Los tironeos entre la prensa inconformista y los gobiernos son históricos e internacionales. En este sentido, las revistas de información o newsmagazine –aquellas que le agregan contexto, distintas voces y opinión a las noticias– jugaron y juegan un rol clave para la buena salud de la democracia y la defensa de sus ciudadanos. El ejemplo más actual acaba de ocurrir en Brasil con la revista Veja y el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff: durante más de 12 años la publicación fue muy crítica del gobierno del Partido de los Trabajadores, comandado primero por Lula da Silva y luego por Rousseff, dando a conocer casos de graves manejos administrativos y hechos de corrupción como el Mensalão o el Petrolão, con pruebas que implicaron a funcionarios.
En el libro Revistas que provocan al poder de reciente aparición (ver recuadro), el director de la revista brasileña, Eurípedes Alcántara, definió así el rol que ocupó Veja en los últimos años de gobierno del PT. “Veja fue los ojos y oídos de la nación brasileña en ese período. Por un lado, revelando que la corrupción alcanzaba niveles sin precedentes en Brasil y por el otro, destacando la imposibilidad de un Estado que insistía en ser más costoso que toda la riqueza producida en el país, un Estado que crecía más que el Producto Bruto Interno. Veja está a la vanguardia del periodismo de investigación en Brasil. La combinación de investigación periodística con sesgo crítico de análisis
en relación con el gobierno central ha marcado nuestra actuación más reciente. Veja merece el crédito por haber entendido más temprano que otras organizaciones noticiosas que la ideología populista, el lulopetismo, embutía en sí, por el desconocimiento absoluto de las herramientas rudimentarias de gestión de finanzas públicas, el germen de la propia destrucción”.
Time, la que inició. ¿Es casual el rol que ocupan hoy las revistas de información frente a los gobiernos y otros actores de poder? Para nada. Pero si se va más atrás se puede comprobar que este espíritu crítico, provocador, proviene de la misma matriz fundacional de las revistas de información, definidas alguna vez en oposición con los diarios por el tratamiento periodístico de las noticias: “La noticia es materia prima de los diarios. La información es la noticia explicada”.
Frente a gobiernos demócratas y republicanos ciegos y sordos al racismo y la discriminación, Time fue una de las pocas publicaciones que defendió la causa de
los derechos civiles de los negros. En los años 30, cuando ser hombre de color en Estados Unidos era sinónimo de esclavitud o servidumbre, la revista publicó estremecedoras historias de linchamientos de negros en manos de fanáticos racistas. Más tarde, apoyó consistentemente a Martin Luther King y su lucha.
Posteriormente, en 1973, la revista jugó un papel crucial en la terminación de la guerra en Vietnam y la destitución del presidente Richard Nixon por el caso Watergate, pidiéndole su renuncia en el primer editorial que Time hizo en su historia. Luego, investigó la saga del ex presidente Bill Clinton y la pasante Monica Lewinsky, aportando contenido exclusivo a nivel editorial y visual para esclarecer el escandaloso caso.
El cañón de la democracia. Con los años, el fenómeno de las revistas de información se esparció por el mundo editorial. Y fue en Alemania, luego de la finalización de la Segunda Guerra, en donde apareció Der Spiegel (El Espejo) el 4 de enero de 1947. Revista que, a la información, le agregó la investigación de las noticias. Su fundador y alma máter,
Rudolf Augstein, definió su rol como “El cañón de la democracia”. A diferencia de Time, quien expresó la opinión liberal conservadora en los Estados Unidos, Spiegel fue el estandarte editorial de las ideas liberales de izquierda. Se convirtió, así, en una revista cuestionadora del poder y de los poderosos, con investigaciones que sacudieron a la opinión pública al comprobarse su veracidad.
Pero lo que levantó realmente la credibilidad de la revista fue el llamado “Affaire Spiegel”, ocurrido en octubre de 1962, tras publicar un artículo sobre las maniobras de la OTAN. Acusada de “cometer traición a la patria, falsedad contra el Estado y corrupción”, la policía allanó y ocupó las oficinas de la redacción en Hamburgo y arrestó a sus editores poco después de que la edición estuviese en la calle. Un fotógrafo se las arregló para tomar una imagen de Augstein esposado mientras lo arrestaban. Sería la siguiente tapa, que agotó 700 mil ejemplares. La Corte Suprema de Justicia alemana no tardó en rechazar el reclamo del Estado por falta de mérito. Resultado: Augstein y todos sus colaboradores fueron absueltos, y Franz Josef Strauss, el ministro de Defensa alemán, fue forzado a renunciar. El conflicto provocó el colapso del gobierno del democristiano Konrad Adenauer.
Perseguidora y perseguida. En la Argentina, tal como se señala en el mencionado libro, desde hace varios años la revista Noticias ocupa el rol de fiscalizadora del poder. Apareció en los quioscos el 12 de noviembre de 1989, y su historia periodística estuvo estrechamente ligada a los hechos y a los convulsionados períodos políticos, sociales y económicos argentinos.
Desde su fundación se concentró en mostrar “la otra cara del poder”. Como ninguna otra publicación hizo foco en la “fiesta menemista”, sus escándalos, la ostentación de sus funcionarios y las privatizaciones poco claras que se convirtieron en marca registrada del gobierno de Carlos Menem. Pero no sólo se ocupó de investigar al gobierno: también señaló el enriquecimiento injustificado que habían tenido algunos gremilistas, casos de tráfico de dinero como el Yomagate, los negocios secretos de la policía o la denuncia de la coima que el dirigente de empleados de comercio Armando Cavalieri les ofreció para que no publiquen más artículos sobre su sospechoso patrimonio.
Sin embargo, pocas de estas investigaciones capturaron a los lectores y a la sociedad, y aumentaron la credibilidad de Noticias, como las que hizo a partir de 1991 sobre el empresario Alfredo Yabrán, íntimo amigo de Menem, a quien el ministro de Economía Domingo Cavallo acusó de mafioso y de tener negocios oscuros con el poder. Como Yabrán no quería fotos, las que le tomó el fotógrafo José Luis Cabezas caminando por la playa de Pinamar, terminaron de sellar el odio del empresario hacia la revista en general y Cabezas en particular. El asesinato del fotógrafo en Pinamar en enero de 1997 y la posterior investigación y condena de los autores del crimen, contratados por Yabrán, revelaron el rol de las mafias en el país y su estrecha relación con el poder.
Más tarde, cuando Nestor Kirchner asumió la presidencia, Noticias se convirtió en el primer medio, el más crítico y el más perseguido del kirchnerismo. Su gobierno no toleraba disidencias y domesticaba a los rebeldes con favores de publicidad oficial. Los títulos y temas fueron cada vez más mordaces y contestatarios, y el kirchnerismo se defendía acusando a la revista de “desestabilizadora” o “menemista”, negándole el acceso a la Casa de Gobierno y prohibiendo a los funcionarios hablar con sus periodistas, además de quitarle a Editorial Perfil toda la publicidad oficial.
Noticias no se amedrentó y a partir del 2011, fue de las primeras en informar quiénes eran Lázaro Báez, Cristóbal López y otros “amigos” del poder, y sus oscuros negocios con los Kirchner.