La diplomacia es una profesión que requiere gran pasión y que, fundamentalmente, exige tener la firme decisión y la vocación de estar dispuesto a representar los intereses nacionales, bajo el lema de: “hablo por la Argentina”.
Además, la carrera diplomática presenta un componente muy especial porque su práctica, como es obvio, no solo se cumple dentro del país, sino gran parte en el exterior, experiencia que puede ser muy determinante, pero no siempre grata. Sería muy útil que quienes sienten inclinación por intentar esta carrera supieran a ciencia cierta, si cuentan con la capacidad necesaria para aprovechar todo el enriquecimiento que los viajes no turísticos, sino de trabajo y años de estadía, pueden brindar, sin un exceso de nostalgia por el país que se ha dejado llegue a bloquearlos.
Porque se trata de una actividad que afecta toda la vida personal, familiar, social y cultural. En caso de que el funcionario diplomático, sea hombre o mujer, esté en matrimonio, surgen también interrogantes vinculados con la capacidad de su pareja para vivir en el exterior, dejando a veces alguna profesión que no pueda, en todos los casos, seguir ejerciéndola. También es complejo el problema que se plantea con respecto a los hijos trasladarlos de un destino a otro o volver a salir de Buenos Aires, puede implicar serios conflictos.
Interés y mitos. Lo que un aspirante a diplomático debe tener, antes que nada, es un interés genuino por las relaciones internacionales. Pero como podría ser satisfecho en el ámbito académico, la decisión de desarrollarlo en el Servicio Exterior de la Nación, debe de surgir de la voluntad de cumplirlo en beneficio del país desde el Estado.
Además, debe saber que acerca del Servicio Exterior hay muchos mitos, fantasías y juicios carentes de validez, generalmente, por estar fundados en lo que podría ser la vidriera de las embajadas.
Porque no suele percibirse la permanente tensión entre el mundo en el que hay que actuar y las posibilidades que otorga la realidad política, económica, social y cultural del propio país, más la voluntad circunstancial de la Cancillería. Si la percepción personal de un diplomático no coincide con la de la administración de turno, lo único que puede salvarlo es el humor, la templanza y la paciencia. Ya que cualquier voluntarismo que lo condujera a ir más allá de las posibilidades que la propia Cancillería le permita, lo transformaría en algo así como un falso influyente.
Fuera de ello, desde la calle se tiene la creencia de que la vida diplomática es una suerte de turismo de lujo, cuya actividad se cierra cada día con un cóctel o una comida. Pero no se considera la gran diferencia que existe entre asistir a cierto tipo de actos, comidas o recepciones, a título personal, sin otro interés que el pasatiempo u obligación social, y el hacerlo profesionalmente para encontrarse con ciertas personas y dar o recibir información.
Por propia experiencia, puedo afirmar que hay muchos elementos comunes entre la diplomacia y el periodismo, dado que ambas actividades demandan el constante análisis de realidades y situaciones. Por supuesto, el periodista goza de mayor libertad de expresión, está menos acotado en sus movimientos y mucho menos atado a formalidades. Pero, al igual que un diplomático, el periodista no viaja turísticamente ni participa de ciertos actos de una manera ingenua o puramente social. Los diplomáticos y los periodistas, salvo en familia o con amigos, están siempre en funciones, porque ambos han elegido un trabajo de tiempo completo, y muchas veces hasta más que eso.
