ELOBSERVADOR
75 años de "sindicalismo de estado"

Todo empezó en Trabajo y Previsión

En la semana del 17 de octubre es interesante repasar cómo Juan Domingo Perón urdió su poderío desde el golpe de 1943. Entre sus asesores había socialistas y corporativistas.

20181012_17octubre_plazademayo_1945_samuelamaral_horaciobatalla_g.jpg
Histórico. Un discurso de Perón en campaña. Arriba, la gente congregada en Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. | samuel amaral / horacio batalla

Hace 75 años, la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión fue la plataforma desde la cual el coronel Perón, hombre fuerte de la dictadura nacionalista instalada en 1943, se transformó en el principal referente de los trabajadores. Luego vendrán el 17 de octubre del 45, la candidatura por el Partido Laborista y su llegada a la Presidencia. También, el Estado peronista y el modelo sindical centralizado.

El sindicalismo de Estado ocupa el capítulo más extenso de la historia del movimiento obrero argentino y está asociado al ascenso y la acción del peronismo. Se define como tal por el encuadramiento estatal en el que fueron reconocidos los derechos de los trabajadores y el carácter y las formas que adquirió la organización sindical. Sus fechas de inicio corresponden a la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, el 27 de noviembre de 1943, y a la unificación de las dos CGT que existían hasta entonces, el 21 de septiembre de 1945.

Nacionalismo autoritario. Los militares que tomaron el poder el 4 de junio de 1943 habían llegado con una manifiesta tendencia nacionalista y autoritaria, pero existían distintos matices respecto de la cuestión social, y no tardarían en manifestarse desde un comienzo diferentes proyectos dentro del nuevo gobierno, que se definía a sí mismo como “revolucionario”.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Una de las primeras medidas en el campo gremial fue, en julio de 1943, la disolución y proscripción de una de las dos centrales obreras por su “carácter netamente comunista”. En agosto de ese año, fueron intervenidas la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, puntales de la otra CGT. Mientras tanto en una pequeña imprenta de la cortada Tres Sargentos, cerca de la Plaza San Martín, el coronel Perón comenzaba a escuchar de boca de los líderes sindicales sus inquietudes y demandas.

Perón estaba al frente de la Secretaría del Ministerio de Guerra y era una de las principales figuras del GOU cuando reemplazó al coronel Carlos Gianni como interventor en el Departamento Nacional de Trabajo. Desde allí, junto a un reducido núcleo de colaboradores entre los que se destacaba el teniente coronel Domingo Mercante, empezó a delinear una apertura hacia el mundo sindical.  

Su idea de darle al área laboral del gobierno una nueva jerarquía, atributos y funciones, contó con dos inspiraciones ideológicas opuestas, aunque inscriptas ambas en el nuevo derecho laboral: la de Juan Atilio Bramuglia, abogado socialista del gremio ferroviario, y la de Francisco José Figuerola, abogado laboralista catalán de orientación corporativista que había colaborado con la dictadura del general Primo de Rivera.

Cambio. El cambio se produce el 27 de noviembre de 1943 con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión (STP), dependiente de la Presidencia de la Nación, que tendría a su cargo fiscalizar el cumplimiento de la legislación laboral y centralizar la política social del Estado. Todas las funciones de conciliación y arbitraje y de policía del trabajo e inspección, descentralizadas hasta entonces en distintas reparticiones, pasaban a integrar las atribuciones de la STP. Las cajas jubilatorias y las de Maternidad y Ahorro Postal, también quedaban bajo su control. Otra innovación importante fue la transformación de todas las oficinas del trabajo provinciales –fuera cual fuere su denominación– en delegaciones regionales.

Entre los considerandos, el Decreto 15.074 señalaba: “Que, mediante una dirección central y supervisora de toda la actividad que desarrolla el Estado a favor del mejoramiento moral y material de la clase trabajadora, será posible arbitrar con un criterio de conjunto, el más adecuado a la complejidad del hecho social, las medidas que contribuyan a una pronta y efectiva elevación del nivel de vida de los que solo cuentan para subvenir a ella con un exiguo salario”.

Sindicatos. Durante este período se sancionaron numerosos decretos y normas que favorecían a los trabajadores al mismo tiempo que, con el otorgamiento de la personería gremial, nacieron nuevos sindicatos. En su primer mensaje desde la secretaría, luego de ordenar la libertad de numerosos dirigentes detenidos, Perón había señalado también que “la agitación de las masas es un efecto de la injusticia social […], el remedio no está en engañarlas y en someterlas por la fuerza, sino en hacerles Justicia”.

