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Una práctica oculta, pero presente en la Argentina

El matrimonio infantil es siempre forzado

Desde Misiones a la Ciudad de Buenos Aires, en todas las provincias argentinas hay uniones infantiles. A veces dictadas por mandato familiar, otras como una forma de protección o ascenso social. Las niñas, casadas con hombres mayores de edad, son las más afectadas por esta práctica, que está más cerca de nosotros de lo pensado.

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El matrimonio infantil, una práctica oculta, pero presente en la Argentina. | feim

En algunas provincias argentinas la primera menstruación, el momento de desarrollo femenino, no es un símbolo de bienvenida a la adolescencia o un reflejo de la vida y la fertilidad, más bien es un momento crítico, de alerta. En Misiones, una niña de 12 años, cuyo nombre no es revelado para mantener su privacidad, comienza a ser deseo de los hombres del pueblo, así como de los visitantes. Los padres de la chica la entregan en matrimonio a un señor de la comunidad, mayor de edad, para que la niña sea protegida de los otros que esperan abusar. Ahora, la niña está casada, y los hombres del pueblo no se le acercan porque respetan a su marido. Los padres cuidan a su niña del abuso externo, pero en cambio, la adolescente se convierte en víctima del abuso de su propio esposo. Esta secuencia se repite una y otra vez, y no solo en Bangladesh, India o Pakistán. Uno creería que el matrimonio infantil es algo o bien lejano, o del pasado. Se lo asocia comúnmente con comunidades de Oriente, o de África, pero esta realidad está más cerca de lo pensado. En Misiones, un 7,2% de las niñas están casadas. Un 6,9% en Chaco, y un 6,4% en Formosa. Si se habla de números absolutos, Buenos Aires encabeza la lista de provincias con más cantidad de niñas unidas. En mayor o menor porcentaje, en todas las provincias del país hay matrimonios infantiles. Y en Misiones, Chaco y Formosa, todos los departamentos presentan una alta tasa de uniones infantiles. 

Argentina. En Argentina, el 4,7% de las niñas se casaron o unieron antes de cumplir los 18 años. Hay 132.398 adolescentes de entre 14 y 18 años que se encuentran unidas en el país. Las mayores frecuencias se encuentran en la región del Noreste, conformado por Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones; luego el Noroeste, seguido por la región Centro y la Patagónica. Las provincias que superan el promedio nacional son Santa Fe y Entre Ríos, que tienen un 5,4%; sigue Corrientes con 5,3%, al igual que Santiago del Estero; luego Salta con 5% y La Rioja con 4,9%.

Los registros presentados surgen de un informe de la organización FEIM, Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, presidida por la doctora y activista Mabel Bianco. El trabajo,“El matrimonio y las uniones convivenciales infantiles en Argentina, que contó con el apoyo del Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para eliminar la violencia contra la mujer, constituye un evento único. La información preexistente sobre los matrimonios infantiles es fragmentada y esporádica, de aquí la importancia de estas cifras, este estudio y los siguientes testimonios. No hay antecedentes de números de este tema en Argentina; es la primera vez que se construyen los datos. La palabra “construir” es utilizada porque este estudio toma dos datos que han podido recabarse hace tiempo: la edad y la convivencia, ambos datos consultados en los censos nacionales. Para este estudio, dirigido por Bianco y la licenciada en Psicología, con maestría en Sociedad, Género y Políticas Públicas Cecilia Correa, se “analizaron los datos de niñas y adolescentes de 14 a 17 años inclusive, unidas en matrimonio o convivencia infantil en cada una de las provincias, según los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Los registros que se presentan provienen del análisis de la información que surge de la pregunta 24 del censo: ¿convive en pareja o matrimonio?”

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Forzado. El matrimonio infantil es siempre forzado. Los menores de edad son demasiado jóvenes para encontrarse psicológicamente preparados para tomar esta decisión de forma consciente e informada. Entre las consecuencias se ve violado el derecho a la educación, los derechos sexuales, la posibilidad de elección, de vivir una vida sin violencia, y la capacidad de autonomía económica. No siempre el matrimonio es formal y ante autoridades civiles; de hecho, en la mayoría de los casos las uniones son informales o celebradas en ceremonias tradicionales, y no hay registro de tales vinculaciones, lo que dificulta su cuantificación. Algo que se ve en el Gran Buenos Aires es que no tenemos matrimonios, sino uniones que son incluso mucho peores, porque no están legisladas, nuestra ley no lo permite y no aparecen datos en ningún lado, explica Bianco. El matrimonio infantil tiene casi el doble de incidencia en las zonas rurales, frente a las ciudades. Y las niñas pobres y las indígenas son particularmente vulnerables a estas uniones.

