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macristinismo

No los une el amor, sino Cristóbal López

El acuerdo en la Legislatura de Buenos Aires que benefició a Cristóbal López revela que la verdadera transversalidad es la de los casinos y bingos que, casi sin control, se multiplican por todo el país.

PERSONAJES. Cristina y Macri se han cruzado en varias oportunidades, pero sus fuerzas políticas en Buenos Aires no han tenido problemas en acordar una serie de beneficios para Cristóbal López, “el zar
| Cedoc

Macristinismo. Así se suele llamar a los acuerdos que se producen en la legislatura porteña entre los representantes del Frente para la Victoria y los del PRO, partidos que intentan cultivar una imagen que daría cuenta de diferencias políticas irreconciliables, pero que con mucha frecuencia se toman de la mano frente al espejo. La última confluencia de estos enemigos íntimos se produjo de la mano del otorgamiento de beneficios al empresario Cristóbal López, uno de los selectos miembros beneficiados por la década ganada. La ratificación en la legislatura porteña del convenio firmado entre la ciudad de Buenos Aires y el gobierno nacional implica que se mantenga el no pago por parte de Cristóbal López de una deuda de alrededor de dos mil millones de pesos en concepto de impuestos por Ingresos Brutos, a cambio de que ingresen a la ciudad cánones por el negocio del juego que equivaldrían a trescientos millones de pesos por año. López, el variopinto emprendedor -hombre que incursionó en el negocio de la obra pública, el transporte, los medios de comunicación y la agricultura, y que obtuvo beneficios económicos grandiosos de la mano de su relación personal con los Kirchner- es también el representante más intenso del negocio del juego en la Argentina. Una de las ramas más productivas y polémicas de la economía nacional.

Transversales. El negocio del juego lo atraviesa todo. No hay poder gubernamental que se le resista ni clase social que le sea indiferente. El negocio del juego expresa la verdadera transversalidad nacional. Los beneficios otorgados por los poderes estatales a los empresarios del juego no forman parte exclusiva de las políticas kirchneristas –que impulsan este negocio desde cuando Néstor Carlos Kirchner era gobernador de la provincia de Santa Cruz– sino que son parte de los programas de gobierno de todas las fuerzas políticas. No sólo el PRO en la ciudad de Buenos Aires otorga beneficios y permite el desarrollo del juego en su jurisdicción, sino que hasta el socialismo de Hermes Binner acompañó la instalación de casinos en la provincia de Santa Fe, en un aval explícito al poder de Cristóbal López. El empresario emblema del kirchnerismo, conocido como “El zar del juego”, tiene emprendimientos en Caleta Olivia, Comodoro Rivadavia, Rosario, El Calafate, La Rioja, Posadas, Río Gallegos, Río Grande, San Rafael, Santa Rosa, Trelew y Ushuaia a través de la compañía Casino Club. Un verdadero imperio de la ruleta y las maquinitas que no escapa a provincias de la nación ni a ideologías políticas que lo avalen. Se estima que los ingresos de López por estos negocios rondan alrededor de los cinco mil millones de pesos anuales. No hay registro completamente confiable sobre las cifras del negocio multimillonario, ya que los registros sólo dan cuenta de las declaraciones juradas de los empresarios y no de un método que controle fehacientemente lo recaudado en ruletas, maquinitas o mesas de juegos de azar con naipes.

“Hay una condonación de la deuda anterior que ostenta Cristóbal López por el pago de impuestos a los ingresos brutos que ronda alrededor de los dos mil millones de pesos, explica Marcelo Ramal, recientemente elegido legislador por el Frente de Izquierda en la ciudad, para marcar su oposición al estado de las cosas. Se reemplaza ese cobro por un canon adicional de alrededor de trescientos millones de pesos por años. Pero estamos en la presencia de una condonación de deudas futuras respecto a esta actividad. Dicen que esperan por la justicia por varios amparos, pero lo que en realidad sucede es que el negocio se extiende incluso temporalmente”. Las salas de máquinas de juego que existen en Palermo y el Casino flotante de Puerto Madero fueron habilitadas, mediante una prórroga,  para funcionar hasta el año 2032 -antes tenían licencia hasta 2017- mediante una ley sancionada por el entonces presidente Néstor Carlos Kirchner.

