Esta semana, durante 48 horas, los teléfonos de al menos tres asesores de prensa de respectivos funcionarios del sciolismo recibieron y emitieron llamados que combinaron mensajes con un contenido que en los tiempos que corren se quiere evitar: farandulizar –literalmente– la vida personal de los políticos. La responsable de esta situación, que ya el viernes se convirtió en anécdota graciosa entre los involucrados, fue Rocío Marengo. Este mediático personaje deslizó, primero en un programa radial, y luego en una entrevista gráfica, que hace tiempo estaba de novia con un político de unos 50 años que, según ella relató, tenía presencia en los medios, que también le había expresado en una cena la idea de casarse aunque no había avanzado..... aún en esa línea, que era padre de hijos grandes ante quienes él ya la había presentado, y que además la había llevado de viaje a la Polinesia francesa.
Toda esta sumatoria de datos no incluía el nombre del político en cuestión, ni siquiera algún apodo. Días atrás, Marengo había subido a su cuenta de Instagram una foto suya junto a Daniel Scioli tomada en Pinamar, imagen extraña para una mediática que en privado no habla precisamente bien del peronismo presente y se le irrita la piel cuando por esas cosas en una conversacion se menciona a la agrupación La Cámpora y a sus líderes más conocidos. Pero esa imagen con el candidato oficialista a presidente alentó rumores sobre un nexo sentimental entre ella y tres funcionarios sciolistas: Gustavo Marangoni –presidente de Banco Provincia–, Iván Budassi –director de ARBA– e incluso Alberto Pérez, jefe de Gabinete bonaerense.
Algunos sitios de internet de noticias hasta se jugaron por el primero de la lista durante algunas horas, alentados por llamados de asesores de “agrupaciones” no oficialistas. La idea de conseguir fotos en la Polinesia de la rubia mediática con cualquiera de estos tres funcionarios de rango del sciolismo motivó búsquedas frenéticas de todo tipo por internet.
Pero el corte vino con las sucesivas respuestas de los respectivos voceros, que incluyeron frases como: “Marangoni está casado, tiene hijos y lo matan si le inventan algo así”. Otro aclaró que “Alberto (Pérez) también está casado y tiene tres hijas, y dudo que siquiera conozca a esa chica en persona (...) Incluso fue a él a quien en radio Rivadavia le preguntaron sobre si Marangoni era novio de Marengo y lo negó con un: ‘¡Cualquiera!’”. Finalmente, ya consultado por esta sección, el vocero de Budassi dijo: “Ella (Rocío) debe estar operando para ella misma y descarten a Iván”. Las asociaciones “político+personaje mediático” siempre son atractivas, aunque no reditúen en votos. Ahora la pelota está del lado de Marengo, quien, ducha en estas lides, podrá activar –de ser cierto– el as de espada: las fotos en la Polinesia con ese político que le prometió matrimonio pero que “aún no le entregó el anillo”.
Con sabor a despedida. Ya en la recta final de su estadía en Roma como titular de la agregaduría comercial, Guillermo Moreno fue el anfitrión de una acción que duró dos días y se desarrolló en la sede diplomática argentina de Piazza dell’Esquilino 2, tanto dentro como en la calle propiamente dicha. Durante ambas jornadas se promocionó primero para cincuenta operadoreslocales la Argentina en su totalidad como destino turístico, con combinaciones de puntos de interés de los distintos corredores en que se dividió el país. Y para público en general y en la vereda –a resguardo de
una de las primeras lluvias del otoño romano–, hubo paella, choripán, espectáculo de tango y hasta una murga.
Tras la ovalada. Como la mira está puesta en los que compiten por cargos en octubre 2015, quienes ya en la Ciudad quedaron fuera de la contienda porque en principio lograron la continuidad en su cargo posaron su dedo en un punto cardinal determinado y, con o sin millaje a favor, partieron a descansar. Tal es el caso de Guillermo Dietrich, quien desde la semana pasada está de viaje en Inglaterra, donde formó parte de la hinchada argentina que en el estadio de Wembley alentó a los Pumas en su partido debut.
Cuatro menos uno. “Hasta que no cambien el repertorio, yo no canto nada”. Con tono campechano se excusó así ante la consulta de una periodista Roberto Lavagna, en vuelo a Salta. El economista viajaba a esa provincia de campaña en la troupe que integran Sergio Massa, José Manuel de la Sota y Gustavo Sáenz. Estos tres y parte de sus equipos entonaron durante todo el viaje canciones folclóricas y cumbieras. Pero según relató la periodista presente, el hit del mencionado trío –porque sabían la letra completa y por la entonación ajustada lograda– fue La llave, uno de los éxito de Abel Pintos.
¿Converso o topo? Las vueltas de la vida, en política, suelen transformar rectas en círculos que se cierran más rápido de lo previsto. Algo de eso tuvo la presencia de Eduardo Buzzi en el acto de Scioli en el teatro Opera Allianz porteño. Si fuera del círculo sciolista, al parecer, recibió críticas, en el acto propiamente peronista, al menos, respondió con sonrisas a quienes le decían: “¿Buzzi, no te equivocaste de acto? Este no es el Broadway”, en alusión al teatro donde se reunió el Frente Renovador.