ELOBSERVADOR
Massimo Franco, biografo del papa

‘Francisco, en Roma, es como un marciano’

El autor italiano, que visitó la Feria del Libro, considera que la elección de Bergoglio significó una nueva arquitectura del poder en El Vaticano, en la que tiene menos incidencia la Curia tradicional.

Franco. El autor estuvo en Buenos Aires, la geografía que gestó al Papa.
| Nestor Grassi
Massimo Franco es un columnista político italiano del diario Corriere della Sera. Tras un viaje de veintidós horas, incluida una escala de tres horas en Madrid, llegó a Buenos Aires para presentar su libro El Vaticano según Francisco, una biografía de Jorge Mario Bergoglio. En diálogo con PERFIL, analizó el rol de la Iglesia en la geopolítica mundial, los motivos por los cuales el Papa fue elegido y las posiciones doctrinarias de la máxima autoridad del catolicismo.
—¿Qué fue lo que lo atrajo para escribir una biografía del papa Francisco?
—Tenía la curiosidad de comprender no tanto la persona sino las consecuencias geopolíticas de su elección. Nosotros pasamos de Europa a América Latina. Entonces, el paradigma cambió totalmente. Un continente misionero como Europa tuvo que comprender que ahora el continente misionero es América Latina. Fue un trauma para Europa.
—¿Por qué fue un trauma?
—Porque vino un personaje de América Latina, a la que nosotros considerábamos como periferia. Ahora es al contrario: el cónclave decidió que el centro del catolicismo está en otro continente. Es un cambio de época, y no sólo porque Francisco es argentino sino porque es un outsider, es un hombre del sur del mundo, de la América austral.
—¿Por qué la Iglesia Católica puso sus ojos en América Latina?
—Lo que me dijeron algunos cardenales es que fue una decisión geopolítica más que ideológica. En Roma querían un Papa que no sea de la Curia. El cónclave y los episcopados mundiales estaban cansados de todos los escándalos al interior del Vaticano. Y Bergoglio era la persona más apta e idónea para recuperar la credibilidad de la Iglesia.
—Cuando asumió Francisco decidió no ocupar la residencia oficial y vivir en un hotel de Santa Marta. ¿Por qué lo hizo?
—Primero, diría que es una elección de libertad y una elección contra la apariencia de lujo de los palacios vaticanos. Pero tengo que añadir que todavía no se comprende bien si Santa Marta es el frente del cual el Papa sale para conquistar todo El Vaticano o si es una trinchera defensiva de un Papa rodeado por enemigos.
—¿Pero esos enemigos qué podrían hacerle?
—Podrían hacer resistencia contra sus reformas. Las resistencias son fuertes y silenciosas.
—¿Pueden estar arrepentidos de haberlo elegido como Papa?
—Creo que el frente que lo eligió no está tan compacto como hace dos años. A él lo eligió un frente geopolítico, no ideológico, que quería terminar con los escándalos de la Curia. Lo que veo es que muchos eclesiásticos se encuentran con un Papa que tiene una relación directa con el pueblo, como si fuera un marciano en Roma.
—Pero un “marciano” al que necesitaron...
—Claro que sí. Todavía lo necesitan mucho porque sin el “marciano” la Iglesia estaría destrozada. Hace dos años la Iglesia era una imputada global por pedofilia. Ahora la Iglesia es de nuevo una interlocutora mundial creíble y respetada. Eso es gracias a Francisco.
—¿Cómo analiza los acercamientos del Papa a otras religiones?
—Este Papa puede hacer eso porque viene de una mega-ciudad como Buenos Aires. Todos los papas vinieron de pequeños pueblos de Italia, Polonia o Alemania. Acá los problemas están interconectados: hay una relación entre religiones diferentes, hay temas de migración. Entonces, es un Papa de la modernidad. Este es un Papa urbano y muy moderno.
—Incluso se habla mucho de que es un Papa peronista. ¿Hay rasgos de peronismo en el papado de Francisco?
—Cuando se dice peronismo se entiende algo diferente aquí y en Europa. Para los europeos es una variante argentina del fascismo. Yo creo que es demasiado simple decirlo así. El peronismo es un poquito como la Democracia Cristiana en Italia: el partido interclasista que tiene dentro todas las tendencias políticas y sociales, una especie de “partido supermarket”. Creo que este Papa se puede definir como peronista sólo en el sentido de que quiere ser un Papa accesible en particular para los pobres.
—Uno de los puntos por los que se lo asocia al peronismo es por la forma de relacionarse con las masas.
—Juan Pablo II también tenía una relación con las masas y nadie dijo que era peronista, pero hacía lo mismo.
—¿Hay una línea de continuidad entre Juan Pablo II y Francisco?
—Hay y no hay. La diferencia fundamental es que Juan Pablo II fue un Papa de la Guerra Fría. Leía la realidad con lentes polacos. Este Papa es de la Posguerra Fría, comprende mejor los problemas nuevos.
—¿En qué se parece y se diferencia con su antecesor, Benedicto XVI?
—Este Papa es hijo de un trauma: la dimisión de Benedicto. Creo que eso ocurrió no sólo porque no estaba bien de salud sino porque él comprendió que había demasiados problemas que no podía resolver. Fue una admisión de la derrota, pero con esa aceptación de la derrota él salvó a la Iglesia.
—¿Cuál cree que va a ser el papel de la Iglesia Católica en el siglo XXI? ¿Francisco puede llevarla a algún tipo de cambio doctrinario?
—No. Yo no creo. El Papa tiene una mirada diferente de los problemas, pero sobre los principios, estoy convencido de que este Papa es más ortodoxo de lo que se cree. Los medios, sobre todo los anglosajones, tienden a presentarlo como un liberal. Este Papa no es un liberal. ¡Es muy católico! El Papa no va a cambiar nada sobre homosexualidad, aborto y eutanasia.
—¿Cree que va a ser Papa hasta el último día de su vida o que va a renunciar como hizo Benedicto XVI?
—Yo creo que quiere quedarse ahí hasta el fin de su vida, pero el objetivo de su papado es hacer reformas irreversibles, cambiar realmente la Iglesia. Y eso es algo que no está ganado.
—¿Tuvo la oportunidad de conversar en privado con Francisco?
—Me llamó. Fue una conversación muy amable, no fue larga. El último capítulo del libro se titula “Estoy vivo” porque cuando yo le pregunté “¿Cómo está Santo Padre?”, él me respondió “estoy vivo”.
—Vivo y muy pendiente del fútbol, en especial de San Lorenzo
—Sí, claro. Todos los días los secretarios del Papa, que son argentinos, tienen que informarlo sobre lo que escriben los periódicos argentinos y sobre San Lorenzo. Cada domingo tiene que saber el resultado del partido de San Lorenzo.