"Desde que nos conocimos, hace 25 años en Laura mía, siempre nos imaginé a los dos viejitos cagándonos de risa".
—Y bueno, tenías razón...
—Pará, nena. ¡Falta todavía! ¡En las imágenes que tenía en la cabeza estábamos mucho peor!
Los recuerdos en la charla surgen a cada momento: viajes, conversaciones, aventuras. Raúl Taibo y Soledad Silveyra ríen a carcajadas, bromean y lanzan miradas de complicidad. Se toman de la mano, se abrazan y hasta se turnan para contestar las preguntas, de forma tal que ambos puedan probar el filette de merluza que pidieron para almorzar. Algún desconfiado podría pensar que los protagonistas de La ley del amor –la telenovela de las 14.30 por Telefe, producida por Enrique Estevanez- son exagerados o que aparentan. Sin embargo, parecen sinceros. “Son muchos años, muchas vivencias”, remata Silveyra con tono de nostalgia cada anécdota que Taibo trae a escena.
—Protagonizan una telenovela los dos tienen más de 50 años. ¿Cómo se vive el amor a esa edad?
Taibo: —En lo profesional, se muestra menos. Y en lo personal, es un milagro. (Risas)
Silveyra: —En la novela, nuestra tarea principal es perpetuar la ilusión del amor, demostrar que a los 50 años uno funciona como mujer y como varón. La gente me manda mails que dicen: “Beso con tus labios, abrazo con tus brazos”. Eso me quedó mucho. Esa cosa de ver en nosotros dos lo que no tienen y lo que quieren tener. Y a mí también me sirve de alguna manera.
Taibo: —Es un jueguito... es volver a recordar.... Es pasar por situaciones que a lo mejor no te pasan a los 50...
—Bueno, el de la telenovela es un amor de palabras, de miradas, de recuerdos. Recién ahora comenzó a concretarse, pero tampoco se muestra mucho…
Taibo: —Era un amor platónico que ahora se está sexualizando. Pero este cambio en la historia se debió también a que hubo un cambio de autores. Estamos saliendo de una crisis.
—¿En qué se fijan a la hora de grabar las escenas de sexo?
Silveyra: —Más que nada se prepara con los autores. Pero es una escena más de contención que de sexo. Tratamos de hacerlo en formato de clip y no en tiempo real porque va a las dos de la tarde.
—Ustedes fueron pareja en la vida real, ¿cómo llevan el tema en esos momentos?
Taibo: —Tenemos mucha confianza y está bueno.
—¿No revive recuerdos?
Silveyra: —Vamos a ver. Capaz que dentro de tres meses nos ven paseando por ahí. (Risas).
Taibo: —Es un handicap. Nos da la oportunidad de conocernos mucho más que en otros casos.
Silveyra: —Nos complementamos muy bien. Yo soy muy polvorita y él muy espiritual. Sirve para bajar mis decibeles un rato. Él tiene siempre la mente en paz.
—¿Es mucha presión ser el protagonista de una telenovela en un canal líder?
Taibo: —Yo soy completamente desapegado. Puedo ir a plantar tomates a una huerta y ser feliz igual. Esa es una de las cosas que admiro de Solita, su pasión por el trabajo. Pero de todas formas, sí, es una presión.
—Con Laura mía, la telenovela que protagonizaron en 1982, se le levantó la proscripción a Soledad. ¿Qué recuerdos tienen?
Taibo: —Fue la primera novela que hizo después de la prohibición. Me acuerdo de las reuniones con los directivos de ATC y yo hinchando las pelotas para que la dejaran laburar.
Silveyra: —De esos momentos no me acuerdo bien. Tengo muy presente cuando me echan de Canal 13 en 1976. Yo no era peronista, ni militaba. Hay libros que dicen que yo viajé con Juan Domingo Perón en su charter privado, pero en realidad era Marilina Ross. Nunca tuve una militancia política. Fue de arriba.
—¿Cambió mucho la forma de trabajar hoy en tevé a la de hace 25 años?
Taibo: —Muchísimo. Antes los actores y directores eran más protagonistas del producto, en el sentido que teníamos más que ver con la realización del producto. Ahora eso se desplazó a la producción.
—Bueno, el rating es una presión extra ahora...
Taibo: —Sí, claro.
Silveyra: —No, porque antes también existía.
Taibo: —Bueno, pero no era minuto a minuto, esperaban a que el producto remontara. Ahora, si en dos semanas no te va bien, chau, levantan el programa. Antes, teníamos contratos largos por un año y, ahora, lo máximo de contrato son tres meses. Ese es un cambio enorme.
—¿Y en el trabajo día a día también hay diferencias?
Taibo: —Es mucho más vertiginoso. Debe tener mucho que ver la cultura del videoclip porque cambió la forma de narrar; la novela se cuenta ahora con mayor cantidad de secuencias.
Silveyra: —Además, ahora hay más tecnología. Hoy me preguntaba porqué no usamos la timbrera. Antes sonaba un teléfono y vos escuchabas el timbre. Ahora te lo tenés que imaginar. Y es un horror.
Taibo: —Con la música pasa lo mismo. Antes Migré ponía la música desde el panel de control. Ahora, si tenés que bailar en una escena, lo hacés sin música.
—No genera clima. ¿Es más difícil actuar ahora entonces?
Taibo: —Totalmente. Además, antes hacían hincapié en los personajes, en lo humano. Ahora se le da prioridad a las situaciones atractivas que sirven de gancho para el espectador. Y antes había mucho más diálogo entre los personajes…
Silveyra: -Me acuerdo que grabábamos 16 escenas por capítulo, cuando ahora son 37. Sin dudas, es más difícil actuar ahora.
—¿Por eso probaste con la conducción de Gran Hermano hace unos años? ¿Cómo lo ves a Jorge Rial?
Silveyra:—Lo veo bien. Es un locutor y tiene cosas que yo no. El programa está mucho más jugado, yo no hubiese podido resistir. Claudio Villarruel fue muy inteligente a la hora de designar a Rial: le abre otro canal y hace cosas que yo no hubiese podido.
–¿Qué cosas?
Soledad: —Soy más pacata y no podría preguntar ciertas cosas como hace Rial. Antes Gran Hermano era bastante más naif.
—¿Tenías ganas de volver?
Silveyra: —Y…te confieso que cuando escucho la música del programa, el corazón me palpita más fuerte. Fue bonito, pero sufrí mucho.
—¿Por qué?
Silveyra: — Algunos actores, compañeros colegas, me cuestionaron porque estaban con el lema: “Somos actores, queremos actuar”. Yo, mientras tanto, estaba conduciendo. Muchos, casi me sacan el saludo.