Cónsules. También es necesario recordar que Paris, Londres, Nueva York, Roma o Madrid no son los únicos destinos posibles. Hay mucho más que decenas de embajadas y consulados y hasta centenas, en todos los continentes, y un funcionario del Servicio Exterior tiene que estar dispuesto a desempeñar su tarea en cualquiera de ellos, así fuera en el lugar más remoto del planeta, incluso donde a ningún argentino se le ocurriría siquiera visitarlo como turista.Por otro lado, tal vez hasta se ignore que los destinos en los países limítrofes son siempre sumamente importantes para el ejercicio de la diplomacia. Y a veces, hasta mucho más que los de grandes capitales europeas o de otros continentes,
Es insoslayable, asimismo, la gan importancia que tiene la labor consular, mucho menos conocida que la que se realiza en las embajadas o en las representaciones ante los organismos internacionales. Hace ya muchísimos años, siendo yo un joven cónsul adjunto a cargo de la sección –Argentinos- en el Consulado General en Montevideo, todos los días volvía a mi casa con la enorme satisfacción de haber podido resolver gran cantidad de problemas personales y de situaciones circunstancialmente conflictivas de ciudadanos argentinos. Cosa que el trabajo en las embajadas, no le otorga al funcionario, cualquiera sea su grado, ese resultado diario e inmediato que se logra a través de la labor consular
ISEN. Desde 1963, gracias a la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), por decisión del entonces canciller, Carlos Manuel Muñiz, el Cuerpo Permanente del Servicio Exterior, está dotado de un plantel con capacitación profesional ejemplar para la administración pública. Sin embargo, su eficacia plena depende en gran medida del buen aprovechamiento que de sus virtudes haga uso la administración de turno. Y para ello, cada nuevo gobierno no debería tomar a la Cancilleria como se ha hecho muchas veces y en gran medida, como un botín de guerra. Para evitarlo, debería privilegiarse el cumplimiento estricto de la Ley del Servicio Exterior, sin dar lugar a ninguna excepción. Porque si no se parte de este punto básico, no será posible tener una verdadera carrera diplomática, ya bastante dañada por la anacrónica vigencia de los 25 nombramientos de embajadores políticos que cada nueva administración puede nombrar, lo cual resulta verdaderamente desestimulante a los que llegaron a ese grado, no solo por haber cumplido unos treinta años o más, de carrera, sino de una manera realmente muy valiosa y probada. Y también muy desestimulante para quienes luchan por obtener el grado más alto, ocupado por quienes no se prepararon por años para ello.
Para defender la carrera y su mejor desarrollo, cuando el ISEN llevaba veinte años produciendo la innovación y el intercambio, ya en democracia, el 26 de marzo de 1985, se fundó la Asociación Profesional del Cuerpo Permanente del Servicio Exterior de la Nación (Apsen), como herramienta eficaz para tales fines, tanto en el exterior como dentro del país. Porque a lo colectivo de la diplomacia, entre otras cosas, el Apsen incorporaba su mirada sobre el mundo individual de sus afiliados, sus problemas en el ejercicio de la labor diplomática, sus necesidades más acuciantes. Es decir, que se impulsaba desde el mismo nacimiento de la entidad, a trabajar en el conjunto de una problemática sobre la cual giran en parte, intereses fundamentales de la Nación.
Así, lo individual y lo colectivo, la formación profesional y los requerimientos particulares de una labor que abarcaba el planeta, se vieron fortalecidos paulatinamente desde un abordaje tan justo como novedoso.
De allí entonces, que la incorporación del ISEN y el APSEN hayan producido desde sus realidades propias y de modo mancomunado, un crecimiento de la calidad del Servicio Exterior de la Nación que permite que hoy se lo señale por su solidez intelectual y profesional. Por ello consideré importante que el 4 de octubre pasado, al festejarse el Día del Diplomático, la presidenta del APSEN, embajadora Marta Insausti de Aguirre, hiciera saber que actualmente se encontraban en actividad 1013 funcionarios, provenientes de todas las provincias del país, con formación en la más amplia gama de disciplinas, de los cuales el 65% eran hombres y el 35% mujeres.
También recordó que constituía la única carrera profesional de la Administración Pública Nacional. Ya que implicaba además de exigencias de tipo académico y el conocimiento de idiomas, el acompañamiento del grupo familiar, que no sólo sufría el desarraigo sino que en muchos casos, sus cónyuges interrumpían carreras profesionales y otras actividades con la consecuente afectación de sus derechos previsionales, al tiempo que encontraban dificultades de distinto tipo a la hora de insertarse profesional, académica o artísticamente, en su lugar de destino, o a su regreso al país.
Siguió expresando la presidenta del APSEN, que para representar y defender los intereses nacionales se contaba con un servicio exterior federal, fuertemente comprometido con los valores democráticos, la libertad de pensamiento y de expresión, y representativo de la sociedad a la que servía. Un Servicio Exterior que respetaba los derechos humanos, velaba por la integración regional, la solución pacífica de controversias, el derecho internacional en general, el multilateralismo, la apertura de mercados, la promoción comercial y cultural y la proyección económica internacional, y lo hacía sin claudicar en su defensa de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas e islas del Atlántico Sur.
Agregando que en coyunturas complejas, donde se buscaban atajos a cuestiones que se podían solucionar con el dialogo y la cooperación, el APSEN se ratificaba en la especificidad de la carrera, que suponía grandes esfuerzos y sacrificios para el funcionario y su familia, y en la necesidad de que respetera el marco jurídico que la contenía. Señaló que en estos momentos desafiantes se debían aprovechar al máximo los recursos disponibles.
