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El microespionaje: todos nos espiamos entre todos

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Mientras la NSA espía a medio mundo, miles de usuarios de Facebook miran (o espían) la foto de la amiga de un amigo; usuarios de Twitter leen que una persona a la que siguen está de vacaciones; un padre que sospecha de su hijo abre su mail y lee los correos y un novio inseguro agarra el celular de su pareja y repasa las charlas en WhatsApp.

Como el personaje de Hitchcock que, sentado a la ventana de su casa, mira (o espía) a sus vecinos, hoy, sentadas ante sus pantallas, millones de personas miran lo que otras publican en redes sociales. Con la naturalización de plataformas para compartir información, el ciberespionaje ya no es exclusivo de Estados transformados en Grandes Hermanos, es accesible a todos.

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Como explica Enrique Chaparro, presidente de Vía Libre, “si nos preocupa cuánto los Estados se meten dentro de nuestros colchones, lo cierto es que voluntariamente transaccionamos nuestros espacios privados a cambio de recompensas como puntos para comprar computadoras”.
Beatriz Busaniche, fundadora de Wikimedia Argentina, señala: “La exhibición de la vida privada en internet es una manera de conectarse a partir de la transformación de las redes sociales en un nuevo espacio público. Y está el morbo de mirar y ser mirado. No en vano tienen tanto éxito los realities, formas de instalar la idea de que está bien exhibirse que naturalizan la exposición. La idea de que si no te ven no existís”.

Facebook, Twitter, Instagram o los smartphones se vuelven registros de nuestro día a día en un espacio que creemos paralelo y privado pero que está acá, al alcance de cualquier gobierno, empresa o ciudadano. Según Busaniche, “la red no es ajena a nuestra vida. Nadie debe hacer en la red lo que no haría en la vida real. No debemos publicar datos que no daríamos en nuestro día a día. Si nadie pone en la puerta de su casa un cartel que dice que se fue de vacaciones, ¿por qué lo publica en Twitter? Si nadie muestra por la calle una foto suya en bikini a desconocidos, ¿por qué la publica en Facebook?”.
Mientras crecen fenómenos como el robo de identidad y el stalkin virtual (personas que persiguen o acechan a otras a través de las redes sociales), desde Vía Libre coinciden en que “pocas veces en la historia hemos adoptado herramientas de este tipo con tal grado de irresponsabilidad. ¿Quién se pregunta e investiga sobre cómo es que funcionan las tecnologías y las redes que utilizamos día a día? Nunca tuvimos tecnologías que impactaran tanto sobre nuestras vidas y cuyo funcionamiento desconociéramos tanto. Por eso hay muchos aspectos que debemos replantearnos”.