Entre los economistas, hay consenso sobre la dificultad del contexto económico de 2014, pero no sobre si el equipo de Gobierno está capacitado para hacerlo. Todos comparten la metáfora de que la Casa Rosada se encuentra frente a un “cubo mágico”, en referencia a que, como en el juego de ingenio, tiene que resolver un problema de varias caras a la vez: devaluar para recuperar competitividad exportadora y achicar la brecha con el dólar blue para que lleguen inversiones del exterior y mejoren las reservas; pero ello sin que la aceleración del tipo de cambio impacte en la inflación, que al mismo tiempo puede calentarse si se intenta desarmar la estructura de subsidios que hace tiempo achata las tarifas de la energía que pagan hasta clases acomodadas gracias una fuerte inyección de fondos públicos. “No pueden resolverlo porque son malos, técnicamente son malos”, asegura sin matices Luis Secco. “Axel es dogmático”, opina por su parte Diego Giacomini, que fue compañero de secundaria y universidad del hoy ministro de Economía. “Todo mal no se hizo”, añade desde otra mirada Miguel Arrigoni, mientras que Hernán Lacunza asegura que “este equipo económico es mejor que el anterior, es más homogéneo”, y enumera que como logros ha mostrado intención de arreglar con Repsol y que intenta desalentar el gasto turista en el exterior “por precio y no por cantidad”. 2014, el año que se pensará “por trimestres” por un fuerte “acortamiento de horizontes”, obligará al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y al ministro de Economía Kicillof a resolver ¿son buenos o malos?