En el mercado de las cajas fuertes reconocen que no es habitual que se manden a hacer bóvedas en las casas, como las que se denunció que tendría la presidenta Cristina Kirchner y el empresario Lázaro Báez en Santa Cruz, pero sí admiten en cambio que se demandan “habitaciones antipánico”, blindadas, para refugiarse en caso de delitos. En esos cuartos también se suelen guardar bienes de valor o documentos, por lo que funcionan como cajas fuertes “extra large”.
Blindar una habitación ya construida como para hacer una bóveda puede llevar aproximadamente un mes. “La mejor puerta bóveda no sirve si la pared no tiene el mismo revestimiento, porque con una masa la pueden derribar”, explican en Herrajes Veiga. Una puerta blindada pesa algunos más de 100 kilos y requieren además mantenimiento, porque se vencen las bisagras.
En PGV Fichet, además, ofrecen una caja fuerte para “grandes riesgos”, que es de gran tamaño, de una estructura que soporta ataques con sopletes y herramientas, y que puede llegar a pesar hasta 600 kilos, por lo que su uso es comercial. Sólo la puerta de este tipo de unidades puede costar unos $ 12 mil. “Solemos hacer cuartos antipánico, con alarma y medidas de seguridad, que tienen puertas blindadas y donde también se atesoran dinero y bienes valiosos”, explican desde otra casa de cajas fuertes en Caballito, donde también confirman que lleva alrededor de un mes blindar paredes de un cuarto. Más allá de las bóvedas, en las empresas proveedoras de cajas fuertes admiten además que hay una nueva tendencia: colocar cajas fuertes en zonas atípicas de las casas, como el living o la cocina.