“No hay tal condonación de deuda -dice la ex legisladora porteña kirchnerista María José Lubertino-, sino que se votó a favor del acuerdo entre el gobierno nacional y el de la Ciudad para que pueda ingresar dinero contante y sonante debido al reconocimiento de los beneficios que deben ofrendar los cánones pagados a Lotería Nacional.  Dicho esto, hay que reconocer que el juego es una actividad que resulta muy difícil de controlar, en función de sus ingresos y egresos y su relación con la economía más en general. Cuando pudimos votar que no se instalaran más cajeros en bingos y casinos tuvimos una oposición tremenda por parte de los sectores que responden a esa rama del juego. Logramos apartar los cajeros de los bancos en beneficio de la salud de la población. Personalmente estoy en contra del negocio del juego, pero creo que esta ratificación del convenio entre el gobierno de la Ciudad y el nacional aporta a que exista la posibilidad de cobrar fondos de manera inmediata por parte de los ciudadanos porteños y que esos fondos sean usados en beneficios sociales para la población”.

Carmen Polledo, del PRO, niega la condonación de la deuda: “No es así. No renunciamos a que se pague lo que hoy está en un litigio judicial parado, sino que apuntamos a que se cobre una cantidad de dinero que debería ingresar a la ciudad sin ningún remilgo. ¡Seguimos demandando que se nos paguen los ingresos brutos!.

“Es un sistema muy peligroso, insiste Ramal. Nadie sabe cuánto se recauda en este sistema de juegos porque ni la información nacional ni de la ciudad dan cuenta de los movimientos sino que se confía en las declaraciones juradas de los empresarios para tomarlas como válidas. En realidad, todo el sistema del juego es muy potente a la hora de mostrar sus hiperbeneficios. tan sólo hay que pensar que no necesita personal, sino un buen mantenimiento de las máquinas y se ahorra fuerza de trabajo- y cómo es un baluarte del lavado de dinero. Una persona puede ingresar un millón de pesos a un casino, cambiarlo por fichas, perder diez pesos y luego ir a cambiar el resto de las fichas por dinero fresco. De ese modo, habrá lavado novecientos noventa y nueve mil billetes ilegales. Es un método que se repite con frecuencia en todos los casinos y nadie se hace cargo de esto. Sin embargo, para que esto funcione, debe haber una red de casinos, porque uno solo aislado no podría soportar este tipo de operaciones”.

Somos más. El “zar del juego” Cristóbal López no es el único empresario beneficiado por la actividad, que no se expone en general a riesgos comerciales sino que implica sólo ganancias. El grupo español Codere es uno de los baluartes en el país de los bingos que se extienden a lo largo de todo el territorio. La expansión de esta empresa también implica el costado interclasista del negocio del juego. No sólo las salas VIP del casino flotante de Puerto Madero son una fuente incontrastable de ganancias para los empresarios de la actividad, sino que un bingo popular en el partido de Almirante Brown -o en el barrio popular de Flores, en la ciudad de Buenos Aires- puede brindar beneficios y ganancias desmesuradas a los dueños de las factorías de la suerte. Que también ostentan beneficios impositivos ya que, por ley, deben traspasar una cantidad de sus recaudaciones a fundaciones sin fines de lucro. Hecho que permite que entidades como la Fundación Florencio Pérez acceda a los beneficios del juego, aunque nadie pueda demostrar que la institución cumple con los requisitos necesarios como para erigirse como tal (este diario intentó comunicarse varias veces con la fundación, que administra un centro de rehabilitación de drogas, sin resultados positivos). Es necesario remarcar que las máquinas de juego están conectadas a un sistema de control interno, pero no tienen conexión directa con Lotería Nacional Sociedad del Estado, que debería auditarlas, ni con el Instituto de Apuestas de la Ciudad. Ninguno de los organismos tiene acceso a ese sistema mediante un centro de cómputos. El convenio macristinista que se acaba de firmar no prevé la implementación de un sistema de control de esta naturaleza que evite, como sucede hoy, la generación de ingresos que no se declaran, es decir, dinero negro.

 Negocio para pocos, financiación política para muchos

La ley de juego de la ciudad de Buenos Aires establece que se deben eliminar de manera progresiva los bingos existentes en su jurisdicción, sin embargo, esta posibilidad es sólo letra muerta. Por el contrario, la expansión del negocio del juego -que, como se señaló, podría ser un baluarte inmejorable para el lavado de dinero de actividades ilegales- se expande como un reguero de pólvora por todo el país. El recorrido por pueblos perdidos en las rutas argentinas no excluye que, junto a la plaza central y a la iglesia erigida cerca de la casa de gobierno, se erijan bingos o casas de juegos que ofrecen la tentación de la ilusión de la riqueza mediante el simple movimiento de la mano, que tira para abajo la palanca de las maquinitas del dinero. Ilusión para muchos, negocio para pocos, financiamiento político para varios, el juego en la Argentina implica el fin de los principios reemplazados por el pragmatismo que intenta recaudar algo de todos sus beneficios. Una tarea en la que se empeñan beneficiarios de todo signo, más allá de todo principio, más acá de la ganancia que produce que políticos de toda índole se tomen de las manos entre ellos y con los empresarios que, con golpes de suerte inducidos, hoy reinan en el país.