ESPECTACULOS
Uzo Aduba

“Aprendí que no hay necesidad de sufrir en silencio”

La actriz protagoniza la cuarta temporada de In Treatment. Recomienda el psicoanálisis para todas las personas y recuerda su estadía en la Argentina en 2018. Habla de su famoso papel como Ojos Locos en Orange is the New Black.

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Cambio. El nuevo rol implica un desafío para la gran actriz. | GZA. HBO

In Treatment, la famosa serie estrenada en 2008 regresa con una nueva temporada, diez años después de la última, ahora con Uzo Aduba. Originalmente creada en Israel en 2005, el original formato que Hagai Levi con Ori Sivan y Nir Bergman titularon Be’Tipul, pasó a Estados Unidos e hizo tres temporadas en 2008, 2009 y 2019, con Gabriel Byrne como el protagonista, el doctor Paul Weston. El psicoanalista, que capítulo a capítulo, iba conociendo y ayudando a sus pacientes, ahora no está, sino que el rol principal lo tiene Aduba, quien encarna a la Dra. Brooke Taylor. Los 24 capítulos, de esta cuarta tanda de episodios, contienen dos episodios de media hora cada uno. Se estrenan los domingos y lunes por HBO y también pueden verse por streaming en HBO GO, lo mismo que las tres temporadas anteriores. 

La serie se vio en varios países y fue un gran éxito en la Argentina. Aquí se conoció como En terapia, con Diego Peretti en el rol principal del doctor Guillermo Montes, con un elenco en el que se contaban a Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi, y con la presencia de Norma Aleando como la terapeuta del propio terapeuta. En la cuarta temporada de In Treatment, Aduba, nacida en Estados Unidos, con orígenes nigerianos, ha ganado premios Emmy por trabajos como Mrs. America y Orange is the New Black. En este nuevo proyecto está acompañada por colegas como Anthony Ramos, Liza Colón-Zayas, John Benjamin Hickey, Quintessa Swindell y Joel Kinnaman. Entre pacientes, amistades y una ex pareja de la terapeuta, el conjunto de personajes exhibe sus sufrimientos, en un elegante ambiente de Los Ángeles, en el que la pandemia aparece como problemática recurrente. Se mantiene una de las características de la serie, casi teatral, que implica una acción basada en los diálogos, con relativamente escaso desplazamiento por los espacios. Lo que sucede, sucede dentro del consultorio y hasta allí llegan las repercusiones del mundo exterior y las realidades internas de los personajes. Fiel reflejo contemporáneo, uno de los pacientes realiza su tratamiento vía videollamada.

—“In Treatment” regresa luego de diez años. ¿Qué cambió en esta década, que repercute en esta nueva temporada?

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—Mi personaje no existía en el In Treatment previo. En el mundo, en los últimos diez años las conversaciones que tuvimos en torno a la salud mental han cambiado. Claramente no estábamos en una pandemia, entonces los tipos de conversaciones actuales no sucedían y no eran parte del telón de fondo de las conversaciones que sí se daban en las sesiones. Creo que esa es una de las grandes diferencias entre mi personaje y el del Doctor Paul. Mi personaje, que se está filmando en California, le brinda a la serie una visión más amplia, le da al guión una forma más inclusiva de contar la historia. Es genial y emocionante.

—De tus trabajos recientes y resonantes, como “Orange is the New Black” y ahora “In Treatment”, ¿es posible ver situaciones más específicamente estadounidenses en la primera, y otras más universales, en la segunda?

—Algo particular que se ve en Orange is the New Black es que Estados Unidos, en comparación al resto del mundo, tiene una situación única en su sistema, en términos de tasas de encarcelamiento. Un planteo más universal en In Treatment tiene que ver con algo que a todo el mundo atraviesa: hay grupos de personas que no deberían estar excluidas de los beneficios que trae el cuidado de la salud mental. Lo universal aquí es que todo el mundo tiene problemas; no importa quién seas, cualquier persona ha atravesado algo. Incluso si nunca has pasado por nada previo a la pandemia, ahora todos nosotros tenemos algo, a causa de la pandemia por la que hemos atravesado. ¿Qué se puede aprender de esta serie? Que cualquiera puede obtener beneficios del cuidado personal. 

