ESPECTACULOS
Never ending tour

Bob Dylan, un genio suelto en Buenos Aires

Sin actos de demagogia ni palabras por fuera de su repertorio, el músico brindó un show de dos horas anoche en Vélez. Hubo varios temas clásicos. Antes, tocó Charly García. Galería de imágenes. Galería de fotos

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| Tlam

" Es todo por Boby ", dijo Clarly García, antes de calzarse una sobriedad inusitada y sumarse a los dos últimos temas del show que brindó León Gieco, como telonero. " Todo", para García, habrá sido quizás entonar en los coros de Pensar en nada y como primera voz en El Fantasma de Canterville. Pero, claro, en realidad hubo más, mucho más por Boby.

En principio, el clima fue inmejorable. Una tibia noche de un verano que se está yendo dio el marco ideal. Las ansias de tener enfrente a ese referente indiscutido de la música mantuvo al público expectante, en carne viva. Todo lo demás corrió por cuenta de él, de ese Boby al que García se refiere y que no es otro que Bob Dylan.

A las 21.30 comenzaron a apagarse las luces. Apenas unos minutos antes, Gieco, García y Gustavo Santaolalla –que se sumó al show también en los dos últimos temas- habían desaparecido del escenario. Cuando la oscuridad fue absoluta, una voz en off anunció, en inglés, que el show principal estaba por comenzar.

Sólo un par de segundos después, allí estaban ellos, Dylan y su banda haciendo sonar los acordes de Rainy Day Women 12 &35 . Lejos del estallido, la gente aplaudió apenas y se dispuso a escuchar, atentamente.

Dylan, de sobrios ambo y sombrero negros, no tuvo, en toda la noche, un solo gesto de demagogia. No hubo, siquiera, una sola palabra por fuera de su repertorio. No fue necesario, porque Bob Dylan no cantó para la multitud de 23 mil personas que fueron a verlo al estdio de Vélez Sarfield. Cantó para cada uno de ellos y entonces, esas palabras hubieran sobrado.

Así, en las dos horas de pura música fueron pasando los 17 temas elegidos. Todos y cada uno sonaron distintos a las versiones originales, como adaptados para la nueva voz de este Dylan maduro. Just Like a Woman y Lay Lady Lay fueron dos de los más aplaudidos.

En esta tercera visita al país, en el marco de su Never Ending Tour, Dylan estuvo acompañado por Stu Kimball y Denny Freeman en las guitarras, Tony Garnier en bajo, George Recile en batería y Donnie Herron en banjo, violín, pedal steel y lap steel.

Para el final reservaba otro plato fuerte. Su éxito de 1965 Like a Rolling Stone . La gente, entonces, entonó un tímido " olé, olé, olé, olé, Dylan, Dylan". Él hizo como que no los escuchaba. O realmente no los escuchó. Lo cierto es que –otra vez sin decir palabra- desapareció del escenario.

Hubo bises, claro. Pero la gente ya tenía presente que el hechizo estaba por terminar. Sólo les quedaba esperar que su gira, que nunca termina, lo traiga de nuevo a Buenos Aires.