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Un idioma en movimiento

Lengua italiana: adiós añoranza, hola futuro

El reciente Congreso Internacional de la Dante Alighieri, realizado en Rosario, permite reflexionar sobre una lengua en continua expansión por el mundo, gracias a millones de migrantes en todos los continentes.

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Un idioma en movimiento. | cedoc

“Un viaggio meraviglioso” fue el nombre elegido por la Societá Dante Alighieri para su 84° Congreso Internacional celebrado en Rosario en junio. Fundada en el 1889, la Dante promueve la lengua y las culturas italianas. En los últimos globalizados años, el “maravilloso viaje” del idioma peninsular al que se refirió durante el encuentro el presidente de la institución, Andrea Riccardi, tuvo lugar “a lo largo de la historia, entre los continentes y las personas”. Fuerte vínculo con la Argentina y clara tendencia a nivel mundial en la demanda del idioma.

Babel de dialectos. La Argentina fue otra vez el país elegido por la Societá Dante Alighieri para celebrar su Congreso Internacional, evento que en 2019 se realizó en Buenos Aires y hace unos días en Rosario, con la participación de estudiantes, docentes, investigadores y todo aquel interesado en la lengua de Dante Alighieri.

La elección de la ciudad santafecina no fue obviamente una casualidad: es la tercera área consular italiana más importante del mundo, con miles y miles de familias descendientes –en diferentes grados–, de los inmigrantes que se fueron desparramando a lo largo y lo ancho de la provincia.

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La batuta del Congreso, que tuvo lugar en el fantástico teatro El Círculo, donde alguna vez cantó Caruso, estuvo a cargo de Andrea Riccardi, quien además de presidente de “la Dante” (nombre habitual que se le da a esa institución) es un exministro y fundador de la Comunidad de Sant’Egidio.

En dos largos discursos Riccardi afrontó las diferentes dimensiones y problemáticas referidas al italiano. En uno de los párrafos clave de esas intervenciones recordó que “el italiano no es una lengua provincial, no es una lengua de los recuerdos y del pasado, por el contrario, se proyecta hacia el futuro y lo hace a través de un mensaje humanístico”.

La referencia a “los recuerdos y el pasado” calza a la perfección con el que es un tema fundamental en la multifacética relación entre el idioma italiano y la Argentina: la fluvial inmigración proveniente de diferentes regiones de la península trajo consigo una gran variedad de dialectos; estos representan a su vez a la otra cara de la moneda de un rasgo compartido por gran parte de las primeras oleadas de migrantes, o sea el desconocimiento, parcial y a veces total, del idioma nacional italiano. 

El aporte demográfico que esa corriente migratoria dio a la Argentina fue enorme mientras al mismo tiempo los gobiernos nacionales del país impulsaban una política educativa basada en el monolingüismo frente a un nutrido número de idiomas que, precisamente a raíz de las migraciones europeas, se iban mezclando al castellano local. La ley 1.420 sobre la Educación laica, gratuita y obligatoria aprobada en 1884 apuntó a poner orden en esa situación al impulsar el concepto de estandarización lingüística: dicho de otra manera, el establecimiento de una lengua oficial en todo el territorio nacional. 

En un libro publicado hace unos años (“Historia lingüística de la emigración italiana en el mundo”), el lingüista y semiólogo Massimo Vedovelli explica que la dialéctica entre el italiano y los idiomas regionales de la península –de hecho, los dialectos– ha sido “el hilo conductor” de ese fenómeno migratorio, cuyas primeras oleadas fueron en su mayoría analfabetas y dialectófonas. La diversidad lingüística entre las diferentes regiones de proveniencia era muy clara incluso desde el momento de la partida hacia las Américas, por ejemplo, desde Génova o Nápoles: a bordo se hablaban dialectos muy diferentes uno del otro, mientras que a su llegada a los puertos de destino como Buenos Aires los inmigrantes eran lógicamente identificados sin distinción alguna simplemente como “italianos”. 

Cuatro vertientes para un idioma. En sus discursos Riccardi señaló la importancia del “futuro” para la lengua italiana, incluso como contracara precisamente de ese pasado marcado a fuego por la inmigración. “La globalización multipolar se caracteriza por un proceso de fragmentación. Pero el italiano es un idioma acogedor, una suerte de idioma-mundo, y tiene un enfoque humanístico”, destacó Ri-ccardi, tras recordar el espacio que la Dante quiere dar a los escritores extranjeros que escriben en italiano: un ejemplo de esta decisión es el caso de Edith Bruck, una poetisa y traductora húngara, quien sobrevivió a la Shoah y que hoy día es vicepresidenta de la Societá Dante.