Violencia de género. América Latina y el Caribe, antecedido por África y Asia, es el tercer continente con mayor porcentaje de uniones infantiles: 25% de las mujeres se casan antes de los 18 años, lo que equivale a más de 82 millones de niñas. En los últimos diez años el matrimonio infantil ha disminuido en el mundo, a excepción de esta región. La Convención de los Derechos del Niño reconoce que las uniones infantiles afectan más a las niñas; es, por lo tanto, una forma de violencia de género. 

La Provincia de Buenos Aires, la jurisdicción más habitada, tiene bajo promedio en relación con la cantidad de habitantes, pero en términos absolutos encabeza la lista con 49.510 niñas casadas. En cuanto a madres de 15 a 19 años en convivencia, nuevamente lidera con 83.228 casos. La Ciudad de Buenos Aires tiene la menor tasa, con un 2,3%. En cuanto a localidades, el departamento de Ramón Lista, Formosa, posee la mayor tasa con un 15,4%: el doble de la tasa provincial.“En dicha localidad, más del 80% de la población es indígena, principalmente de la etnia wichi. Este departamento y el de Bermejo, Formosa, colindan con el departamento de Rivadavia, Salta, y Tapenagá, Chaco, constituyendo la zona del Impenetrable. Un espacio poco habitado y en el que su población es fundamentalmente indígena de los pueblos qom y wichi”, se lee en el informe. 

Justamente en Ramón Lista, específicamente en la localidad de El Potrillo, Betty, docente de Educación Primaria, rompe el destino familiar. Su madre y su abuela tuvieron una unión temprana, pero ella, en cambio, realiza un taller para discutir el tema entre generaciones: “Aquí se considera que es normal Niñas con adultos. Es así desde hace mucho tiempo. Cuando a las chicas se les habla de abuso, se sorprenden. Se juntan por embarazo, o las obliga la familia, no solo los padres porque en nuestra cultura toda la familia se involucra. Las niñas tienen sueños, proyectos de vida. Algunas son analfabetas y tienen deseos de estudiar, de no ser como las otras que se casan. Estamos recién en la etapa de charlar del tema, pero ellas te dicen:‘si todas lo hacen”. Betty prefirió que no apareciera su apellido en este artículo: “Me gusta ayudar a los demás. No quiero sentir miedo, tengo acompañamiento de otras mujeres”. 

Tratados. En Formosa, una adolescente queda embarazada, y continúa el curso del ciclo luego de que el padre del futuro bebé, mayor de edad, decida que es tiempo de irse a vivir juntos. Ella tiene 16 años, por lo que no es penado por la ley que su esposo tenga 50. Estas circunstancias se repiten. “Estoy embarazada, entonces mi mamá y mi papá hicieron que mi marido se hiciera responsable”, dice uno de los testimonios del informe. 

Argentina ha firmado muchos tratados internacionales en los que se condena el matrimonio infantil. Incluso hay leyes locales que lo denuncian, directa o directamente. La Ley 25.673 de Salud Sexual y Reproductiva habla de la toma libre de decisiones, de prevenir embarazos no deseados y de cuidar la salud sexual de los adolescentes; la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, por nombrar algunas. Sin embargo, todas estas legislaciones parecen no ser suficientes para que la práctica exista. La Ley 2.393 de Matrimonio Civil prohíbe la unión de mujeres menores de 12 años, y en el caso de los hombres, la prohibición es para menores de 14 (artículo 9°). Esta edad es definitoria para la vida de las niñas: no solo la adolescente se desarrolla, sino que comienza la posibilidad de contraer matrimonio. 

