuesta ‘tradicional’ es subir precios para cubrirse ante una caída del tipo de cambio.
El Gobierno anticipó a las automotrices que reduciría sus cupos de dólares, lo que en el mercado estiman, generará mayores distorsiones de precio por la menor oferta.
Los importadores reconocen, por otra parte, que si no mediaran las restricciones del Central y Comercio, buscarían sumar stocks en este momento.
Pero no pueden porque no les habilitan las compras. Por lo tanto, las empresas que tienen inventario, eligen por vender menos de lo que se demanda. “Si pedís diez, quizás te venden cinco”, ejemplificó Ammaturo sobre el día a día.
Así, la incertidumbre que ahora se extiende hasta el 22 de noviembre, fecha para el ballottage presidencial, refuerza la presión sobre la disponibilidad de dólares pero también sobre la actividad, que no sale del parate, por lo que los actores reclaman definiciones sobre el programa monetario que los candidatos no quieren brindar para más especulación.
Deuda millonaria y auditoría
Con la presión sobre las reservas del Banco Central prolongada por el mes de campaña extra hasta el ballottage, las declaraciones juradas de importación (DJAI) salen a cuentagotas.
El combo de DJAI no aprobadas, deuda con importadores por los pagos al exterior y deuda con los exportadores por retenciones y IVA, genera una deuda del Gobierno con el comercio exterior de US$ 22.000 millones, estimó Miguel Ponce, del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI.
La cifra se agravó en días. “Jueves y viernes no se aprobó nada en Comercio”, aseguró el especialista.
Esta semana, La Política Online denunció que en el área a cargo de Paula Español, se cobra hasta un 15% por aprobar una DJAI, una afirmación que llevó a la subsecretaria a realizar una “auditoría interna” en los últimos dos días hábiles, con lo que justifican la demora en la aprobación de los permisos de importación.
A principio de semana el Banco Central endureció los controles al sector y pasó a exigir información sobre pagos mayores a US$ 75 mil.