Con estímulos a los bancos privados para que compren más divisas, y una señal de sumar de reservas que por ahora cuidadosamente se compran a entidades oficiales para “no impactar en el precio”, en el Banco Central parecieran dar muestras de que el precio del dólar no bajará más de $ 15,50. De hecho, las operaciones a futuro ya lo ubican en $ 16,40 en agosto, aún lejos de los $ 18, pero mostrando cierto registro de las críticas respecto de que hay atraso cambiario que afecta a industrias, es decir, que el dólar sube menos que el resto de los costos.
Así, el dólar recuperó unos centavos en el final de la semana y cerró a $ 15,66 para la venta en la City porteña, después de haber bajado hasta $ 15,59 el miércoles, que reavivó la preocupación en el sector exportador, ya que representa un descenso de 7 centavos con respecto al último dato de la semana pasada.
En la semana, el Banco Central adquirió de bancos públicos unos US$ 300 millones, que se repartieron en partes iguales entre miércoles, jueves y ayer.
Con sus compras, la entidad presidida por Federico Sturzenegger busca aumentar el stock de reservas internacionales que ayer finalizaron en US$ 48.357 millones, tal como había señalado semanas atrás su titular: “Existe un objetivo de que las reservas internacionales lleguen al 15% del PBI, pero no hay una meta en cuanto a los plazos”.
Por lo tanto, estas compras no se realizaron a través del Siopel, el software utilizado en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) donde operan los grandes bancos, para no afectar las expectativas y en consecuencia el tipo de cambio. La intención de no dar señales de precios resulta clave en la estrategia oficial, que había definido como “flotación sucia” la dinámica en la que el precio del dólar sea fijado por la oferta y demanda de divisas, con intervenciones puntuales de la entidad, cuando lo considere oportuno, pero tratando de que sea lo menos posible.
En su recorrido, la intervención más importante fue en diciembre, por US$ 700 millones cuando el blanqueo de capitales generó un impacto, una “anomalía” que debió ser atendida, señalaron oportunamente en el Gobierno.
Si bien su presencia asegura que no busca mover el precio del dólar, el Banco Central pareceriera sí estar atendiendo el reclamo de la industria sobre el tipo de cambio atrasado, con medidas como la tomada la semana pasada. El Central elevó la Posición Global Neta de Moneda Extranjera, que sí permitiría aumentar la demanda debido a que se refiere a la cantidad de divisas en efectivo, títulos o instrumentos en otras monedas, con respecto al patrimonio de cada banco. El Central elevó de 25% a 30% esa proporción de divisas en manos de los bancos, un parámetro que en tiempos del kirchnerismo y de salida de reservas llegó a ser de apenas 5%.
Clima. Sin embargo, bancos consultados por PERFIL señalaron que no esperan un efecto inmediato de repunte en la demanda de dólares, ya que las entidades de mayor peso en el sistema lograron acumular cifras importantes con el blanqueo de capitales. Pero principalmente descartan que compren más dólares porque creen que tiene “más chances de quedarse en el valor que está, por lo que la tasa en pesos resulta más atractiva en el corto plazo”.
Desde la mirada de los privados se trata de una medida complementaria de la anterior, que en todo caso les permite “disponer de ciertos activos para obtener una mínima rentabilidad porque principalmente les da más aire para administrar su liquidez”.
Lo que viene. En el mercado de futuros de dólar, las cifras del Rofex muestran que las expectativas del mercado apuntan a un dólar a $ 15,85 para los contratos a junio y $ 16,40 para agosto, que representan variaciones al alza de 0,22 y 0,26%, respectivamente, frente a la jornada anterior.