Las nuevas universidades, creadas durante los 12 años de kirchnerismo, quedaron en el foco de la tormenta del reciente debate electoral. En la “campaña del miedo” desarrollada contra Mauricio Macri, el FpV dio a conocer una entrevista en la que el candidato de Cambiemos cuestionaba la proliferación de universidades públicas en el conurbano bonaerense.
Más allá de las chicanas del debate, ¿cuál es su función?, ¿su creación es una política del kirchnerismo o se inició mucho antes?, ¿son algo más que un premio a los caciques locales?, ¿quién custodia la calidad de esas carreras?
En principio, hay que aclarar que las universidades nacen por ley nacional del Congreso. La polémica que rodea el modo de creación de esas instituciones no es algo nuevo. Siempre se cuestionó el criterio de universidades que surgen a propuesta de diputados o intendentes que encuentran en las casas de estudio una forma de ofrecer progreso a su territorio con financiamiento nacional.
Durante los 12 años de kirchnerismo se inauguraron 17 universidades, siete con sede en el Conurbano: Arturo Jauretche (Florencio Varela), Avellaneda, José C. Paz, Moreno, del Oeste (Merlo), Hurlingham y Guillermo Brown (Almirante Brown). Las otras universidades de la zona (General Sarmiento, San Martín, Lanús, Tres de Febrero, La Matanza y Quilmes) fueron creadas entre el 89 y el 94 durante el menemismo. Luján y Lomas de Zamora, muchos años antes.
De las creadas recientemente, nadie cuestiona las de Río Negro o Tierra del Fuego, que fueron una solución para que los jóvenes no huyeran de sus provincias.
“El país necesitaba y sigue necesitando creación de universidades nacionales. Ya contamos con una universidad por provincia, y el territorio más poblado, que es el Conurbano, necesita un tratamiento particular. Hay que planificar y aplicar una medida histórica, en base a un decreto que firmaron Cámpora y Taiana padre (entonces ministro de Educación), quienes suspendieron la creación de nuevas universidades hasta que se hiciera un proceso de planificación desde el Estado”, dice a PERFIL Juan Carlos Del Bello, economista, rector de la Universidad Nacional de Río Negro, creada hace seis años.
El mencionado decreto es de septiembre de 1973, lo que demuestra la antigüedad de un debate que sigue sin saldarse, pese al paso de gobiernos diversos.
Desde el PRO, Iván Petrella, director de la Fundación Pensar, expresa el pensamiento del nuevo gobierno: “Las universidades del Conurbano parten de algo necesario, que es ofrecer educación a las personas a las que las universidades tradicionales les quedan lejos y jamás pensaban en poder pisar una universidad".
“Ahora, aclara, hay que estar atentos a que las carreras no se dupliquen” y además: “Vemos que muchas veces se crean pensando menos en lo académico y más en la parte política: los cargos, los militantes”.
Petrella señala como caso paradigmático la Universidad Nacional del Oeste (Merlo), donde el rector es Martín Othacehé, hijo del intendente Raúl Othacehé, uno de los denominados barones del Conurbano que, durante la campaña, pasó del massismo al FpV pocos meses antes de las elecciones.
“Una cosa muy linda y muy triste a la vez, que me pasó, es que me llamaron profesores y me contaban historias maravillosas de alumnos que iban a inscribirse a esas universidades con toda su familia, pibes que pisaban por primera vez una universidad, primera generación de universitarios, pero cuando les pedía ir a visitar la institución con Mauricio me decían que no podían dejarse ver con alguien de Cambiemos hasta después de las elecciones. Los docentes y los alumnos reciben en algunas de esas universidades mucha presión política”, dice.
Primera generación. En un libro sobre las políticas oficiales que acaba de editar el Ministerio de Educación, se argumenta que hay 35% de incremento de la matrícula universitaria, 77% de estudiantes en universidades públicas, 93% de incremento en graduación desde 2001 a la fecha, 2.438% de aumento en becas estudiantiles, 63,4% de crecimiento en graduados en ingeniería, una de las carreras consideradas estratégicas en Argentina, y en algunas universidades del conurbano bonaerense el ingreso de casi el 90% de estudiantes primera generación de universitarios en sus familias.
“No me siento amenazado porque hemos hecho mucho: 39 carreras, la mayoría acreditadas ante la Coneau y todas aprobadas por el Ministerio de Educación de la Nación, 13.568 estudiantes, empezamos en 2011 y el 16 de diciembre tendremos nuestra segunda colación de grado con 172 egresados, un presupuesto de 136 millones de pesos, este año empezamos con una escuela técnica secundaria de la que egresan maestros mayores de obra. Las carreras funcionan bien, estamos tranquilos, hay cierta incertidumbre más bien entre la comunidad que entre las autoridades”, señala el ingeniero Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda sobre el cambio de gobierno.
