En La Matanza, el trueque volvió a convertirse en un mecanismo de intercambio ante la falta de efectivo en febrero de 2016, cuando cuatro mujeres de Laferrere, la localidad más poblada del distrito más poblado de toda la provincia de Buenos Aires, decidieron crear el grupo de Facebook: Trueque sin Dinero Solo por Alimentos. A través de las redes sociales, le dieron forma a lo que ya estaba pasando en sus barrios: un entramado de permuta recíproca entre los vecinos que empezaban a trocar ropa o artículos que ya no usaban por fideos, leche o arroz para llenar la mesa todos los días.
El grupo pegó rápido y en pocas semanas llegó a los mil miembros. Hoy, ya son 42 mil las personas que lo integran, con 3 mil publicaciones diarias. La repercusión de ese trueque tuvo un efecto rebote y muchas de sus participantes –algo que se destaca es que, en su mayoría, son mujeres– empezaron a abrir sus propios grupos y a replicar la experiencia en otros barrios matanceros.
Pero la novedad es que hace veinte días las cuatro administradoras del grupo de trueque original generaron uno nuevo, enfocado específicamente en el intercambio de medicamentos, sobre todo antitérmicos pediátricos.
“Con la llegada del frío empezamos a ver que las publicaciones de nuestro grupo original se estaban centrando mucho en eso y armamos otro específico. Sabemos que intercambiar un remedio no es lo mismo que pedir un pantalón, pero la gente te cuenta que a sus hijos les sube la fiebre, van al hospital y ya no les entregan los medicamentos y, encima, no tienen un peso para ir a la farmacia”, contó a PERFIL Laura Gómez, una de las administradoras.
“Ponemos algunos límites y no permitimos el intercambio de tranquilizantes o anticonvulsivos, pero este es un grupo de ayuda y si un abuelo va a PAMI y no le dan las tiras reactivas para la diabetes, va a conseguirlas como sea, porque hay cosas que no pueden esperar”, explicó Gómez, consciente de que los profesionales de la salud desaconsejan este tipo de intercambios por los riesgos que implica la automedicación o el acceso a medicamentos sin receta.
El mecanismo de este trueque es sencillo: los usuarios van subiendo fotos de los productos que pretenden canjear –generalmente, ropa usada o a estrenar– y los alimentos o artículos de limpieza que piden a cambio, que no pueden ser más de cinco ni superar un valor de cien pesos por cada artículo intercambiado. En el caso de los remedios, el equivalente tiene que ser a unos 30 pesos. Pero la ley de oferta y demanda también rige en este mecanismo de la economía informal: la leche en polvo, los pañales y las botellas grandes de aceite valen doble, y el pollo y la carne cuentan por los cinco productos permitidos en total.
Una vez que los trocadores se ponen de acuerdo, los intercambios se hacen cara a cara, frente a la estación ferroviaria de Laferrere. “Antes teníamos días y horarios específicos para hacer los cambios, pero la demanda creció tanto que la gente circula todos los días, a toda hora, y hay momentos en que ya no se puede caminar por las veredas porque no hay lugar. Hubiésemos querido que pasara todo lo contrario, pero en los últimos meses explotó. Hay muchos que no tienen otro modo de conseguir comida que haciendo intercambios”, explicó Gómez.