—¿Qué hizo que te dedicaras la actuación? ¿Cuándo descubriste que querías ser actriz por el resto de tu vida?

—Amo actuar, tengo una verdadera pasión por la actuación. Mi corazón se llenaba de entusiasmo cada vez que pensaba en actuar. Descubrí la actuación en la universidad, pero realmente ya me di cuenta que quería ser una artista profesional en los últimos años de mi secundario. Tuve una maestra, que me inspiró, para que yo persistiera durante mi universidad, allí me di cuenta que quería convertirme en actriz y hacer esto por el resto de mi vida.

—¿Cómo dimensionarías el impacto de “Orange is the New Black” para tu carrera y en la cultura general al hablar de las series y su impacto en el mundo?

—Fue muy importante. La serie fue un trabajo increíble donde se tomó con humor la cultura y la vida que no vemos a menudo, la que no notamos. Les dio vida a tantos personajes, mujeres, historias, que no hemos visto tan seguido. Esto guarda mucha relación con lo que ocurre en In Treatment, porque esta serie está mostrando, hablando sobre temas que no estamos acostumbrados a discutir de forma abierta. En Estados Unidos, les tememos a estos temas; ustedes en Argentina tienen una cultura del psicoanálisis, pero nosotros no la tenemos. Sobre la salud mental, empezamos a hablar abiertamente, transparentemente con la primera parte de la serie. La serie vuelve ahora en estos tiempos donde parece que las familias enteras se abren a conversar, también con humor en esas vidas y esas historias.

—¿Cómo es tu vínculo personal con el psicoanálisis? ¿Qué mirada ofrece la serie sobre este tipo de tratamientos?

—Aprendí que no hay necesidad de sufrir en silencio. Es importante, para cada uno de nosotros, que estemos seguros de no desentendernos de nuestro propio dolor. Yo espero que la serie enseñe a la gente que las conversaciones en torno a la salud mental tienen que tener un lugar. Es importante que esas conversaciones tengan lugar y no sean estigmatizadas. Hay mucha gente cobarde, con miedo, que debe salir a la luz y que debería explorar este tipo de conversaciones tan necesarias e importantes.

—En la Argentina, como en muchos otros países alrededor de todo el mundo, también se hizo una versión de “In Treatment”. ¿Supiste de ella?

—No sabía nada sobre eso, no tenía idea. No la vi, honestamente no la conocía. Pero eso es maravilloso. Amo a la Argentina. Estuve en Argentina en febrero de 2018. La gente es fabulosa, la comida increíble. Las montañas de los Andes son preciosas. Un hermoso, hermoso país. Y amé los bifes.

 

Conflictos y psicoanálisis

—Tu personaje ayuda a sus pacientes, que atraviesan conflictos juveniles en el despegue de las figuras paternas, conflictos de pareja, conflictos visualizados en sus ámbitos de trabajo, pero la Dra. Brooke Taylor no deja de tener sus propios motivos de angustia. ¿Cómo se desarrolla esa tensión entre la profesional y la persona afuera del consultorio?

—Ella es muy buena ayudando a las personas a resolver sus problemas, muy buena en su trabajo. Tiene sus problemas, sufre una gran pérdida; está tratando de superar la pena y atravesar la pérdida de su padre; también perdió a su madre diez años antes. Está buscando cuál es su propósito, el sentido de su vida, tratando de hacer un buen trabajo y a la vez de reexaminar su propia vida. Haciendo todo esto, no está pudiendo atender todo ese dolor que cayó sobre ella la mayor parte de su vida. Ahora, está en un momento donde se ve forzada a enfrentarse a esa pena y esos problemas.

—¿Cómo definirías a tu personaje en esta cuarta temporada de “In Treatment”?

—Fue muy interesante para mí ver cómo ella trabajaba a partir de su dolor y de su pérdida. Incluso como había llegado al punto de que no le prestaba atención a su dolor precisamente porque escuchaba el dolor de los demás. ¿Por qué la gente va a terapia? Hay algo en esa decisión y en estos personajes que se me hace tremendamente humano e interesante. Yo creo que por eso el formato es muy popular en muchos países del mundo.