ELOBSERVADOR
50 años de la CGT de los Argentinos

Cuando combatir al capital fue más que una consigna

Dirigida por Raymundo Ongaro, mítico dirigente de los gráficos, con el aporte de destacadas figuras, como Rodolfo Walsh, la central obrera impulsaba el socialismo y se enfrentó abiertamente a la dictadura de Juan Carlos Onganía.

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Palabras. La comisión de prensa de la CGT de los Argentinos: Rodolfo Walsh, Enrique Coronel, José Vázquez, Ricardo De Luca y Raimundo Ongaro. Ideas expresadas. | #joaquintemes

Surgida como un cuestionamiento a las conducciones sindicales del peronismo sin Perón, en los años 60, fue la expresión más importante del llamado “sindicalismo combativo”. Allí convergieron peronistas, radicales, socialistas y socialcristianos.

Este año se cumple el 50º aniversario de la creación de la CGT Paseo Colón, también conocida como “CGT de los Argentinos”. Los distintos sectores que agrupaban al grueso del sindicalismo mayoritariamente peronista acudían a un Congreso normalizador en busca de una nueva conducción unificada para enfrentar a la dictadura de la autodenominada Revolución Argentina, encabezada por el general Juan Carlos Onganía y su ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena.

El Congreso sesionó durante los días 28, 29 y 30 de marzo de 1968 en la sede de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de la calle Moreno 2969, y se llevó a cabo bajo la advocación de la figura de Amado Olmos, dirigente del gremio de la Sanidad fallecido dos meses antes en un accidente automovilístico, quien había tenido participación protagónica en otros dos Congresos trascendentales para el sindicalismo combativo: el de La Falda (1957) y el de Huerta Grande (1962).

Desde el comienzo se plantearon dos posiciones: quienes pretendían que se reconocieran solo a los sindicatos “en condiciones estatutarias” y quienes sostenían que la unión debía efectuarse al margen de las posiciones estatales. Los primeros, liderados por Augusto Vandor, se retiraron del salón y quienes se quedaron, orientadas por Raimundo Ongaro, secretario general del sindicato de los Gráficos, decidieron iniciar las deliberaciones.

Ongaro será proclamado allí como secretario general de la flamante CGT y al asumir, señalará en su discurso: “Nosotros hemos dicho que preferimos honra sin sindicatos y no los sindicatos sin honra. Mañana nos pueden intervenir. No tenemos aquí ninguna prebenda personal que defender; pues para defender a nuestros compañeros no hace falta el sillón ni el edificio. Lo hacemos porque lo llevamos en la sangre desde que hemos nacido”.

Entre los dirigentes que se destacaron en aquel Congreso se encontraban Ricardo De Luca del sindicato de Navales, que será designado secretario de Prensa, Propaganda, Cultura y Actas; Jorge Di Pasquale y Alfredo Ferraresi, de Farmacia; Julio Guillán, de Telefónicos y Benito Romano, de los azucareros tucumanos (Fotia). Había también dirigentes provenientes del radicalismo como Antonio Scipione, presidente durante 15 años de la Unión Ferroviaria; Patricio Datarmini, que hasta el 2016 fue titular de los Municipales de Buenos Aires, y el socialista Eduardo Arrausi,  de la Federación Unica de Viajantes, entre otros.

Peronismo revolucionario. Compartían espacio dentro de esta central sindical sectores del llamado “peronismo revolucionario”, algunos radicales, comunistas, socialistas y socialcristianos. De la sede de la UTA, la CGTA se trasladará al edificio de la Federación Gráfica Bonaerense, Paseo Colón 738. El 1º de abril, un documento da a conocer la orientación contestataria y exhibe su renovada plataforma política, que incluye el reclamo de institucionalización y la libertad para los gremios. Además, hacen un llamado “a la unión de esfuerzos de todos los sectores nacionales, sin odios ni sectarismos, para que libremente y por convicción, sin injerencias y sin pactos, se alce la voz de todos los que reclaman, se rectifiquen los planes oficiales que tantos padecimientos están causando en nuestro país y en nuestro pueblo, demorando su avance a una civilización moral y materialmente superior”. El documento hacía referencia a las encíclicas papales Mater et Magistra, Pacen in terris y Populorum Progre-ssio, que, señala: “Nos alientan a una revolución social y moral que permita a la humanidad librarse de todas las formas de la opresión”.

El otro sector, liderado por Vandor, José Alonso y Eleuterio Cardozo, entre sus principales referentes, se había constituido en la sede de Azopardo 802, donde deliberó el Comité Central Confederal. Quedaban así conformadas dos CGT como ya había ocurrido décadas antes, pero en este caso, ellas reflejaban la división dentro del peronismo, entre los sectores de izquierda combativa y los encuadrados en la lógica de la confrontación y la negociación con el poder político. Ambas, sin embargo, coincidirán un año después en la convocatoria a un paro general y movilización en las jornadas del Cordobazo.

Mensaje del 1° de Mayo y periódico. El 1º de Mayo del 68, la CGTA emitió un mensaje con los siguientes lineamientos: “La propiedad solo debe existir en función social; los trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir, no solo en la produ-cción, sino en la administración de empresas y distribución de bienes. Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos, deben ser nacionalizados. Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos”.

