En un chalet del exclusivo barrio Los Troncos, se esconde la vedette más buscada de la temporada, como la definen los programas de chimentos. En la calle sobre la que se ubica la casa, el fuerte viento que sopla en la playa es sólo una brisa. “Celina ya baja”, dice el hombre que abre la puerta. Adentro, se escucha desde el televisor: “El escándalo de Wanda Nara en Carlos Paz”, comenta un notero.
Dos sillones blancos, una mesa ratona y un par de sillas son los únicos muebles del lugar. “¿Quieren tomar algo?”, ofrece Claudio Minicelli, el marido de la mujer que cada noche se sube al escenario del teatro Neptuno, junto a Carmen Barbieri y Miguel Angel Cherutti, en la revista Incomparable. “Nos costó conseguir esta casa”, explica el esposo al pie de la pileta climatizada, que después de la función sirve para que Celina Rucci se relaje, previo juego de naipes con él en la mesa del comedor. No fue fácil conseguir el chalet de cuatro habitaciones. Sobre todo cuando la ganadora de “Bailando por un sueño” tiene bastantes reparos a la hora de irse a vivir durante tres meses a Mar del Plata.
Asombra tanto silencio, en una casa en la que hay tres adolescentes: Uciel, el hijo de 12 años de Celina, y los dos de Minnicelli, de 14, y de 10. “Están jugando al ping pong en el garaje”, comenta el empresario mientras saca las hojas de la pileta e informa sobre las bondades de un nuevo producto limpiador de piscinas. Fue él quien contribuyó a crear un halo más de interés en la vida de Rucci, como hermano de la esposa del ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio De Vido. Algo que a la vedette parece pesarle.
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