La hiperactividad fue la constante del matrimonio Hadad en la semana que terminó. Viviana Zocco –mujer del empresario de medios– fue una de las oradoras de un foro que reunió en un hotel de Recoleta a unas 150 mujeres del ámbito empresarial local. Después, previo paso por el cumpleaños de la hija de Mirtha Legrand en Barrio Parque, el que se puso el traje de ejecutivo fue Daniel Hadad. Y lo hizo en el restaurante Novecento, en Miami, para un relanzamiento. Fue allí donde algunos argentinos presentes –se fueron sin respuesta positiva– al consultarlo si ya había comprado una nueva propiedad para instalarse cuando viaja –muy seguido por cierto– a esa ciudad. Es que como titularon algunos medios de Miami especializados en real state, la venta de su pied-à-terre miamesco fue “la transacción inmobiliaria más cara de la semana” del Dade County. Marketing o no, según detallaron los medios en cuestión, por la venta de las unidades 1.606 y 1.607 que tiene en el edificio Continuum South Beach, el empresario consiguió US$ 10,5 millones. Por ambas unidades ubicadas en el piso 42º de la torre sur del mencionado emprendimiento, el matrimonio había pagado en 2012 la suma de US$ 6 millones, de acuerdo a lo que figura en los registros de la propiedad de Miami.
Anuncio y subasta. No importa tanto qué famoso se ubica en las respectivas mesas de este tipo de reuniones, sino –al menos en estos casi once meses de nuevo gobierno– cuáles son los funcionarios que dicen presente. La gala anual de la Fundación Hospital de Clínicas no es de las que se caracteriza por hacer acopio de personajes mediáticos. Y más que otras veces, ese espacio lo ocuparon ministros y funcionarios. Incluso uno de ellos, Esteban Bullrich fue quien anunció que con anuencia del Ejecutivo ya estaba la decisión de construir un nuevo Hospital de Clínicas. Alentados o no por ese anuncio, los invitados lograron que esa noche se recauden unos 4 millones de pesos que se destinarán para comprar dos respiradores para la Guardia del Hospital. Adrián Werthein hizo su aporte para que se llegue a esa cifra. El empresario macrista donó una joya que se había ganado y lo incitaron para que sea el subastador de la misma. Infructuosamente intentó que Pablo Roemmers y Cristiano Rattazzi la compraran. Y por US$ 4.500 quedó en manos de un banquero.
La incognita. La cuestión es: ¿2019 o 2023? Es difícil ver a Facundo Manes sentado en una banca del Congreso o a cargo de un ministerio, mucho menos de la Ciudad o de la provincia de Buenos Aires. Su inclusión en uno de los programas de María Eugenia Vidal fue su entrada a la política formal, como asesor obviamente, vistiendo el traje de un especialista avalado por su trayectoria científica. Si fue su padrino político y amigo Ernesto Sanz quien lo convenció de ingresar poco importa. El PRO logró llevarlo y eso que Manes tiene ciertos reparos con algunos nombres de esa agrupación que hoy gobierna esos tres territorios. Manes es radical y es casi seguro que cambiará la sonrisa por una mirada no tan amigable si se le pregunta cómo se ve compitiendo políticamente vestido de amarillo en lugar de llevar la bandera de un partido que le dio cuatro presidentes al país. Pero en algún momento el político superará al divulgador científico y es ahí donde algunos de los que hace dos semanas lo palmeaban en la sexta cena de recaudación de su Fundación Ineco, quizá no se muestren tan afectuosos. Qué papel jugará Sanz en ese escenario, es hacer futurología. Es Manes quien debe definir cuándo sale a embarrarse y sobre todo para qué. Diputado, ministro, es poco probable. Jefe de gobierno porteño, podría ser. Quienes siguen su crecimiento mediático, lo ven para vestir un traje más importante, mucho más importante.