Tributo a Favaloro cerró por una noche la mentada ‘grieta’. Por unas horas, la “grieta” desapareció o fue disimulada por las buenas costumbres y el protocolo. Y también por el objetivo del encuentro. En el Hotel Alvear, uno de los epicentros de reuniones de este tipo, la Fundación Favaloro celebró sus cuarenta años entre ex pacientes, médicos y demás en torno a ese apellido y organización. Así, compartieron espacio en mesas no tan distantes desde Jorge Lanata y colegas suyos que siguen su línea de pensamiento hasta integrantes del oficialismo que no suelen asistir –o que en esta década han evitado ir– a eventos similares. Allí estuvieron Aníbal Fernández y su competidor en territorio bonaerense Julián Domínguez y Wado de Pedro. También Ricardo Lorenzetti quien esa noche fue uno de los invitados que buscó –y lo logró– sacarse una selfie con Carlitos Balá. El PRO, o mejor dicho el gobierno porteño, sólo estuvo representado por su ministra de Salud, Graciela Reybaud. También en una de las mesas principales estuvo Karina Rabolini, personaje aglutinador de propios y ajenos. Esta característica de la posible futura primera dama generó algún comentario, que de a poco, se va colando fuera de la esfera estrictamente política. Muchos famosos –entendiendo como tales, en especial, a gente de la farándula–, quienes a lo largo de esta última década manifestaron su amistad tanto con Daniel Scioli como con Mauricio Macri, se encuentran ante una disyuntiva cuando se les pregunta a quién votarán en octubre de 2015. Aun aquellos que en público o en privado consideran necesario un cambio de gobierno, se percibe que se sienten incómodos en responder por qué “amigo” se inclinarán. Como ejemplo, basta con leer lo que Susana Giménez respondió a PERFIL el domingo último cuando le plantearon esta disyuntiva. La presencia de integrantes del oficialismo tenía un fundamento adicional, que no era sólo apoyar al equipo médico que operó a la Presidenta en 2013, y era el lanzamiento por parte del Correo Argentino de un sello postal en homenaje al doctor René G. Favaloro, “Pionero mundial del bypass coronario” que esa noche y en el escenario presentaron Liliana y Roberto Favaloro –sobrinos del cardiólogo– junto con De Pedro, Fernández y el presidente del Correo Argentino, Juan Claudio Tristán.
Más vale prevenir… La silbatina con improperios recibida por Daniel Angelici en la despedida de Sebastián Battaglia en La Bombonera la semana pasada, llevó al titular de la entidad a tomar una “medida preventiva” en la presentación oficial de Carlos Tevez. A riesgo de que asistiera mucha hinchada adversa a su gestión que alentara o repitiera escena similar, utilizó sus contactos –que son muchos– en los diversos despachos de los legisladores del PRO para que “invitaran” a sus respectivos empleados a participar de dicho evento deportivo. Incluso se habilitó para que también ocupen asientos en la conferencia de prensa. Finalmente, la concurrencia superó las expectivas y no hubieron insultos ni silbatinas: sólo aplausos y ovaciones...para Tevez.
Placa fallada. No hubo conflicto diplomático pero sí una anécdota que todavía se comenta. Integrantes del oficialismo de la Ciudad homenajearon esta semana a Uruguay descubriendo en una plaza porteña una placa a Manuel Oribe, militar y presidente constitucional uruguayo de 1835 a 1938. El tema fue que en la placa en cuestión se leía “Manuel Uribe”.
Revelación. Sorprendió Eduardo Costantini al revelar días atrás, en una conferencia organizada por la agencia Bloomberg, detalles de su complicación en la administración del Museo de Arte Latinoamericano.Dijo que quería resaltar la importancia de la institucionalidad y de generar recambios en las instituciones. Y lo ejemplificó con su propio museo: “Nació como una empresa unifamiliar y es muy difícil involucrar a otras familias en la gestión. Por suerte ya hay cuarenta que se sumaron y crearon un fondo de US$ 300 mil anuales para la compra de obra, y de a poco van tomando poder. Pero es muy complicado tratar de ser una ‘public institution’ como dicen en Estados Unidos”. En el cóctel posterior y en línea con lo que demandaba dijo no obstante, que comprendía la actitud de los gobernantes e incluso de la Presidenta porque, a pesar de que quiere incorporar a más familias gestoras, se la pasa protestando todos los días por detalles nimios en los espacios públicos del museo.
Sorpresa. La emoción onda Patria Grande campeaba en la noche del miércoles a pleno en los salones de la Casa de Gobierno donde Cristina Kirchner agasajaba a Evo Morales. Emocionada por la ceremonia, Débora Giorgi estaba de parabienes: había sido elogiada por ambos mandatarios por la operación de venta a Bolivia de ambulancias y otros móviles sanitarios de fabricación nacional. La semana pasada, la ministra de Industria había avanzado en la lejana Ekaterimburgo –la puerta a Europa de la Rusia asiática– con operaciones para la compra de dispositivos de gas natural comprimido. Lo hizo con su colega anfitrión, Denis Manturov, y empresarios ligados a Gazprom.