ELOBSERVADOR

Donde la muerte no vale

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En otro contexto, una muerte como la de Santino implica imputar el delito de homicidio culposo o inclusive doloso si se menospreció el resultado de la muerte no dando la atención médica necesaria y adecuada. Pero, en el lugar de encierro, en las jaulas del sistema penitenciario bonaerense, una muerte es un resultado aleatorio, mágico, azaroso como la caída de un rayo. El nexo de causalidad no se vincula a comportamientos humanos, no aparece un nombre y apellido de quien por su obrar o no actuar produjo la muerte, sino que se atribuye a algo evanescente que resulta indetectable, un conglomerado denominado “sistema”.

Entonces, la muerte de un niño enjaulado con su madre –para esa perversa interpretación– es un hecho tan inevitable como la lluvia o el viento. El “sistema”, para ellos, es como la naturaleza: ingobernable, autosuficiente, sin responsables. O, mejor dicho, con responsabilidades, pero incondenables los autores por estar más allá del bien y del mal. La vara de la ley no los alcanza porque los jueces y fiscales –como antiguos sacerdotes paganos– entregan esos sacrificios humanos para saciar la implacable voracidad del “sistema”, que es un dios temido y venerado. El sistema es el aparato de poder que tritura, que mata, que tortura, que extermina, y frente al cual sólo queda –en esa visión cómplice– sacrificar víctimas en su altar para calmar su ira. Pero decimos vivir en un mundo civilizado, hemos suscripto tratados internacionales, tenemos un plexo normativo con vértice en la Constitución Nacional, y todo ello impone obligaciones, deberes de los funcionarios del Estado y también están marcadas sus responsabilidades. Ese crimen se debe investigar sin complacencia burocrática. Y las omisiones que se dieron para que ello sucediera deben resolverse con premura: unidad sanitaria, ambulancia apropiada, médico pediatra, medicamentos, debe ser todo provisto por el Estado.
Ese aparato de poder que encierra es responsable, y la cadena de integrantes de ese “sistema” debe responder por las consecuencias de una muerte como la de Santino, el niño del hombre que no pudo ser

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* Ex fiscal general de Bahía Blanca y copresidente de la Comisión Provincial por la Memoria.