Para el caso, recordó que la Cancillería había asumido hace más de dos décadas funciones en materia económico-comercial y de inversiones, incorporando a los funcionarios del servicio económico y comercial exterior, momento en que se priorizó la agenda y tal perfil en los ingresantes al ISEN, entre otras medidas.
Se lamentó que no obstante, en el año 2017. las funciones de promoción comercial fueron transferidas al Ministerio de Producción, y en ese ámbito a la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional. Sin embargo, consideró con razón, que los funcionarios diplomáticos, altamente capacitados en materia económico-comercial, se encontraban y se encuentran plenamente habilitados para llevar adelante las actividades de promoción comercial, como lo han venido haciendo con gran profesionalismo en el exterior, por lo que aspiraba a que dichas competencias retornaran al Ministerio de Relaciones Exteriores.
También destacó que se mantenía un alto porcentaje de afiliados, que superaba el 90% de los funcionarios, pero aspiraba a que se sumaran aún más, y que participaran activamente en las actividades de la Asociación.
Se refirió con énfasis al lugar ocupado por la subcomisión de familia que, con múltiples actividades, integraba al grupo familiar del diplomático a las actividades de la Asociación. Así como la aspiración a un desarrollo ordenado de la carrera, con incentivos adecuados y capacitación constante.
También señaló una aspiración de larga data que era la necesidad de contar con cobertura médica en el exterior a través de un seguro médico, que lamentablemente aún no se había alcanzado. Y que esa necesidad se hacía aún más patente cuando a través de reglamentaciones e interpretaciones varias se retrasaban los reintegros médicos en perjuicio de los afiliados, quienes muchas veces debían afrontar gastos que excedían sus posibilidades. Por lo que esperaba que dicha a situación se regularizara a la brevedad.
En materia de subsidios, destacó que el APSEN venía otorgando desde el año 2012, que cubrían casamientos, uniones convivenciales, nacimiento o adopción, fallecimiento del asociado, con actualización de sus montos, al igual que el subsidio total o parcial por jardín maternal, que resultaba de gran ayuda al presupuesto familiar y beneficiaba mayormente a los funcionarios más jóvenes.
No dejó de destacar la continuidad con las publicaciones del APSEN. Tanto así que este año se presentaron la décima edición de la revista “Temas de Política Exterior, Comercio y Relaciones Internacionales”, dedicada a los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, con la colaboración del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata, y “Fin de Misión II - Entretelones de la Diplomacia Argentina”, en colaboración con la Asociación de Retirados del Servicio Exterior.
También mencionó la muy reciente inauguración de la biblioteca del APSEN gracias a una importante donación de un embajador retirado y de una colección donada por familiares de otro embajador, lamentablemente fallecido.
Así mismo consideró importante destacar que desde la última reforma de estatutos, en el año 2012, el APSEN mantenía una política de asistencia social, derivando un porcentaje de su recaudación anual con destino a escuelas de frontera e instituciones varias. Y que en el transcurso del año se entregaron útiles escolares y materiales varios a la escuela de frontera ‘Prefectura Naval Argentina’ de la localidad de Puerto Pilcomayo, provincia de Formosa, con la colaboración de nuestra Embajada y Consulados en Paraguay.
También se asistió con frazadas y ropa de abrigo a personas en situación de calle, en distintas campañas a lo largo del invierno; se entregaron vajilla, alimentos y juguetes al comedor infantil ‘La Roca’ y al comedor ‘Los Piletones’; también que se colaboró con el equipamiento de la sede de la ‘Fundación Tejiendo el Barrio’; quw se entregaron pelotas de rugby a la ‘Fundación Espartanos’; y se facilitó el viaje de 12 médicos voluntarios del Sanatorio Güemes para atender consultas en diversas localidades de la provincia de Santiago del Estero. Y que para esta ocasión, atendiendo la situación que están atravesando muchos conciudadanos, se promovió entre los afiliados una campaña de donación de alimentos no perecederos con destino al comedor de la Fundación Margarita Barrientos, en Añatuya, provincia de Santiago del Estero, que contará asimismo con el aporte del APSEN.
Por último, no pudo dejar de destacar su especial reconocimiento a los colegas que, de manera profesional y silenciosa, prestaban servicios en condiciones muy difíciles, muchas veces poniendo en riesgo su salud e integridad física, y las de sus familiares.
*Periodista, escritor y diplomático.