A propósito de cumplirse el 10° aniversario de su creación, Acsoja, la entidad que nuclea a los integrantes de la cadena de la soja argentina, hizo un balance del desarrollo del cultivo y su industira en el país, concluyendo que “el éxito está basado en la aplicación intensiva del conocimiento científico-tecnológico”. De acuerdo con Acsoja, en la última década la producción de soja se incrementó en 17 millones de toneladas, con un ritmo de crecimiento del 5,3% por año.
De la producción total, el 96% de la soja se exporta en la forma de poroto, harina, aceite o biocombustible, “representando al complejo más importante de la balanza comercial del país”, aseguran desde la entidad. En 2013, las exportaciones argentinas totales ascendieron a 81.600 millones de dólares, con una participación del sector agropecuario y agroindustrial de 48 mil millones, de los cuales la soja fue responsable de exportaciones por 21 mil millones. De esta forma, el complejo soja lidera las ventas externas del país.
Los embarques del complejo soja se destinan a más de cien países. Entre los grandes destinos se destaca China, que compra en la Argentina el 20% de sus importaciones de poroto de soja. Por su parte, la Unión Europea es el gran destino de la harina de soja.
En la campaña pasada, la inversión de los productores fue de alrededor de 8.600 millones de dólares, con los que se logró producir 53 millones de toneladas de porotos de soja. Esa producción equivale a un valor FOB de 20 mil millones de dólares y representa el 8% del PBI argentino.
El derrame de la cadena de la soja se puede ver reflejado, por ejemplo, en los viajes a puertos que se realizan para transportar el 80% de la producción nacional. Para la soja que se procesa en complejos del interior, se realizan 1,4 millón de viajes de camión, por un valor aproximado de 1.200 millones de dólares.
En cuanto al sector industrial argentino, procesa el 77% de la producción nacional, generando un valor agregado adicional de 5 mil millones de dólares por año.
En los últimos diez años, la capacidad de molienda se duplicó, al pasar del orden de los 30 millones de toneladas a los más de 60 actuales. Esto implicó inversiones por varios miles de millones de dólares, que en el caso de la industria del biodiésel rondó los 1.000 millones.
La mayoría de esas industrias se encuentra ensamblada en alrededor de diez terminales portuarias de primera generación, que hoy se destacan entre las más modernas del mundo y generan trabajo directo para miles de argentinos.
En su comunicado, Acsoja afirma que “el conjunto de las Bolsas, las Cámaras, los acopiadores y otras entidades relacionadas con la comercialización de los granos han bregado por la eliminación de las distorsiones generadas por la excesiva intervención del gobierno y por las retenciones a las exportaciones, convencidas de que el diálogo permanente con el gobierno generará beneficios para la cadena en su conjunto. Aunque menos espectacular, y de difícil cuantificación, uno de los mayores aportes del sector ha sido, y seguramente seguirá ssiendo en los años por venir, la formación continua de recursos humanos con capacidad para sostener el funcionamiento de todos y cada uno de los eslabones de la cadena productiva y su mejora constante”.
El contraste del maíz
De acuerdo con estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, el área sembrada de maíz en 2014/15 sería de 3,7 millones de hectáreas, lo que representa el 16% por debajo de la superficie cubierta en la campaña anterior. De no variar los rindes de indiferencia en algunas zonas, desde la BCR se prevé que este descenso puede ser aun más acentuado.
En sintonía con este panorama, Maizar (Asociación Maíz y Sorgo Argentino) difundió un comunicado donde establece que la caída del área sembrada con maíz prevista se traducirá en una menor generación de divisas para el país y en una disminución de la recaudación impositiva.
“Paradójicamente, al contexto externo desfavorable para el cultivo de maíz se le agregan políticas públicas que generan un fuerte desaliento a la producción. Esto se traducirá en un menor ingreso de las divisas que el país tanto demanda y en una disminución de la recaudación impositiva”, señalaron desde Maizar.
Desde la entidad que abarca la cadena del maíz, sostienen que “es imperioso eliminar todas las trabas a la comercialización y los gravámenes a las exportaciones de maíz. También es necesario delinear mecanismos de financiamiento a tasas accesibles para productores y empresas. En el mediano plazo, es fundamental trabajar sobre el transporte y la logística del cultivo con el objetivo de disminuir los costos internos y promover el maíz en zonas marginales”. Con ello, Maizar establece que las bondades de estas políticas tendrán efectos positivos para la creación de valor en la cadena productiva, “beneficiando a todos los eslabones y a la sociedad en su conjunto”.