Tiene apenas 22 años y es una actriz fundamental del cine argentino en la actualidad. Se llama Ailín Salas, y ha sabido ganar un espacio en filmes independientes como Mariposa, el último estreno cinematográfico de Marco Berguer. Pero su lista de trabajo es inmensa, al menos si se piensa, como sostiene ella, que “filmo desde que tengo 13 años, primero en publicidad; hice mi primera película, XXY, de Lucía Puenzo, y un film de Néstor Paternostro, al mismo tiempo prácticamente. Y me enamoré del cine. Me encanta. Me gusta mucho el ambiente que se da en un rodaje”. En TV se lució en la tercera temporada de En terapia.
Salas ha trabajado en filmes de Santiago Palavecino, Ezequiel Acuña, Milagros Mumenthaler y muchos directores más: “Estoy muy feliz y muy agradecida. Porque trabajo con gente muy talentosa. Estoy feliz con las películas que hice y con las experiencias que viví. Siento que fue tanto. Trabajo desde los 13 y tengo 22. Hago películas desde toda mi vida. Estoy en un momento donde siento que hay algo que tengo que renovar.” ¿Renovar? “Siento que agoté algo actoral, quizás, por eso estoy buscando cosas nuevas. No digo que son siempre los mismos personajes, pero siempre hay algo mío muy presente”.
¿Haría televisión, por ejemplo, en una serie de Pol-ka? “Sí, no lo hago porque no me llamaron. Siempre y cuando el personaje me guste. Tengo una relación muy linda con mi trabajo, me gusta mucho. Siento que lo hago con mucho amor. Siento que hay un momento donde hay que buscar cosas nuevas dentro de la actuación. Apostar a otras cosas, a otros personajes. Me gustaría que llegara algo que me sorprendiera mucho”. Y a la hora de hablar de los problemas de público que a veces tienen varias películas en las que trabaja, sostiene: “Siento que hay algo que hace demasiado dificultoso que las películas argentinas se estrenen, necesitan un espacio para que se vean”.