ESPECTACULOS
JACOB COLLIER

“Crear es algo inherente a todos nosotros”

El joven inglés es un fenómeno musical apadrinado por el gran Quincy Jones y que es celebrado por muchos artistas que llenan estadios.

Perfil
. | CEDOC

Jacob Collier fue definido como “el Mozart de la Generación Z”. Y su genio musical, que puede oírse en sus DJESSE, es la obra que será cuadruple y que marca su confirmación como fenómeno artístico apadrinado por Quincy Jones. Invitado al escenario por Coldplay, saludado por Mick Jagger, y después de una gira con 70 shows en todo el planeta, el artista que surgió como éxito viral en YouTube es una mente distinta a la hora de pensar la música.

Confiesa a PERFIL: “Creo que he vivido muchos momentos donde sentí que la música era aquello que quería hacer. Mi familia es una familia de músicos, y esa es una experiencia muy hermosa: Bach, Stevie Wonder, Björk, siempre había algo. Todo era inspiración, y mi mente entendió desde muy pronto que hay que oír al mundo, no cerrarse. El poder de traer algo a la vida de una forma particular, y que eso puede ser un oficio. La inspiración también es un oficio, también es un proceso de arquitectura”.  

—¿Qué sentís que has descubierto de la música que solo podrías saber haciéndola profesionalmente? 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—Lo primero que diría es que es inherente a todos crear. Hay una ilusión cuando crecemos, que sostiene que cuando aprendemos música aprendemos arte. Lo cual es cierto, pero la ilusión a la que voy es que solo unos pocos pueden con eso. Como un talento especial. Y me he dado cuenta, de viajar, de colaborar, es que todos son musicales, creo que todos los seres humanos son artistas, creo que todos somos música de alguna forma. Y eso creo que tiene que ver con saber ver, seguro, con cierta inocencia, pero también la forma en que la música se mueve popularmente: está viva siempre, en todos los rincones se la crea, de muchas formas, como juego y como muestra de amor. Pocas artes circulan tanto, y son tan practicadas por casi todo el planeta. Por eso te hablo de una ilusión.

—¿Qué te puede hacer la música por nosotros en un momento tan particular?

—Es algo que he visto con mis propios ojos: la música tiene la capacidad de derribar las fronteras que nosotros mismos nos creamos. Claro que hablo de las fronteras más peligrosas, las agresivas, las que dividen. O las meramente geográficas. Pero también están las personales: a veces dictaminas, sin saberlo, o sí, que tu día será de tal o cual forma, y finalmente, en un instante, con un poder casi mágico, una canción aparece y te lleva a lugares que no sabías que podías ir. No hay límites para la música: reúne, junta, crea consciencia, crea alegría, crea nostalgia, sentimientos que parecen hablar de algo que nos une, que antes que nada, que ninguna otra función, nos une. Y eso termina siendo un poder casi muy surreal, cuando, si lo pensas, es también de los primeros que sentimos: que nos canten de niños, silbar por instinto, me impresiona mucho la forma en que la música está impresa en nosotros, en la que nos define. Por eso hoy, con un panorama tan complicado, la música sigue siendo lo siempre: un rincón donde entender lo mejor que podemos ser, cuando no hacemos diferencias. El arte nos recuerda que no hay necesidad de control, que podemos estar conectados con el mismo sin pelear, sin combatir permanentemente. La sensación de comunidad que da la música no la da nada más.

—¿Qué le dirías a alguien que quiere crear y que siente el día a día lo ahoga?

—No hay que pensar el arte como una montaña a escalar, si no como un lugar a recorrer. La curiosidad es importante. Mirar pequeños rincones del mundo, y ver como la creatividad comienza, sí o sí, con aquello que sabes del mundo. En lugar de pensar en todo lo que no tenes, es más fácil pensar en todo lo que no 
tenes, lo que sabes, en el material que no tenes, en la experiencia que no tenes, en los años pérdidos y así te perdés. Mi amigo Quincy Jones lo dice claro: ten una vida, y no piensen tanto en como vivirla. Suena simple, pero no lo es tanto. No hay que pensar en una carrera, en planes, no ahora, no cuando pregona la curiosidad.