En cuanto al papel de la STP, Perón anunciaba el inicio de “la era de la política social argentina: atrás quedará para siempre la época de la inestabilidad y desorden en que estaban sumidas las relaciones entre patrones y trabajadores. De ahora en adelante, los empresarios podrán trazar sus previsiones para el futuro desarrollo de sus actividades, tendrán la garantía de que si las retribuciones y el trato que otorgan al personal concuerdan con las sanas reglas de convivencia humana, no habrán de encontrar por parte del Estado sino el reconocimiento de su esfuerzo en pro del mejoramiento de la economía en general y consiguiente engrandecimiento del país. Los obreros, por su parte, tendrán la garantía de que las normas de trabajo que se establezcan enumerando los derechos y deberes de cada cual, habrán de ser exigidas por las autoridades del trabajo con el mayor celo y sancionado con inflexibilidad su incumplimiento. Unos y otros deberán persuadirse de que ni la astucia ni la violencia podrán ejercitarse en la vida del trabajo, porque una voluntad inquebrantable exigirá por igual el disfrute de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones”.

El acercamiento del gobierno militar a los gremios, a través de la secretaría que conducía el coronel Perón, generó distintas respuestas entre los líderes gremiales. Al finalizar 1944, una recién constituida Comisión de Unidad Sindical, con participación de Ferroviarios, La Fraternidad y Unión Tranviarios, iniciaba un nuevo camino, enarbolando un programa de acción conjunta. Entre sus principios se enunciaban la defensa de las libertades sindicales e individuales, la independencia del movimiento sindical de todos los partidos políticos u organizaciones religiosas y el mejoramiento social y económico de los trabajadores. La orientación adoptada estaba en estrecha relación con Perón que, desde julio de ese año, ocupaba, además del cargo de titular de Trabajo y Previsión, la vicepresidencia de la Nación y el Ministerio de Guerra.

Redefinición. Para ese entonces, la Secretaría de Trabajo y Previsión había redefinido su papel, como “un organismo mediante el cual el Estado va en defensa de los derechos de las masas sufridas y laboriosas”, alejándose de la función arbitral y equidistante que se la había asignado en el momento de su creación.

Mientras tanto, algunos sindicatos, como el de Obreros del Calzado, se fueron alejando de la CGT por las manifiestas simpatías que ésta empezaba a tener hacia la política del coronel Perón. Otros, como La Fraternidad, denunciaron que la CGT “ha permanecido indiferente a la clausura e intervención de sindicatos, detención de dirigentes, creación colateral de sindicatos con propósitos divisionistas, proscripción de la libertad sindical y democrática, aislamiento internacional, carestía de la vida”.

La STP será la plataforma desde la que el coronel Perón comenzará a enhebrar su relación con los gremios, abordar la legislación laboral y desarrollar su proyecto político. Luego vendrán su destitución y regreso triunfal el 17 de octubre del 45, la unificación de la CGT y el ascenso de una nueva camada de dirigentes gremiales y la candidatura por el Partido Laborista que llevará a Perón a la Presidencia por el voto popular.

Con la reforma constitucional de 1949, en su primera presidencia, se crearon, entre otros nuevos ministerios, el de Trabajo y Previsión, cuyo primer titular fue el sindicalista José María Freire. En 1958, la Ley de Ministerios Nº 14.439, presidencia de Frondizi, cambió la denominación por la de Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, determinando su nueva competencia y estructura interna. Con diferentes variantes esa estructura se mantuvo hasta 1966, cuando la dictadura de Onganía modifica el organigrama del Ejecutivo y unifica Economía y Trabajo en un ministerio con distintas secretarías de Estado, 52 años más tarde, el 3 de septiembre de 2018, Trabajo dejó de ser ministerio y volvió a esa jerarquía de “Secretaría de Estado”. Recordar sus orígenes y circunstancias y sus distintas etapas puede tener una inesperada actualidad.

1943-1945: Ejército y sindicatos. Los vínculos de la vieja guardia de dirigentes sindicales con el coronel Perón y sus colaboradores militares y civiles y las medidas destinadas a atender la situación de los trabajadores produjeron a partir de 1943 un reacomodamiento de grandes proporciones en el sindicalismo. En abril de ese año, cincuenta delegados metalúrgicos orientados por Angel Perelman y Nicolás Giuliani, reunidos en la sede de la CGT que conducía el ferroviario José Domenech, fundaron la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Nacieron también la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (Fotia) y el Sindicato de la Industria Vitivinícola, con actuación en Mendoza y San Juan, que luego se convirtió en la Federación de Obreros y Empleados de la Industria Vitivinícola y Afines (Foeva). Salían de la influencia comunista y, en algunos casos, constituían organizaciones paralelas que tras obtener la personería gremial se transformaban en legítimas representantes de los trabajadores, como la Unión Obreros de la Industria Maderera o la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra).

*Periodistas e historiadores. Autores de La lucha continúa. 200 años de historia sindical en la Argentina.