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carlos varela alvarez, abogado de raghda habbal de al-kassar

“Quitarles la nacionalidad fue arbitrario”

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En mayo de 1996, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibió una petición presentada por dos abogados argentinos, Carlos Varela Alvarez y Diego Jorge Lavado, en favor de Raghda Habbal. Lo que solicitaban a la comisión había sido uno de los temas que más ocupó los titulares a principios de la década del 90: la revocación de la ciudadanía argentina de la esposa de Monzer al-Kassar y sus cuatro hijos, incluido el pequeño René Mohammed, nacido en 1991 en el país. El gobierno lo había hecho tras la explosión mediática del caso Al-Kassar, y había decidido expulsarla del país con su familia, anulando la validez de sus documentos de identidad argentinos y, según argumentó entonces la defensa, “sin otorgarle el derecho de un proceso judicial y administrativo justos”.

Finalmente, Habbal fue sobreseída pero ya había abandonado la Argentina. Hoy vive entre su casa de Marbella y El Líbano, y sus hijos, ya adultos, estudian en diferentes ciudades del mundo. Ninguno de ellos –ni siquiera René, que casi no vivió en el país donde nació– regresó nunca.
Entonces, ¿qué fin tendría perseguir algo que, aparentemente, ha quedado en el pasado? “Básicamente, queremos continuar porque fue un proceso totalmente injusto. No queremos que siente el precedente de que el Estado argentino puede, arbitrariamente, quitarle a alguien la nacionalidad; y además es un tema de discriminación de género. Perseguimos un juicio justo, porque se trató de un procedimiento que consideramos arbitrario”, explica a PERFIL del otro lado del teléfono desde Mendoza el abogado Carlos Varela Alvarez.

Tras un largo camino de apelaciones y prórrogas, esa petición fue finalmente admitida en julio de 2008. “La admitieron porque creían que tenía fundamentos. En el medio, puede haber un proceso de resolución amistosa, al que nosotros intentamos llegar más de una vez, pero eso nunca se logró”, cuenta Varela Alvarez.
La causa está, a casi dos décadas de su presentación original, en el mismo estado de suspenso. “Visité este año la CIDH y me aseguraron que es muy probable que en 2015 se tome una decisión. Es que se trata de un caso complejo para la comisión: ningún gobierno, creo, va a querer firmar algo así”, agrega.

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La vía familiar. ¿Cómo se llega desde un estudio cuyano a representar a uno de los personajes más controvertidos de la década menemista? “Asumimos la defensa de Al-Kassar en el año 92. Eramos Lavado, Omar Venier y yo, y nos contrataron para defenderlos a él y a su esposa, ante las denuncias que se habían hecho primero en Buenos Aires y luego en Mendoza. Nosotros tomamos todo. En el camino, Raghda fue sobreseída del proceso penal por obtención de documentación fraudulenta para obtener la ciudadanía, y siguió adelante un proceso civil por la revocación de ciudadanía. El caso nos llegó a través de una persona que yo conocí casi de casualidad: durante uno de mis veraneos en Chile, conocí a un grupo de personas con las que quedamos en contacto. Tiempo más tarde, uno de ellos me contacta, me explica que es pariente de Al-Kassar y me pide que me ocupe de su caso”, recuerda.