Con extrema cautela y máximo hermetismo, el Gobierno ya trabaja en un plan para reducir, después de las elecciones legislativas, los subsidios energéticos, que treparán hasta los $ 75 mil millones en 2013. La decisión final depende de la presidenta Cristina Kirchner. Pero el Ministerio de Planificación y el de Economía ya tienen hechos los números de cuánto podrían recortar las subvenciones a las facturas de gas y electricidad sin afectar la demanda agregada ni el humor social.
El primer paso fue el escaso margen concedido en el Presupuesto 2014 a los subsidios energéticos, con un aumento previsto de sólo 3%, debajo de cualquier cálculo de inflación. También leyó que implicaba una corrección a corto plazo y arriba de los ingresos de las energéticas: Edenor triplicó su valor en Nueva York desde fines de agosto probablemente avizorando el mercado tal perspectiva.
Lo que está en discusión en el Gobierno no es un cambio radical de los subsidios, que son entendidos como un dinamizador del consumo interno. Pero sí el final de la etapa de subsidios indiscriminados, dado que hoy se beneficia a miles de usuarios con alta capacidad adquisitiva.
Según Planificación, hay sectores que reciben subvenciones energéticas por entre $ 12 y 15 mil millones anuales, con capacidad económica para pagar una tarifa plena por la energía que consumen, indicó a PERFIL fuentes oficiales.
En promedio, los usuarios residenciales de Buenos Aires pagan sólo 20% del costo real de la electricidad. En el invierno que pasó, $ 7 de cada $ 10 que demandó el sistema eléctrico fueron aportados por el Estado. Con el gas pasa algo similar. Los consumidores de Buenos Aires pagan US$ 0,60 por millón de BTU, contra los US$ 3 dólares que reciben los productores locales o los US$ 12 que vale el gas importado desde Bolivia.
“Hay que revisar la política de subsidios. Hoy, sectores medio altos y altos son beneficiados sin que sea necesario”, admitieron en Planificación. Aún así, no existe consenso en el Gobierno. Planificación aboga por una reducción gradual del esquema, como se inició a fines de 2011, recortando a sectores de alto poder adquisitivo, lo cual choca con la visión del secretario de Política Económica, Axel Kicillof, quien frenó a principios de 2012 el retiro escalonado de los subsidios a las tarifas de luz y gas