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El Negro que defiende a Videla

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La Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata tenía cupos de hasta cuarenta o cincuenta alumnos en tiempos de la dictadura. Su viejo edificio se alzaba en Funes y Peña, y recién fue mudado a su ubicación actual en 1996. Allí, derruida la exclusividad de ingreso por arte y parte de la democracia, inició en 1984 su carrera de abogado un joven de Punta Alta llamado Ricardo Echegaray. Echegaray no solía reconocer ante sus pares de curso su paso previo por la Escuela Naval, pero tenía actitudes que lo delataban como “el típico facho” recién llegado del interior. “Se vestía como un conservador del campo. Camperita ajustada al cuerpo y pañuelo al cuello, estilo Top Gun”, lo recuerda uno de ellos. Tras la dictadura más feroz de la historia argentina, aquéllos eran tiempos de derribar muros y alumbrar oscuridades. Y una manera de hacerlo era participando políticamente en la flamante vida democrática, como hacían muchos jóvenes. (...)
Los jóvenes estudiantes liberales jugaron fuerte en su debut electoral. “UPAU: para enderezar la Franja”, decían los afiches que habían impreso y colgado en todos los pasillos de la universidad. Lejos de intimidarse, los militantes de la UCR fotocopiaron la imagen de una banana y la pegaron sobre esos afiches, justo arriba de la palabra “Franja”. Difícil enderezar una banana. Fue una manera poco sutil de tratar a sus adversarios de la UPAU como “gorilas”; de tratarlos como a gente que despreciaba los nuevos movimientos populares democráticos y prefería mantener el statu quo, sin condenar ni la trágica historia argentina ni a sus protagonistas. Esa descalificación de viejo cuño peronista no les calzaba mal a algunos integrantes de aquella UPAU marplatense, que en su mejor elección llegó a obtener el 22% de los sufragios del estudiantado. “El Negro era uno de los más entusiastas a la hora de ponderar a los militares por su tarea contra la guerrilla. En más de una ocasión lo hemos oído gritar ‘viva el general Videla’”.
La revelación es parte del relato que uno de los integrantes de la desaparecida UPAU hizo mucho tiempo después, en 2009, al periodista Santiago Fioritti, del diario Clarín.
No bien ingresó a la Facultad, Echegaray ya era conocido por el apodo que le habían puesto sus compañeros de origen más acomodado: El Negro. No había sido una frase aislada.
Removiendo la historia universitaria marplatense, surgen muchas anécdotas que lo ubican defendiendo a los militares que no dudaron en utilizar la fuerza del Estado para matar y desaparecer a gran cantidad de personas en los años de plomo de la dictadura