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estela encontro a guido, pero los casos traspasan las fronteras

Las Abuelas buscan a sus nietos también en Italia

Cinco jóvenes ya iniciaron los trámites para saber si son hijos de desaparecidos. Por primera vez fuera de la Argentina, la embajada en Roma respalda la Campaña por la Identidad. Galería de fotos

Hace diez años, cuando Casación condenó a Suárez Mason, acompañó a las Abuelas, entre las que estaban Carlotto, Lita Boitano y Rosa Roisinblit.
| CEDOC.

Cuando Guido Montoya Carlotto recuperó su identidad, en ese preciso momento, el nieto que Estela de Carlotto buscó durante más de tres décadas también recobró su pasado. Se trata de una historia que, como la de tantos otros millones de argentinos, comenzó en Italia hace mucho tiempo. Por eso, la noticia que le puso rostro al nieto 114 de las Abuelas de Plaza de Mayo emocionó a la Argentina pero también impactó en Arzignano, un pequeño pueblito del norte italiano. Desde allí, Guido Carlotto –el abuelo del más famoso de los nietos recuperados, precisamente llamado Guido en su honor–, decidió viajar a la Argentina en el siglo pasado. Y ahora es allí, a los pies de los Alpes italianos, donde los Carlotto esperan ansiosos conocer al nuevo integrante de la familia.

La historia de Guido podría ayudar a impulsar la tarea que las Abuelas realizan en Italia. Porque es en ese país europeo donde el Estado argentino acompaña, por primera vez fuera de la Argentina, la búsqueda de nietos apropiados. Se cree que algunos represores pueden haber dado en adopción esos niños a familias ítalo-argentinas durante la dictadura cívico-militar, y también se supone que muchos de los jóvenes que viajaron a la península europea tras la crisis de 2001 pueden ser hijos de desaparecidos. Ya hay cinco legajos abiertos en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) por jóvenes ítalo-argentinos que buscan su identidad. Y hasta una estudiante universitaria llegó a realizarse los exámenes de ADN. El resultado fue negativo, pero demuestra la concientización que se está realizando en Italia.

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“Si naciste entre 1975 y 1980 y tenés dudas sobre tu identidad, podés contactarte con la Embajada de Argentina en Italia, sección Derechos Humanos. Campaña por el derecho a la identidad. Abuelas de Plaza de Mayo”. El mensaje escrito en italiano se puede ver en la sede diplomática argentina en Roma. También se encuentra en decenas de universidades, sindicatos, organizaciones sociales italianas.

“Esta iniciativa tan loable permitirá la restitución y la restitución de sus derechos a los nietos que nos robó la dictadura cívico-militar y que pueden estar viviendo en Italia –se lee en la carta que Estela de Carlotto envía a los rectores de las universidades y líderes sindicales que apoyan la Campaña por la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo en Italia–. Su solidario gesto es, para nosotras las Abuelas, el símbolo del acompañamiento que Italia ha tenido desde siempre con nuestra lucha por la Verdad, la Memoria y la Justicia”.

Por la identidad. Una delegación encabezada por la propia Estela de Carlotto participó en 2012 del lanzamiento de la Campaña por la Identidad en Italia, que incluye una serie de actividades organizadas por la Red Europea por la Identidad –que funciona en Roma y Madrid– y la Red por la Identidad de Argentina –que nuclea treinta ciudades donde organizaciones gubernamentales y no gubernamentales colaboran con la lucha de las Abuelas–.

En el inicio de la campaña para encontrar nietos ítalo-argentinos apropiados también participaron el diputado nacional y nieto restituido Horacio Pietragalla Corti, el embajador argentino en Italia, Torcuato Di Tella, y el representante diplomático ante el Vaticano, Juan Pablo Cafiero.

“Crear conciencia y evitar los anticuerpos para que la historia no se repita son temas compartidos por todos, italianos y argentinos”, explica el ministro Carlos Cherniak, desde la embajada argentina en Roma. “Damos conferencias sobre lo que hizo la democracia argentina con las consecuencias sufridas por la última dictadura. Buscamos crear nuevos puentes en la histórica relación ítalo-argentina”, agregó el responsable de Derechos Humanos.

El trabajo de los diplomáticos argentinos, junto a organizaciones de los derechos humanos italianas, ya se realizó en las universidades de Bolonia, Sapienza, Roma Tres, Bari, Calabria, Milán, Camerino y en los sindicatos de las tres centrales gremiales: la Confederación General Italiana del Trabajo  (CGIL), la  Confederación Italiana de Sindicatos Libres (CISL) y la Unión Italiana de Trabajadores (UIL).

En las universidades, los sindicatos y las organizaciones sociales que acompañan esta iniciativa se informa a los jóvenes italianos: “En Argentina durante la dictadura (1976-1983) el ejército desapareció 30 mil personas, entre ellos cientos de niños, los hijos de los desaparecidos, robados como botín de guerra. Desde entonces, las Abuelas de Plaza de Mayo buscan a sus nietos, ya que desaparecieron pero todavía están vivos. Hasta el momento, la investigación se limita a Argentina, pero se cree que algunos podrían estar en el extranjero, y en particular, dados los fuertes lazos entre Italia y Argentina, residir en nuestro país. Por esta razón, la Embajada de Argentina en Roma ha puesto en marcha una campaña para restaurar su identidad a cualquier persona que ha sido robada y que siga manteniendo viva su memoria”.

