Se ha hablado mucho (tal vez, demasiado), con rigor o sin él, del “relato K”, algunas veces confundiendo “relato” con “discurso” y otras criticando el relato por ficticio. También se le ha reclamado al gobierno de Cambiemos tener un “relato C” o un “relato M”. Parecería que el Gobierno se niega –hasta ahora– a constituir un esquema narrativo que explique y permita tener una referencia que dé sentido a las acciones y decisiones de sus políticas públicas.
Más allá de la discusión de la necesidad o no del relato, identificar el conjunto de esquemas de referencia que constituyen el trasfondo o el modelo cognitivo que representa, proyecta y utiliza el gobierno para soportar su discurso puede servir para comprender por qué es mejor o peor entendido por la sociedad. El modelo cognitivo a reconstruir es el soporte conceptual subyacente que permite organizar el discurso, pero que también termina ordenando la interpretación que la ciudadanía y la prensa hacen de él.
Mauricio. El modelo cognitivo de Cambiemos se puede encontrar principalmente en los discursos del presidente Macri. ¿Cómo se compone este modelo cognitivo? ¿Qué esquemas tiene y qué consecuencias puede generar? El modelo cognitivo de Cambiemos es el modelo “del trabajador serio”. Expresado de modo más común, es el modelo del “serio”, del “correcto”, del que “quiere hacer las cosas bien, por hacerlas bien”. Lo expresa el Presidente de modo directo cuando “basta de la viveza criolla”, “trabajemos todos los días”, “vamos en la dirección correcta”.
Complejidad. Para ver mejor el “modelo C”, se puede identificar el modelo cognitivo del discurso o del “relato K”. El “relato K” se apoya en un modelo formado por varios esquemas de referencia, lo cual lo hace un poco más complejo. El modelo cognitivo del discurso K está construido con un esquema que puede denominarse “heroico”: hay un héroe y una heroína que llegaron para salvar al pueblo de muchos males y para resolver muchos problemas históricos para los argentinos.
El modelo “heroico” es una estructura antiquísima en las culturas humanas, pero sigue funcionando. Desde el primer discurso del ex presidente Néstor Kirchner (NK) cuando anunció que “no había llegado hasta acá para dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada”, hasta el último discurso de CFK en la Plaza de Mayo en el que dice: “Nosotros vinimos a saldar esa deuda que también era una deuda de todos en la democracia y de todos los partidos políticos pero nosotros teníamos mayores responsabilidades”, el “modelo heroico” está presente.
La base del “modelo heroico” la tenemos en el Himno Nacional: “Juremos con gloria morir”. Todos los argentinos de cierta edad nos hemos emocionado, aunque sea un poco, cantando esta estrofa. El “héroe” y la“heroína” junto con el “movimiento” son los responsables de resolver los problemas históricos de los argentinos. Y desde el punto de vista histórico, CFK puede interpretar su recorrido político como un verdadero “sacrificio”, sobre todo a partir del fallecimiento de NK.
Este “modelo K” de heroísmo y sacrificio es aceptado por una cantidad importante de ciudadanos. El “modelo K” plantea una relación especial con los otros: “Nosotros contra todos los que nos quieren engañar”. Por eso, aparece también el esquema del “vivo”: “a mí no”, “a mí no me engañan”, “a mí no me c…”. NK dice en su último discurso en Santa Cruz: “Voy a poner todo mi sacrificio y esfuerzo para que la transformación de Santa Cruz se profundice, para que hagamos honor a esos grandes patriotas nuestros, a esos grandes pioneros”.
El “sacrificio” del héroe se combina con la inteligencia del “vivo”: “Y no se confundan, podemos haber estado distraídos un ratito, un ratito no más; ahora volvemos por nuestros fueros, volvemos por la victoria, volvemos por nuestras banderas, volvemos para levantar esta querida provincial…”. La combinación de estos dos esquemas (el heroico y el del vivo) aparece constantemente. El sacrificio y la inteligencia del héroe para llegar a la meta, que es el beneficio del pueblo: esquemas de referencia del “modelo K”.
El “modelo C”, en cambio, es un modelo más aburrido, más racional y con una carga emocional menos evidente. Plantea que “hay que decir la verdad”, que “hay que ser sinceros”, “trabajar en equipo”, “planificar y hacer las cosas correctamente”. El modelo del “serio” demanda “hacer los deberes”, es decir, como dicen los chicos, “hacer la tarea”. Pero no de manera genial, sino de forma “prolija”, persistente, todos los días, sin parar. Pero además, el “modelo C” propone: la aceptación de la interdependencia mundial y el trabajo hacia la inserción de la Argentina en el mundo; el aprender de experiencias buenas que se han producido en otros lugares y épocas; calcular racionalmente nuestras necesidades y capacidades de transformarnos en confiables para nosotros y para el mundo, etcétera. El “modelo C” presenta el problema del país desde una perspectiva de la organización de un “equipo”.
El “equipo” del presidente Macri, “el mejor equipo”, por momentos es un equipo “empresarial” pero otra veces es un “equipo de fútbol”, que “sale a la cancha” a jugar. Tal vez el esquema “futbolístico” pueda ser más importante para darle una cuota de emocionalidad al modelo de trasfondo de Cambiemos.
Del grado y de la capacidad que estos modelos tengan para continuar y persistir no sólo en las palabras de los dirigentes, sino en la mente y en la conversación de los ciudadanos, depende la identificación de ellos con las políticas propuestas, parte de la decisión del voto y el acompañamiento que hagan a cada espacio político. Que sea el “modelo heroico” o el “modelo del trabajador serio”, u otro modelo, el que mejor active una experiencia significativa para la mayoría de la sociedad, permitirá al Gobierno o a la oposición K adquirir los beneficios del consenso y del entendimiento.
*Decano de la Facultad de Comunicación y director de la Maestría de Comunicación Institucional de la Universidad Austral.