Sin embargo, el artículo 10° de dicha ley establece:“La mujer mayor de 12 años y el hombre de 14, pero menores de edad, y los sordomudos que no saben darse a entender por escrito, no pueden casarse entre sí ni con otra persona, sin el consentimiento de su padre (...) o sin el de la madre a falta de padre, o sin el del tutor (...). No solamente cabe destacar que la decisión de ambos progenitores no es equitativa, y la del padre tiene prioridad, sino: ¿qué sucede cuando los padres son los que autorizan y propician esta unión? En muchos casos de matrimonios infantiles son los mayores los que buscan y autorizan el encuentro. Aquí surge indagar en los motivos que impulsan semejante decisión. 

“Nos dicen las madres que llegada determinada edad, entre los 13 y los 14 años, las niñas pasan a ser objeto de los señores que pasan por las rutas, que van y vienen de Brasil. Las niñas son buscadas, abusadas, y si quedan embarazadas no hay nadie que se haga cargo. Uno ve el embarazo, pero no lo que hay detrás; esta es una de las razones por las que el tema está escondido. Las mujeres creen que en estos casos es preferible que se sepa en la comunidad que la niña está unida y que tiene un varón que la protege. Y para los hombres de la comunidad, cuando saben que la niña está conviviendo, respetan al esposo, no a la niña”, cuenta Bianco. Se le consultó a la doctora si la idea detrás de esta lógica es privilegiar que la niña sea abusada por un solo hombre en su casa y no por muchos en la calle, y respondió: “Esa es la idea. Te dicen las madres: Preferimos que se unan. Ellas mismas hicieron lo mismo, como una forma de protección para que no las violen. Luego de la unión se les acorta el panorama y ninguna de las chicas sigue estudiando, pasan a ser las sirvientas de la casa del señor.

No queremos transmitir el mensaje de que las chicas no se casen sino que, si lo quieren, sea una decisión tomada por ellas mismas. En la mayoría de estas uniones aparece el embarazo, la deserción escolar y el tema de los cuidados: las chicas no solo se hacen cargo de sus hijos, sino que también de los hijos de la pareja, de las personas adultas y de todas las tareas de la casa”, explica Correa. 

Chaco. “En Chaco una niña nació y vivió en la pobreza toda su vida. La marginalidad acompaña a su familia desde hace décadas. No tienen agua potable ni una vivienda digna. La posibilidad de que la niña se case con un hombre que vive en mejores condiciones es la única que tiene la familia para que su hija rompa la línea generacional de pobreza. Sus padres arreglan un matrimonio como única posibilidad de ascenso social, como una forma de tener una mejor vida económica. La lógica aquí no está, por lo menos en algunos casos, en la“venta de la niña, sino en la entrega de esa niña con el propósito, bueno o malo, de que el día de mañana tenga una mejor vida. Encontramos en algunos lugares que a los 13 años las madres las mandan al mercado solas, para ver si algún hombre las ve. Ahí entra la cosa económica, aunque no es algo que pasa solo entre los pobres, es que con plata se puede tapar”, aclara Bianco. 

Una de las innovaciones de FEIM es la creación de un Índice de Predicción de Riesgos de Uniones Tempranas en los Hogares, que considera los indicadores que provocan mayor o menor riesgo de uniones infantiles. Las dimensiones consideradas son: la historia nupcial, que“se refiere a la ascendencia de uniones tempranas en las madres de las niñas y adolescentes, la naturalización en las familias; la dimensión de historia educativa, que“busca dar cuenta de la escolaridad actual y su abandono, y por último el indicador de pobreza e indigencia estructural. En el último caso, las uniones son un proyecto de salida de la vida marginal.

El resultado arrojó que el 48% de los hogares de Misiones tienen riesgo medio, el 42% en Formosa, y el 64% en CABA. Un 34% de los hogares en Formosa tienen riesgo alto, y un 7% en Misiones. Un 16% de hogares en Formosa tienen riesgo crítico. “Este proyecto tuvo como primer gran paso visibilizar que existen los matrimonios infantiles en Argentina, afirma Correa. Finalmente, es importante señalar la relación entre las uniones infantiles y la violencia. Casi la mitad (46%) de las chicas de 18 años unidas sufre violencia. Las denuncias de género se duplican cada vez que la adolescente cumple años: a los 16 años el 12% sufre violencia, y a los 17, el 29%.