Boff cree que el hecho de que Jorge Bergoglio haya tomado a San Francisco de Asís como gran inspirador de su pontificado es muy significativo. “Lo que tanto admiro en el Papa es su espontaneidad, su capacidad de inventar gestos de humanidad y su coraje en criticar el sistema capitalista especulativo que, muy sencillamente, llama “perverso”. Abraza con cariño a los más castigados, no discrimina a nadie: ni musulmanes ni ateos. De San Francisco aprendió a ponerse siempre al lado de los pobres, aprendió la sencillez, la voluntad de sacarse de encima los títulos y las formas del poder, y aprendió la apertura al diálogo con cualquiera. San Francisco se fue a hablar con el sultán en el medio de una cruzada, volvió y dijo al Papa que los cristianos no hubieran tenido que hacer cruzadas porque se trataba de un pueblo profundamente religioso. Haber elegido llamarse Francisco no fue sólo elegir un nombre, fue elegir un camino para la Iglesia”.
Filantropía y asistencialismo. Para el teólogo brasileño, “la exhortación del Papa a los movimientos sociales, a la lucha para conseguir el respeto de los derechos de los pobres, tiene que ser entendida dentro de la trayectoria personal de Bergoglio. Una de sus abiertas polémicas con Cristina Kirchner cuando era arzobispo de Buenos Aires fue sobre la manera de ayudar a los pobres. El insistía: no sirven la filantropía ni el asistencialismo de Estado, lo que se necesita es justicia social y redistribución de la renta. Realizar la justicia social implica reformar las estructuras del Estado y la mentalidad de los ciudadanos contaminada por el individualismo capitalista. Otra recomendación del Papa: ninguna solución para los pobres será eficaz si no incluye a los propios pobres como sujetos activos en su realización”.