El 28 de mayo, la derecha española festejó su triunfo en Madrid. José Luis Martínez Almeida, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso celebraron la victoria en las elecciones municipales y autonómicas. El Partido Popular se impuso ante el oficialismo, y por ende ante el presidente Pedro Sánchez. Así se hacen presentes la derecha y la ultraderecha (Vox, con quienes pactará la PP) en España. Vox, teniendo una de las mejores elecciones hasta el momento, se consolidó como tercera fuerza.
De esta manera abrimos paso a una nueva España, iniciando una era en la política nacional distinta, de tensión con la presidencia y con objetivos, dentro de cada municipio, que dan un volantazo hacia la derecha.
España no ha sido el único país que optó por la derecha (o ultraderecha en el caso de Vox), varios países de Europa han tomado el mismo camino, iniciando así un período distintivo en la política de varios de esos Estados, como veremos desarrollado más adelante.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿estamos iniciando una nueva ola de derecha o, mejor dicho, ultraderecha?
Trump. Podemos considerar que esta posible ola se inicia con la llegada de Trump al poder en el año 2017. Al comenzar en Estados Unidos, y ante la existencia de la interdependencia que existe dentro del sistema internacional, el efecto contagio continuó en el resto del mundo, considerando por supuesto, un efecto tardío en aquellos Estados con menos presencia en el sistema.
Sin embargo, esta nueva ola que empezó en Estados Unidos, siguió en Europa, y posiblemente concluya en América Latina, al ser esta región un claro ejemplo de aquella que sufre el efecto tardío explicado anteriormente, se destaca por la presencia de partidos y líderes de extrema derecha.
Si nos detenemos en la pregunta desarrollada previamente, surge otra distinta cómo, ¿por qué hablamos de ola?, ¿no es posible que surjan auges de la ultraderecha en distintos Estados que componen el sistema, tomando estos casos como aislados y no englobarlos en una ola como algo genérico?
La realidad es que sí es posible tomar a Italia, España o Estados Unidos en 2017 como casos aislados (para nombrar algunos ejemplos). Sin embargo, la historia y los datos nos demuestran que la interdependencia de los Estados es tan fuerte que la tendencia a que los Estados sigan una línea en sus políticas domésticas es totalmente evidente.
Detengámonos específicamente en América Latina. En la región latinoamericana es visible la existencia de olas. Recurriendo a la historia, el autoritarismo urocrático (término de O’Donnell) iniciado en 1960 y finalizado en 1980, se destaca por la presencia de gobiernos autoritarios, muchas veces llegando al poder mediante la imposición y otras mediante el voto popular.
Hacia inicios de la decada de los 80 finaliza esta ola e inicia una nueva, considerada la ola democratizadora, donde la mayoría de los Estados latinoamericanos eligieron la democracia como sistema político. Estas dos olas mencionadas se refieren principalmente a la elección (o imposición) de sistemas políticos.
De la misma manera sucede con las ideologías políticas, la llamada marea rosa (partidos de izquierda y centroizquierda) como un claro ejemplo iniciado en los 2000, así como también la ola derechista iniciada aproximadamente en 2011 con Piñera, pero sustentandose en 2016 con la llegada de Kuczynski en Perú, prosiguiendo ésta con Bolsonaro en Brasil o Lacalle Pou en Uruguay. Así como nos centramos en América Latina, en el mundo desarrollado (concentrándonos principalmente en Europa) sucede de la misma manera.
Ultra. ¿Por qué consideramos que la ultraderecha es la protagonista de esta nueva ola? Como es de público conocimiento, España no es el único país en donde la derecha está haciéndose presente. Muchos países han decidido orientarse hacia la derecha extrema. Es el caso en Italia con el partido Hermanos de Italia, liderado por Giorgia Meloni, primera mujer de ultraderecha que ocupa la posición de primer ministro; Israel con la presidencia de Benjamin Netanyahu donde en diciembre de 2022 decidió cambiar su gobierno y dirigirse hacia la ultraderecha, sobre todo en términos de política exterior; Hungría con Viktor Orbán como primer ministro teniendo el 59% de las bancadas en el Parlamento; Polonia gobernado por Andrzej Duda.
En aquellos Estados en donde la ultraderecha aún no gobierna, esta va aumentando su legitimidad y representatividad. Es el caso de Suecia con el partido Los Demócratas de Suecia, convirtiéndose en 2022, tras las elecciones, en el segundo movimiento político más importante del país.
De la misma manera sucede con Finlandia, en donde se visualizó la vuelta de la derecha al poder, y así la llegada del partido de ultraderecha Verdaderos Finlandeses, en las elecciones legislativas del 2 de abril.
Austria es otro ejemplo en donde la ultraderecha alza su voz, el Partido de Libertad está activo, inicia el proceso de seducción hacia los votantes y está obteniendo buenos resultados.
Los ejemplos mencionados destacan la presencia de la ultraderecha en Europa anclados en características comunes: fuerte nacionalismo; xenofobia y rechazo a la incorporación de distintas etnias, conservadurismo y algunas marcadas ideas de organización social y económica de difícil implementación.
Como conclusión, nos preguntamos: ¿esta ola llegará a América Latina?, ¿será la presencia de Milei en nuestro país o de José Antonio Kast en Chile, y la repercusión que estos generan, casos aislados en la región o formarán parte de esta nueva ola?
*Licenciada en Relaciones Internacionales.