Cordera habla mirando fijo a los ojos, y piensa bien lo que dice. Está convencido de que La Caravana Mágica viene a patear el tablero. Acaba de salir el Volumen 2, y su convicción sobre el resultado del disco supera la experiencia de los anteriores. "Se está metiendo en la gente" asegura. "Yo hice un disco como Suelto, que la gente no lo entendió, y te van a ver cincuenta personas. Te la tenés que bancar."
—Hace poco dijiste que el rock estaba "careta"...
—Hablo de la relación entre los músicos o bandas de rock y el público en la Argentina. Creo que es ahí donde somos caretas. Cuando somos esclavos de la mirada del otro. Cuando artísticamente no hacemos lo que sentimos y hacemos lo que el otro necesita para que esté con nosotros comprándonos los discos, viniendo a los conciertos. Cuando decimos lo que el otro necesita escuchar, somos careta. Cuando no somos valientes de expresar lo que sentimos aunque al otro le moleste, somos careta. Y eso hace que tu música se empobrezca.
—¿Calamaro en el programa de Tinelli es careta?
—Es muy difícil meterse hoy en la cabeza de Calamaro, con sus problemas. Pero lo que sí sentí es una especie de compasión. Y traté de ponerme en su cuerpo, en su piel. Y me dio compasión, eso.
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