El 77% de los estudiantes de Avellaneda son primera generación de universitarios y el 10% de su alumnado es porteño, proveniente de la zona sur, ya que resulta más sencillo estudiar Arquitectura en Avellaneda que cruzarse la Ciudad para estudiar en Ciudad Universitaria de la UBA.
En Avellaneda hay una sede de CBC de la UBA y también una regional de la UTN, y “ninguna de las dos perdieron alumnos”, dice Calzoni.
Del Bello insiste en que la agenda universitaria futura tiene que partir de la planificación estatal para abrir nuevas casas de estudios. “Todo territorio que tenga más de 500 mil habitantes justifica la creación de una universidad. Entonces, en la zona norte del Conurbano, por ejemplo, estaría justificado crear una, salvo que haya sedes de la Universidad de San Martín. Porque la UBA a veces funcionó como el perro del hortelano, no come ni deja comer: abrió un CBC en Junín y en Tres Arroyos. Desde el Consejo de Rectores (CIN) les entregamos a los candidatos en la campaña un documento público en el que exigimos planificación: hay que decir cuáles son las densidades demográficas, los alumnos egresados de nivel medio por región, y desarrollar una política de coberturas. No tienen por qué ser unicampus, como pasó con Quilmes, que no avanzó hacia Florencio Varela, entonces se creó otra universidad”, dice Del Bello desde una universidad con cuatro sedes y presencia en once ciudades de Río Negro.
“Yo inicié una causa ante la Justicia porque Cuyo no puede hacer Telecomunicaciones en el Centro Atómico Bariloche ni una radio en Bariloche, como quiere el nuevo rector", agrega.
La universidad y el progreso.
“Lo que pasa es que llevar una universidad a un municipio es aportarle modernidad, equidad e igualdad de oportunidades. Y los intendentes las quieren en su zona porque es todo beneficio con financiamiento nacional. Pero, a veces, puede ser más racional articular la oferta académica con un instituto terciario existente. No se piensa el sistema de educación superior (universidades públicas, privadas y terciarios) como un todo estratégicamente, se da prioridad a la presión política”, explica el profesor investigador de la Universidad Di Tella Marcelo Rabossi. “El riesgo es que terminen siendo espacios de propaganda, rectores que se declaran militantes. La universidad es un espacio político plural, de discusión científica, convertirla en un ente de propaganda erosiona su sentido”, dice.
Hay en el Conurbano universidades muy diferentes. “Es difícil hablar de calidad porque no se mide, los rankings incluso usan indicadores dudosos, pero viendo las credenciales de los rectores se puede asegurar que es muy disímil el nivel de las universidades”, dice Rabossi. “Hubo una política de desconcentrar la UBA y dar acceso a la población del Conurbano, lo que está bien, pero la creación de universidades entre el 89 y el 99 estimulaba un fuerte diferencial salarial para atraer profesores de prestigio de la UBA y La Plata. Por eso San Martín, Quilmes y General Sarmiento compiten mano a mano con la UBA”, dijo.
Rabossi también destacó la figura de Ernesto Villanueva, rector de la Universidad Jauretche. "Está haciendo un buen trabajo”, en Varela.
El profesor introdujo un elemento más al debate: abrir una universidad no significa dar igualdad de oportunidades educativas. “El primer problema está en la educación secundaria, donde el 50% no completa esos estudios, que son obligatorios; el segundo, en los ingresantes que provienen de sectores más vulnerables, que tienden a abandonar en los primeros años de la universidad”.
Desde el equipo educativo del nuevo gobierno, encabezado por Esteban Bullrich, aseguran que la prioridad de la política educativa del nuevo gobierno no va a poner foco en las universidades, sino en la educación media y los jardines de infantes.
Fondos y presupuestos
Las universidades nacionales reciben presupuesto según diversos criterios acordados con los rectores y que son públicos: cantidad de alumnos por carrera, tasa de reinscripción en el primer año, localización y duración de las carreras, planta docente, metros cuadrados del edificio y si tienen o no espacio verde, si cumplen funciones vinculadas a la salud, la ciencia y la técnica, y si tienen o no curso de ingreso o aprestamiento universitario.
Pero además del presupuesto, las universidades pueden generar sus propios recursos, como consecuencia de trabajos de sus equipos de docentes e investigadores. También reciben fondos que el Estado nacional les asigna directamente por incentivos a la calidad docente, carreras estratégicas y becas, entre otros ítems.
En 2013, la Auditoría General de la Nación denunció que algunas universidades abusan de su autonomía y autarquía financiera y terminan cometiendo irregularidades administrativas. El informe evaluó la gestión en veinte universidades y registró en 16 instituciones problemas con las cajas chicas, con los balances y las ejecuciones presupuestarias, y falta de control en materia de contrataciones y convenios e irregularidades en los mecanismos de licitación.