ESPECTACULOS
Marco Antonio Caponi y Nico Garcia

Dos extraños en la escena porteña

Uno nació en Mendoza y otro en Paraguay, pero eligieron radicarse en Buenos Aires para desarrollar su carrera artística.

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Tiempos. Los dos artistas se muestran escpticos acerca de la realidad poltica y econmica de Amrica. | Sergio Piemonte

Ambos actores se conocieron grabando la tira La Leona, producida por Pablo Echarri y protagonizada por Nancy Dupláa, finalizada hace pocos días en el prime time de Telefe, y la amistad que supieron forjar en las largas jornadas de grabación ahora llega al teatro. Tanto Marco Antonio Caponi como Nico García sueñan con llevar el espectáculo La soledad en los campos de algodón, de Bernard-Marie Koltès, primero a Paraguay (en la Alianza Francesa de allí) y luego a varias provincias argentinas. Caponi, de hecho, quiere ir a su propia patria chica: Mendoza. En agosto la estrenarán en la Ciudad de Buenos Aires.
“Yo tendría que estar en España –comenta Caponi–: integraba el elenco de Numancia, coproducción con España que se iba a estrenar el Teatro San Martín, con funciones desde febrero hasta agosto. Había rechazado otros trabajos, pero dos semanas antes de empezar a ensayar lo cancelaron. Para poder cobrar debíamos presentar nosotros un nuevo proyecto. Por suerte, surgió la posibilidad de hacer Koltès”.
—¿Cuáles son los miedos de interpretar un texto de Koltès?
GARCIA: No sé si tengo miedo. Es un proyecto entre nosotros cuatro. Es un dramaturgo muy importante en el mundo. Pero sí hay cierta curiosidad de cómo será tomado, siempre hay una expectativa por saber cómo reaccionará el público.
CAPONI: Es una partitura compleja, domina la palabra sobre la acción. Tenemos contención sobre el tema del miedo gracias al director (Jorge Vitti) y también gracias al asistente de dirección (Juan Cruz Forgnone). Ojalá vengan a aceptar la propuesta que les acercaremos. Queremos no tener miedo, estar tranquilos para que el texto llegue.
—Cuando se estrenó, ni la homosexualidad ni la droga eran tan cercanos…
G: Me parece que la obra es muy amplia con respecto a estos temas. Cuando Koltès lo escribió, en los 80, eran mucho más tabúes. Pero su propuesta va más allá, apunta a la condición humana, buscando en lo más oscuro de sí. Tal vez lleve a otra interpretación, es un buen ingrediente pensar que hace veinte años que se estrenó.
C: Hay mucho misterio, nunca queda del todo claro. Es una mirada muy macro, que llega a lo más íntimo, es un calidoscopio. Son un dealer y un comprador, eso da la pauta de que puede haber droga entre ellos. Nos deja a todos en puntos suspensivos. Como actores, nos pone en un alto grado de vulnerabilidad, es como si no hubiera testigos. Estamos trabajando muchas horas por día, el texto te contamina y tenés que estar abierto.
—¿Decidiste quedarte a vivir aquí?
G: Sí. Lo que pasa es que en mi país no hay cine. Le debo mucho a la película 7 cajas, ya que me abrió las puertas para hacer La Leona. Hoy vivo el cariño de la gente con mi personaje de Charly. Aquí se filma mucho, hay más de trescientos teatros: tengo dónde intentar o fallar. Sigo estando cerca de mi familia, dispersa: mi padre está en Brasil y mi madre en Asunción. Hace ya cinco años que vivo en Buenos Aires y me armé una familia aquí.
—¿Cómo viven hoy la repercusión que tuvo “La Leona”?
C: Terminamos de grabar en diciembre y estoy muy tranquilo. Es una de las pocas novelas con opinión. Fueron 160 capítulos. Desapareció la histeria de filmar y ver la novela. Es muy buena la repercusión, pero no influye sobre el trabajo, y esto es excelente.
G: Fue un elenco con mucho oficio y muy generoso. Estoy feliz y orgulloso de estar en una novela con trasfondo, que muestra una parte de la vida. No sólo te comentan que le gusta tu personaje sino que se identifican con la ficción.
—¿Cómo viven la actualidad?
C: Me cansé de depositar la fe en personas, no les conozco sus intenciones. Creo que somos títeres de otros, y es doloroso. Me gusta una frase de Koltès: “Lo único ilegal es la traición”.
G: No voté, soy extranjero, pero siento la transición y un país dividido. Latinoamérica está en una situación económica complicada. La salud, el trabajo y la cultura están pagando los platos rotos.