Está irreconocible. Tiene quince años, el pelo – por ese entonces bien oscuro- se despeina entre los rulos que sobresalen del flequillo. Su vestido blanco con demasiados volados delata el festejo de cumpleaños. En la foto la acompañan sus padres, la actriz Irma Roy y el productor Osvaldo Papaleo, y un Carlín Calvo con veinte años menos.“El lugar era el Torreón del Monje en Mar del Plata. Todos los veranos en plena temporada de teatro, festejaba mi cumpleaños con la gente del espectáculo. Mi vida nació ahí. Dormía en la cama de los decorados, me escondía en el teatro y jugaba en los camarines. Ese fue siempre mi mundo. Podría decirse que era la crónica de una actriz anunciada. Es como ser hija de médicos. Estás todo el día en hospital, hablando de pacientes que al final uno termina siendo eso”, dice la ahora blonda actriz Carolina Papaleo mientras abre un abanico de fotos que la llevan al pasado. La producción de La ley del amor, la nueva novela que la tiene como coprotagonista junto a Raúl Taibo, Soledad Silveyra y Arturo Bonín, le pidió fotos de ella adolescente. Y ahí está, riendo con su memoria en blanco y negro. “De mi vieja pienso que heredé su pasión. Soy muy pasional con todas las cosas que hago. Por otro lado, mamá siempre ha sido una mina muy profesional en todo lo que ha encarado y creo que esa fue la gran enseñanza... hacer de mi una profesional en el laburo”, explica.
Después de trabajar el año pasado en Canal 9 en Doble Venganza con Gerardo Romano, Papaleo volvió a la grilla de Telefe para enamorar a Bonín. “La historia entre ellos es bastante densa. Mi personaje, Estefanía Riquelme, es una mujer que se la banca sola, que ha tenido que abrirse caminos en la vida a puro pulmón. Al igual que yo, a Estefanía le gusta escuchar música clásica. Yo lo hago mientras pinto, y ella mientras cuida de sus plantas. La música y la pintura es un lugar que me hace sentir cómoda”.
—¿Cómo es trabajar con Solita y Taibo, luego de los éxitos de Una voz en el teléfono y Amor en custodia?
—(Se ríe). ¿Qué te puedo explicar? Es como un club de amigos. Las escenas son más fáciles, conocemos nuestros códigos, nuestras mañas, nuestros tiempos.
—Has trabajado en más de veinte telenovelas y unitarios... ¿Quién es el mejor besador?
—En realidad con los que más he laburado es con Gerardo Romano y Raúl Taibo. Con Gerardo a mi me encanta porque siempre desarrollamos personajes muy fuertes, donde yo siempre le tengo miedo. Por ejemplo, en Doble Venganza todas las escenas amorosas no son amorosas...si no ‘te tiro contra la pared’, rompemos tres vidrios y después nos amamos a morir. Con Raúl tenemos otro tipo de relación...ya somos como un matrimonio de dos viejas. Estamos como acostumbradas pero nos queremos.Te diría que Raúl es el sosiego y Gerardo es el desenfreno, la cuerda floja. (Carcajadas).
—¿Cuándo van a volver con Taibo a hacer una novela juntos?
—Este año no se pudo dar pero siempre está la idea. A nosotros nos encantaría. Todo surgió a partir de Amor en custodia donde la pareja reflotó y pegó mucho, pese a los años que habían pasado desde Una voz en el teléfono.
—Hace más de un año que seguís presentando junto a China Zorrilla El Camino a la Meca. ¿Qué te deja esta experiencia?
—Por empezar, no dejo de divertirme. Compartir el escenario con un actor genial te hace todo mucho más fácil. Ella es una especie de m aestro y yo soy su barbie. Tomamos el te y repasamos la letra. Y te digo, hoy cuando veo mis escenas en televisión, me doy cuenta lo mucho que cambié con las clases particulares de China. Mi laburo hoy es diferente...está teñido de China.
Me gusta ser mujer
“Lo que a mí me gusta, negra, es crear. Yo soy actriz y ahora creo una empresa”, así define Carolina Papaleo su nuevo emprendimiento. ‘Secreto de mujer’ es la nueva línea de cosméticos que tendrá como modelo nada menos que a su creadora. “No te asustes, va a tener mi cara. Sé lo que estoy vendiendo, yo probé las cremas durante un año. Después de pasar junto a Matías- su hijo de 8 años- unas vacaciones poco descansadas en Disney, la actriz volvió a Buenos Aires con una sola idea, lanzar su microemprendimiento. “Estoy a full. Hace un año que venimos con una amiga organizando esto. El tema fue que primero pensando instalar un salón de estética pero con el tiempo nos dimos cuenta que era más viable las cremas para el cuerpo”.