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Brasil: el desafío de encontrar una nueva identidad de clase

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Tapas de revistas, estudios internacionales y hasta una novela, Avenida Brasil, que la pinta como nadie. El fenómeno de la llamada nueva clase media brasileña no ha dejado a nadie indiferente. Es que los números son impresionantes: en la última década, 32 millones de personas pasaron a integrar las clases alta y medias (las llamadas AB y C) y 19,3 salieron de la pobreza, accediendo a bienes de consumo, trabajos en blanco y acceso a la salud y la educación que hasta entonces eran difíciles de imaginar. Los 103 millones que componen la nueva clase media –que hoy suma, según cifras oficiales de la Secretaría de Asuntos Estratégicos del país, cerca del 52% de la población-, tiene características llamativas: el 51% son negros, y 35 millones son jóvenes de hasta 30 años que tienen más formación académica que sus padres, entre otras. Pero no todo es color de rosa. Para Moisés Villamil, académico de la Universidad de Brasilia, “no puede decirse que el país haya cambiado por arte de magia. Esa nueva clase media tiene mucho por hacer: aún tienen un mundo restringido a la familia, al barrio, a sus preocupaciones más inmediatas. Dicen que no desean el estilo de vida de las elites y que prefiere formar sus propias opiniones más que seguir lo que la televisión le dice que tienen que consumir. Allí, entonces, en formar su propia identidad, está su verdadero desafío”, arriesga.