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Yuval Harari, polemista de la evolucion

“El próximo paso de la humanidad será convertirnos en nuevos dioses”

Para el historiador israelí, gracias a la ciencia somos mucho más poderosos que antes. Tanto, que no es inimaginable que en un futuro transformemos nuestro cuerpo hasta parecernos a divinidades. Algo que, sin embargo, no nos hace felices.

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Los seres humanos no han parado de evolucionar en los últimos veinte mil años, desde que comenzó la revolución cognitiva que les permitió diferenciarse de las otras especies y, luego, emprender la revolución agrícola, que los llevó a domesticar a otros animales y desarrollar el cultivo de diferentes alimentos. Sin embargo, los mayores avances se dieron tras la revolución científica, que les abrió la puerta para dominar el planeta y cambiar las propias fuerzas de la naturaleza.
Según el historiador israelí Yuval Harari, la ciencia se centrará en el futuro en la profundización de la investigación sobre cómo modificar el propio cuerpo humano y en la creación de vida tanto orgánica como inorgánica.
“La revolución científica nos ha dado mucho más poder que antes, tanto más que nos estamos volviendo dioses, nos está otorgando capacidades divinas de creación y destrucción”, afirma el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén en una entrevista con Perfil durante su reciente visita a la Argentina para presentar su libro De animales a dioses: breve historia de la humanidad.
—¿Todos estos cambios forman parte de una nueva revolución?
—Creo que la revolución científica está en su inicio y aún no hemos visto nada. Si creemos que los aviones o las bombas atómicas son los logros más grandes de la ciencia, estamos equivocados. Lo que veremos en los próximos dos siglos será mucho más deslumbrante e influyente de lo que se ha descubierto hasta ahora. Estamos cambiando las leyes básicas del juego de la vida. Durante cuatro mil millones de años no se mudó nada en las leyes esenciales de la vida, en los principios elementales de la selección natural y de la química orgánica. Ahora esto se está modificando, porque estamos viendo vida que evoluciona no por la selección natural sino por el diseño inteligente. Los humanos diseñan a propósito nuevas criaturas, virus, animales, y la vida está a punto de liberarse del campo limitado de la química orgánica hacia formas de vida inorgánica. Los cyborgs, la inteligencia artificial y los virus informáticos son parte de esto. Esta va a ser la gran revolución no sólo en la historia sino también en la biología. La gran pregunta es qué es lo que la inteligencia artificial les va a hacer al mundo, a la sociedad y a los seres humanos.
—¿Cuál será la próxima evolución que tendrá el ser humano?
—La siguiente fase de la historia va a ser la revolución en la humanidad misma. Durante toda la historia hemos tenido avances en la sociología, la economía y la tecnología, pero nos mantuvimos iguales, con el mismo cuerpo y cerebro que hace diez mil o veinte mil años. En el futuro vamos a estar cambiando nuestros cuerpos, cerebros y mentes. Vamos a mejorarnos para convertirnos en dioses, a entrar en un proceso de adquirir la capacidad de crear seres vivientes de acuerdo con nuestras necesidades o semejanzas, de transformar el aspecto de nuestro cuerpo, de comunicarnos y viajar instantáneamente por el espacio y hasta la inmortalidad, que era una característica propia de los dioses, con ayuda de la tecnología. No sé cuál va a ser el resultado, pero los principales elementos que se producirán en el futuro no van a ser textiles, vehículos o comida, sino cuerpos, mentes y cerebros.
—En su libro habla de la creación de cyborgs, ¿hacia allí apuntan los nuevos desarrollos tecnológicos?
—Cómo va a ser no lo sabemos, pero de lo que podemos tener certeza es que somos una de las últimas generaciones de Homo sapiens. Es poco probable que existan dentro de doscientos años personas como nosotros. No es que nos vayamos a destruir en una gran catástrofe, sino que vamos a adoptar la tecnología para cambiarnos a tal punto que los seres dentro de cien o doscientos años van a ser más diferentes de nosotros de lo que lo somos de los neandertales.
—¿Por qué hace tanto hincapié en esta faceta del desarrollo de la ciencia y no en la conquista del espacio?
—Es menos probable e interesante llegar a Marte o hacer una colonia en la Luna que cambiar nuestros propios cuerpos y mentes. La clave para la conquista del espacio exterior va a ser cambiar a los humanos, crear otros tipos de entes inteligentes. Tenemos grandes dificultades para la exploración del espacio porque necesitamos oxígeno y comida, por lo que la exploración fuera del sistema solar directamente es algo muy lejano. Si creamos cyborgs o inteligencia artificial, resolvemos el problema. La inteligencia artificial vive en una computadora, no necesita agua ni oxígeno, y puede vivir mucho más tiempo que los seres humanos. La Nasa está estudiando la posibilidad de enviar avatares que se controlan a la distancia y crear interfaces cerebrales computarizadas directas con los hombres en la Tierra. Aun cuando hablamos de la conquista del espacio, la clave es cambiar el cuerpo humano y el cerebro o la creación de cyborgs o inteligencia artificial.
—¿Por qué estamos enfrascados en buscar todos estos cambios?
—Los seres humanos son impulsados por la misma raíz, la insatisfacción, y tratan de revertirla de diferentes formas: mediante
posesiones materiales, el prestigio y el estatus social y las creencias religiosas. En lo más profundo de nuestra mente, no importa lo que uno logra o gana o los placeres que disfrute, lo que siempre queda es una cierta insatisfacción por querer más, algo mejor. Esto ha llevado a la humanidad a esforzarse cada vez más en invenciones.
—¿Podrá el ser humano controlar esto alguna vez?
—La clave es comprender la mente humana, cómo funciona, porque el sufrimiento y la felicidad son procesos de la mente. El problema es que invertimos mucho esfuerzo en cambiar el mundo exterior, nuestro cuerpo, y todavía tenemos problemas para conocer cómo funciona nuestra mente. Mientras continuemos poniendo todos nuestros esfuerzos en modificar la parte exterior, es poco probable que las personas sean más felices de lo que son. Debemos invertir más tiempo y energía en entender nuestra propia mente y entonces podremos crear un mundo mucho más feliz.

 

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La evolución de la humanidad es algo que desvela a científicos, antropólogos, psicólogos, sociólogos, historiadores e, incluso, a economistas. Cada uno ha aportado una visión diferente de cómo el Homo sapiens se desarrolló y llegó a conquistar el mundo según su especialidad, pero pocos han incursionado en la mezcla de todas estas corrientes para entender el problema.
En su libro De animales a dioses: breve historia de la humanidad, Harari explora las grandes corrientes de la historia que han modelado nuestra sociedad y personalidad a través de la conjunción de todas estas ideas, y llega a la conclusión de que se han producido tres grandes revoluciones que marcaron para siempre a la humanidad: la cognitiva, la agrícola y la científica.
A través de este estudio busca explicar lo que podrá acontecer con el Homo sapiens en los próximos siglos y las consecuencias que sus avances científicos podrían traer para su propia existencia futura.
El historiador israelí es autor de varios libros. En su último, best seller, plantea una nueva idea que vincula el progreso científico con la política y el cambio económico que posibilita las futuras transformaciones culturales.