En la casa del kilómetro 178, de la Ruta 10, camino a José Ignacio se respira paz. Es domingo 3 de enero por la mañana (a las 11:30, en Uruguay), y el sol pega de lleno en el deck que da sobre la laguna de la casa que alquiló la familia Vicuña. Una piscina rectangular, ideal para nadar, invita a Blanca, de 3 años y medio, y a Bautista, de casi 2, a zambullirse en el agua. Previo paso por las manos de su mamá, Pampita Carolina Ardohain (31), quien recorre sus cuerpitos untándolos con pantalla solar, y coloca en sus brazos las conocidas “alitas salvavidas”, recordándoles que no deben quitárselas en ningún momento sin su previa autorización. Una niñera uruguaya se encarga de controlar sobre todo al menor, mientras Pampita, con lentes espejados Ray Ban y un cuerpo envidiable, se sienta a hablar con CARAS, “luego de la tormenta”.
—¿Qué puede decir acerca del incidente que sucedió en la madrugada del 1 de enero en la disco “Tequila”?
—No desmiento ni afirmo nada. Lo que haya pasado fue asunto mío.
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—Pero los medios de comunicación, especialmente la televisión y la radio de la Argentina, no paran de comentar sobre su pelea en la puerta de Tequila, donde Isabel Macedo (34) dice haber terminado con lesiones por su culpa…
—Por suerte acá, en esta casa, no tenemos ni Internet ni televisión, ya que Benjamín y yo quisimos tomarnos realmente unas vacaciones con todas las letras Así que no estoy al tanto de lo que se comenta ni me importa (Una semisonrisa acompaña sus palabras)
En la planta alta, una voz masculina con tonada chilena pregunta: “Mi amor, ¿dónde has guardado mi pasaporte?”