La Noche de la Filosofía es un encuentro que pone en juego la pasión filosófica con los condimentos que tiene desde sus inicios antiguos: la enseñanza, la amistad, la puesta en circulación de la propia palabra, el debate en tensión y, por qué no, también la emoción del pensamiento sometido a los desafíos de nuestro presente, con la asistencia de filósofos de otros países que arriesgan su pensamiento. Uno de los aspectos más auspiciosos de esta Noche es la presencia de tantos jóvenes convocados por el pensamiento filosófico. Esa respuesta nos resulta vital.
Estas características hacen que este espacio sea, fundamentalmente, digno de ser cuidado. Para que crezca, para que siga siendo de todos, para que nos siga interpelando a decir francamente lo que pensamos sin coartadas. Respecto de estas condiciones de la práctica de la filosofía, mi trabajo “Contra el (nuestro) fascismo como forma de vida” se resume así: el fascismo, más que una forma de gobierno, es una forma de vida. Esta relocalización del fascismo, inspirada en Foucault, no como un régimen político integral, se dirige a actitudes de la cultura política que tiñen la convivencia y sobre todo el
debate en cualquier ámbito: la tendencia a la totalización (rechazando la multiplicidad y la diferencia); la actitud compulsiva a solicitar una identificación cuasi policial para intentar clasificar al otro, buscando cierta “pureza”; y la solicitud que nos insta a tomar partido sobre todo en todo momento, a veces eludiendo la reflexión. Las banderías a veces son muros más solidificados que los muros materiales. Hay antídoto: el humor.
*Filósofa.