Ese mismo día se publicaba el primer número del periódico semanal CGT de los Argentinos que dirigen Ricardo De Luca y el periodista y escritor Rodolfo Walsh. Salieron a la calle 55 números y el tiraje total superó el millón de ejemplares cuando salió el Nº 33, el 12 de diciembre de 1968. Salvo los últimos cuatro números que fueron impresos en la clandestinidad y, por lo tanto, distribuidos mano en mano, el resto se vendía en los kioscos. Divulgó las ideas combativas de esa central y denunció lo que llamó “componendas” del poder sindical con el poder militar y el poder económico. Dejó de editarse en febrero de 1970.

El mensaje del 1° de Mayo, dirigido “a los trabajadores y al pueblo”, denunciaba  la situación de “un millón y medio de desocupados y subempleados (que) son la medida de este sistema y de este gobierno, elegido por nadie”. Agregaba: “La clase obrera vive su hora más amarga. Convenios suprimidos, derecho de huelga anulado, conquistas pisoteadas, gremios intervenidos, personerías suspendidas, salarios congelados”.

En la sede de Azopardo 802, mientras tanto, se había conformado un nuevo Comité Central Confederal integrado por los dirigentes de los grandes gremios. Se habían reunido el 5 de abril con la presencia de Vandor y Alonso. También se encontraban entre otros, el dirigente de la Carne Eleuterio Cardozo, Vicente Roqué de Molineros y Ramón Baldassini, quien hasta el 2017 ocupó la titularidad del gremio de Correos. Este sector decidirá suspender a todos los gremios “participantes en el Congreso de la calle Moreno”. Quedaba así confirmada la fractura. Con la presencia de 93 delegados representantes de 52 organizaciones, preparará un Congreso extraordinario que elige como secretario general de la central sindical a Vicente Roqué moviendo los hilos y digitando los cargos, junto a Baldassini. Detrás estaban los “peso pesados” del sindicalismo peronista; Vandor y Alonso, acompañados por Cardozo, Maximiliano Castillo y Adolfo Cavalli, entre otros.

Huelga general y Cordobazo. Al iniciarse 1969, la CGTA comienza a sufrir deserciones mientras que la de Azopardo 802 busca aglutinar sindicatos teniendo como leitmotiv la unidad peronista impulsada desde las 62 Organizaciones.

El 30 de mayo, la CGT-Azopardo –orientada por Vandor– y la CGT-Paseo Colón –que lidera Ongaro– coinciden en una huelga general que tiene un fuerte efecto pese a las restricciones que imponía el régimen militar. En Córdoba, el movimiento de protesta liderado por Agustín Tosco (Luz y Fuerza), Elpidio Torres (Mecánicos) y Atilio López (UTA) concita un amplio respaldo de obreros y estudiantes que se lanzan a las calles y son reprimidos por fuerzas policiales y militares. Se produce el Cordobazo y cambia el escenario político nacional, produciendo un cimbronazo que precipitará tiempo después el desplazamiento de Onganía.

Un mes más tarde, el lunes 30 de junio, Vandor es asesinado en la sede de la UOM de la calle La Rioja en una operación comando adjudicada por un grupo guerrillero aunque nunca del todo esclarecida, y ese mismo día el Poder Ejecutivo decreta el Estado de Sitio, interviene más sindicatos y detiene al líder de la CGT de Paseo Colón, Raimundo Ongaro. Las dos vertientes del sindicalismo habían confluido circunstancialmente en su enfrentamiento con el régimen militar, pero volverían a bifurcarse los caminos profundizándose la brecha entre los líderes de los grandes gremios encuadrados en el modelo peronista tradicional, que mantenían el monopolio de la confrontación y la negociación con el poder político, y las corrientes clasistas y combativas que movilizaban el sindicalismo de base, algunas de cuyas vertientes participarían de la lucha armada.

Curiosamente, Ongaro sobrevivirá a todas las batallas, enfrentamientos, persecusiones y matanzas que le siguieron. Detenido y perseguido durante el tercer gobierno peronista, asesinan a uno de sus hijos y marcha al exilio en 1975; regresa al país con el retorno de la democracia en 1984 y permanece al frente de la Federación Gráfica Bonaerense, gremio que lideró desde 1966,  hasta su muerte el 1º de agosto de 2016, a los 92 años. Ningún dirigente gremial de primera línea tuvo tan dilatada y fragorosa trayectoria.

 

Fuerte compromiso social y cultura militante

La experiencia de la CGT de los Argentinos, en sus cuatro años de existencia, dejó sus huellas en la trayectoria del sindicalismo y la política de los años 60 y 70. En sus cuatro años de existencia reunió a organizaciones sindicales y políticas del peronismo revolucionario, la izquierda y la Iglesia Tercermundista. Convergieron también organizaciones estudiantiles, grupos de intelectuales, profesionales y artistas y no faltaron “alcahuetes de los servicios”, según testigos y protagonistas de la época. Además del semanario dirigido por Rodolfo Walsh y cuya redacción integraban entre otros Rogelio García Lupo y Horacio Verbitsky, de allí salieron expresiones de militancia artística como las del pintor Ricardo Carpani, o las del Grupo Cine Liberación que produjo la película La hora de los hornos, de Fernando “Pino” Solanas y Octavio Getino.

* Autores de La lucha continúa. 200 años de historia sindical en la Argentina. (Vergara, 2012), entre otros libros.