Italia es el país que más desaparecidos tiene fuera de la Argentina y también fue uno de los primeros países del mundo en el que sus líderes políticos hablaron de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo. La tragedia de la dictadura fue vivida intensamente en este país”, explicó desde Roma Jorge Ithurburu, director de 24 de Marzo, la organización italiana que integra la Red por la Identidad. “Por eso, ahora intentamos que ese trabajo continúe: aquí proyectamos por primer vez Garage Olimpo, hemos hecho muchas obras sobre los desaparecidos, con escritores italianos, y hasta ópera. Luchamos por la memoria, pero también por el futuro”, agregó el argentino que se exilió en los 70 cuando estudiaba Filosofía en Buenos Aires.

Derecho romano. El caso de Guido Carlotto ha sido emblemático para la lucha por los derechos humanos de Argentina e Italia. Su apropiación, y el secuestro de su madre sirvieron para que se dictara sentencia, por primera vez fuera de la Argentina, a un represor que, en ese momento, gozaba de impunidad. Hasta los tribunales romanos viajaron los testigos del secuestro de Laura Carlotto: un soldado que presenció cuando la llevaban a dar a luz y dos ex desaparecidas que vieron a la hija de Estela durante el cautiverio y antes de que naciera Guido. El material y las pruebas aportadas permitieron que el 6 de diciembre de 2000 se condenara en ausencia a Guillermo Suárez Mason.

La sentencia se inscribe en un proceso anterior de búsqueda de la verdad en Italia. En los 80, fue la Justicia italiana la primera en impulsar los juicios contra los genocidas que entonces no podían ser condenados en la Argentina. Fueron también los tribunales romanos los que presentaron una primera sentencia contra los represores.

Y, cuando en la Argentina no se podía sentar en el banquillo de los acusados a los ex dictadores, la Justicia italiana demostró que las violaciones a los derechos humanos son imprescriptibles. En Italia fueron condenados Emilio Massera, Jorge Eduardo Acosta, Alfredo Astiz, Jorge Raúl Vildoza, Antonio Vañek y Héctor Antonio Fabrés.

La justicia llegó tras varios años de lucha. La misma lucha que han protagonizado las Abuelas.

Los Carlotto italianos esperan que Estela, una ítalo-argentina, cumpla su promesa: juró que si encontraba a su nieto lo llevaría al lugar donde todo comenzó. En Arzignano saben que Guido ahora conocerá sus raíces. Y podrá ver un monumento especial: el de su propia madre Laura, enclavado en la plaza central. Erguido para que nadie olvide su historia. Erguido para que triunfe la memoria.

 

El legado del “Schindler de Buenos Aires” que rescató a las víctimas

El aporte de Italia en la causa por los derechos humanos en la Argentina no es nuevo, sino que guarda un importante legado histórico. Comenzó, incluso, en medio del horror que se vivió durante la última dictadura cívico-militar cuando el diplomático italiano Enrico Calamai se convirtió en el funcionario extranjero que más colaboró con los perseguidos por los militares argentinos.

El entonces joven funcionario del consulado italiano en Buenos Aires entre 1974 y 1977 puso en juego su vida para salvar a de más de 300 ítalo-argentinos perseguidos por los grupos de tareas entregándoles un pasaporte italiano y un ticket de avión para que escaparan.

“No hay una palabra para describir lo que viví en la Argentina. Me sentía al borde de la locura, todos los días recibía gente que me decía que los habían torturado, llegaban familiares de desaparecidos desesperados. Vivía una realidad de violencia extrema, una catástrofe humanitaria –recordó Calamai desde su casa en Roma–. Pero luego salía a la calle y Buenos Aires era la de siempre, con gente riendo en los cines o cenando en restaurantes sin preocupación. Yo me preguntaba si era verdad lo que estaba viviendo. Eran dos mundos muy distintos, mucha esquizofrenia. Eso fue lo que más me atormentaba. Por el resto, nadie tiene que agradecerme nada porque yo he hecho mi deber”.

Pero son muchos los que agradecen a Calamai por su actuación en esa pesadilla. En 2004, la Argentina le entregó la Cruz de la Orden del Libertador San Martín en el grado de Comendador en agradecimiento a su tarea, y recientemente la RAI, televisión pública italiana, lo homenajeó con una producción en la que lo presentaron como el “Schindler de Buenos Aires”, con entrevistas a las personas que le deben la vida.

“Yo imaginaba que los militares argentinos no querían tener un escándalo internacional matando a un diplomático, pero estaba preocupado. Siempre pensaba que podría ocurrirme algún ‘accidente’”, agregó el autor de Sin asilo político, memorias de un cónsul italiano en Buenos Aires.