ESPECTACULOS
‘INDIANA JONES Y LOS CAZADORES DEL ARCA PERDIDA’

El arqueólogo cumple los 40

Nacida en una charla en la playa entre Steven Spielberg y George Lucas, la saga basada en los pulps de aventuras cambió para siempre al héroe moderno.

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Part-time. Harrison Ford venía de ser un suceso en la película cambió todo: “La Guerra de las Galaxias”. | cedoc

La playa era el lugar más seguro. George Lucas venía de batallar no solo con su estudio, sino incluso con sus amigos. Le habían dicho que esta película era infantil, que era díficil de entender. Excepto uno de ellos. Steven Spielberg. Hawái era el lugar perfecto para recibir las malas o buenas noticias: ¿su recién estrenada película estaría a la altura del costo generado y de la lucha casi mano a mano que Lucas tuvo con el estudio? Lucas sabía una cosa: no iba a volver a trabajar así. Fuera un fracaso, o no, no lo haría. Pero en los cines de Estados Unidos, Star Wars era un suceso como nunca antes había existido uno. Hasta el papá de Lucas, que lo había echado del hogar enojado por la elección artística de su hijo, estaba en el lobby de uno de los muchos cines diciendo orgulloso: “¿Les gustó? Yo soy el padre del director.” Entonces, en Hawái todo era relajo. George Lucas sonreía, y a su lado, Steven Spielberg. 

Spielberg estaba feliz, claro, siempre había visto en el fenómeno que generó su amigo el potencial que finalmente demostraba La guerra de las galaxias. Lucas siempre se lo agradeció. Entonces, juntos, en paz, comenzaron a hablar. Spielberg se lamentaba. ¿Por qué? Siempre había querido realizar una película de James Bond. Pero los productores de la saga no se lo permitían. Y eso que Spielberg ya había generado un suceso fuera de toda norma como Tiburón. Lucas estaba, por supuesto, subido a su mejor ola: “Tengo una idea mucho mejor”. Esa idea implicaba a un arqueólogo que vivía aventuras muy parecidas a los seriales que Lucas y Spielberg veían en los cines de niños en sus adoradas matinées. Su nombre, por supuesto, terminó siendo una saga, una que incluso mañana mismo comienza el rodaje de su quinta película. Su nombre era Jones. Indiana Jones. 

La aventura comienza. Indiana Jones fue el producto de muchos cruces, pero en principio fue la configuración del nuevo héroe del cine. El Indiana Jones de Harrison Ford antecede a los héroes de acción cancheros. También, claro, su Han Solo. Pero aquí el foco estaba en Ford, que le había ganado el rol a nombres como Tom Selleck. Esos cruces implicaron muchas veces las ideas que brotaban de las reuniones del guionista Lawrence Kasdan con Spielberg y Lucas. Es más, esas sesiones han sido registradas, y todo ese sedimento cultural que juntaban los tres está hasta documentado. La barba de tres días venía de Humprey Bogart, y El tesoro de Sierra Madre. También la mítica fedora. En la papelera de reciclaje quedaron ideas como hacerlo un especialista en kung-fu. Y que fuera mujeriego: Spielberg y Lucas querían un entretenimiento como sus adorados seriales. 

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El éxito Indie. Spielberg necesitaba que Indiana Jones y los cazadores del arca perdida fuera un suceso. Su 1941 había sido un fracaso en la taquilla. Y además, Paramount le había dicho: si se pasaban la fecha de rodaje, tendrían una penalidad económica. La fama de Lucas y su demorado rodaje era grande. Así, con ánimo de película de clase B (si falla, se filma igual), ambos generaron la primera película de lo que devendría un suceso como pocos. El ejemplo más famoso de esa improvisación es la escena en que Indiana le dispara a una ducho espadachín que lo desafía a un duelo: Harrison Ford volaba de fiebre y les pidió resolver la escena lo más rápido posibles. La escena final es un gag memorable al día de hoy. Lucas y Spielberg creaban al héroe moderno, y no habría vuelta atrás: crearon su propio James Bond.

 

Los numeros del doctor

A.S.

Indiana Jones y los cazadores del arca perdida generaría más de 400 millones de dólares en todo el mundo. Todo lo que rodea a la película se ha convertido en un mito de la historia del cine. Por ejemplo: Indiana, el nombre, está inspirado en un perro de Lucas. En el tercer film de la saga, hasta se juega con ese dato y se muestra que el personaje, incluso en la ficción, lleva su nombre en honor a un perro del cual el arqueólogo tiene los mejores recuerdos. Otro acierto es el comienzo: la película comienza con un final digno de una aventura de James Bond. La famosa escena del genio alterado y la bola de piedra gigante, que finaliza con la avioneta escapando. Esa idea fue intencional: Spielberg quería verlo de inmediato en acción, entender que no es del todo bueno o malo, y al mismo tiempo, enganchar al público de inmediato. Otro detalle son los guiños a Star Wars: jeroglificos de RD2D y de C3PO, los famosos droides de la saga de Lucas, pueden ser vistos por el fanático con lupa en una escena. Spielberg estaba fascinado con el uso que Lucas le había dado a las maquetas en sus película de Star Wars, que había generado saltos evolutivos en torno a la técnica y el uso de las cámaras y registro del sonido.  Es por ello que insistió con usar esa técnica y así generar mucho de lo que ha hecho al film famoso. Eso sí: ¿la famosa escena de la víboras que cubren de pared a pared una sala crucial del film? Bueno, entre 2000 y 3000 reales víboras fueron usadas en la secuencia que obliga al Dr. Jones a enfrentar, cara a cara, su fobia.