“Lo que nosotros hacemos es enseñar nuestra lengua con  espíritu de apertura, no queremos controlar los efectos de esa enseñanza; un mundo más amplio es algo positivo para Italia”, precisó a su vez el exvicecanciller Mario Giro, quien está al frente de la asociación Dante LAB: “El italiano se ha ido moviendo por su cuenta y no está vinculado por ejemplo, al colonialismo o al comercio, como ocurrió en cambio con otros idiomas”. 

Hoy día, añadió Giro, la lengua italiana puede subdividirse “como mínimo” en cuatro segmentos: “el de Italia, el de los italodescendientes (el más numeroso y con diferentes articulaciones), el de los nuevos italianos (los inmigrantes) y el de quienes son ‘simpatizantes’ de la lengua por elección o bien por razones del corazón”. En un video-mensaje dirigido al Congreso, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, destacó por su parte que “el italiano conecta entre sí al arte, la cultura, la economía, el turismo, la alimentación y el estilo de vida” del país. 

Tuitear y rapear. Si es cierto que saber conciliar lo antiguo con lo moderno y el pasado con el futuro es una de las grandes cualidades de la cultura italiana, hay por otro lado, dos ejemplos muy concretos sobre cómo este proceso está ocurriendo en el campo lingüístico nacional.  

En 2018, Pablo Maurette, un escritor y docente porteño que enseña en el exterior, tuvo la idea de colgar un canto de la Divina Comedia por día en Twitter para difundir la obra de Dante Alighieri. El éxito fue descomunal y la fórmula acertada: un libro, la Comedia, de hace siglos, difundido a través de un medio del presente, de este presente en el que las redes sociales son las que mandan.

Segundo ejemplo. En Italia, la Divina Comedia está desde hace tiempo mucho más de moda que en el pasado, sobre todo entre los jóvenes, a menudo los jovencísimos. La obra de Alighieri ha logrado seducir por ejemplo, al rapero genovés Mario Molinari (conocido como Tedua), cuyo álbum más reciente se inspira sin inhibiciones y con desparpajo precisamente en la Comedia.

Cuenta la historia que por algunos años de sus vidas, Dante y otro de los grandes poetas del siglo XIII, Guido Cavalcanti, fueron muy amigos, vínculo alimentado precisamente por el amor a la poesía. Con bastante imaginación y aún más osadía, no es equivocado afirmar que esta imagen tiene cierta semejanza con lo que puede verse hoy día por las calles de cualquier ciudad del planeta cuando dos o más raperos se juntan para escribir la música y los textos de sus temas. Poco importa los siglos que han transcurrido entre una escena y la otra: la clave son las rimas que van naciendo en el marco de un idioma compartido.

“Laboratorio” Rosario. Toda vestida de azul, la ítalo-rosarina Valeria Mazza se sintió en casa al inaugurar hace unos días en Rosario el Congreso Internacional de la Dante Alighieri. Además del embajador de Italia en la Argentina, Fabrizio Lucentini, el evento contó con la presencia de autoridades locales, directivos y personalidades de la Dante, entre ellos: Andrea Riccardi, Mario Giro, Alessandro Masi, Andrea Vincenzoni, Marco Gallo. También estuvieron presentes el subsecretario de la cancillería italiana Giorgio Silli y Miguel Angel Schiavone, rector de la UCA, en cuya sede tuvo lugar una de las jornadas del evento. Desde Italia llegaron los saludos del presidente Mattarella y del canciller Antonio Tajani. Massi, secretario general de la institución, subrayó la importancia de uno de los temas claves del Congreso (la formación de los docentes y la actualización de los cursos), razón por la cual, precisó, Rosario se convirtió en una suerte de “laboratorio” para el futuro trabajo de la Dante. Al Congreso asistió también el presidente del grupo Techint, Paolo Rocca, quien fue entrevistado por el periodista Marco Tarquinio. A lo largo del encuentro se destacó el rol estratégico que la Argentina está destinada a tener en el trabajo y las diferentes iniciativas impulsadas por la Dante, que está presente en ochenta países.