El dólar terminó la semana con una fuerte baja de 20 centavos y cerró a $ 15,86 para la venta en las pizarras como resultado de una mayor oferta de divisas que provienen del blanqueo de capitales, justo cuando falta apenas una semana para que se termine el plazo para pagar hasta 10% del monto total como penalidad. Con la abundancia de billetes norteamericanos de ayer, el volumen operado fue un 50% superior al del jueves y llegó a US$ 630 millones, y el tipo de cambio perforó el piso de $ 16 en el que se encontraba desde el 29 de noviembre. En el segmento mayorista la divisa cayó hasta $ 15,52 por tercer día consecutivo.
Ayer el Banco Central no tuvo participación en el mercado, pero los operadores cambiarios tienen expectativas de una nueva intervención por parte de la autoridad monetaria la semana próxima debido “al fenómeno excepcional que llega al mercado”, y después de que el martes se compraran US$ 700 millones. “Es posible que quieran sostener el tipo de cambio y sumar reservas”, indicaron a este medio. Las arcas de la entidad terminaron con una suba de US$ 338 millones, hasta los US$ 38.513 millones.
Contexto. La expectativa de devaluación contra el dólar se incrementó con la apreciación de la divisa norteamericana en el mundo. En el mercado de futuros del dólar, los contratos a 12 meses se realizan con un tipo de cambio de $ 19,05. Pero las últimas ruedas marcaron un cambio de tendencia con respecto a los días previos, en los que se observaba un mayor castigo al país en comparación con los países de la región. El riesgo país había crecido por encima de la región tras el efecto Trump; “sin embargo, a principios de esta semana comenzó a revertirse parcialmente ese evento, lo que se reflejó en una recuperación en el precio de los bonos en dólares, particularmente de plazo promedio superior a siete años (los más castigados inicialmente), y en una caída del riesgo país (ayer cayó 0,41%, hasta los 487 puntos)”, señala un informe de Quantum Finanzas.
Para la consultora de Daniel Marx, esto se debió a cierta estabilización de la tasa base del bono a diez años del Tesoro de Estados Unidos y a la resolución positiva de la discusión política sobre el impuesto a las ganancias, donde el Gobierno logró sacar adelante su propio proyecto.