ESPECTACULOS
el cigala

El artista que busca emocionar

En diálogo con PERFIL, el cantaor español, que hoy y mañana se presenta en el Coliseo, dice que su ADN tiene flamenco y que con un piano se siente libre.

Escenario. El Cigala adelanta que siempre va cambiando el repertorio de sus recitales para no repetirse. Prefiere definirse a sí mismo como “cantaor” y “gitano”.
| Cedoc Perfil
Desde que editó el celebrado Lágrimas negras, ese fabuloso disco en el que cruzó los ritmos cubanos con el flamenco, Diego El Cigala no paró de elogiar a Bebo Valdés, su inolvidable socio en aquel proyecto. Fallecido el pianista de La Habana en 2013, El Cigala tuvo como compinches musicales a otros grandes maestros de las teclas: Bebo, el hijo de Chucho, Caramelo de Cuba y últimamente con el catalán Jaume Calabug, más conocido como Yumitus. Con Yumitus llegó ahora a la Argentina para ofrecer conciertos en Rosario (el miércoles pasado), Córdoba (el jueves) y Buenos Aires (hoy y mañana en el Teatro Coliseo). “Cambiamos parte del repertorio cada noche –le adelanta a PERFIL el cantaor madrileño–. Aunque hay temas que no puedo evitar, como Te quiero, te quiero, de Nino Bravo, La vida loca, de Pancho Céspedes, y Se nos rompió el amor, de Rocío Jurado. Son canciones que disfruto mucho. También solemos incluir Lágrimas negras, Garganta con arena y algunos tangos flamencos. Con este formato tengo mucho espacio para la improvisación”.
—¿Qué atractivo tiene para usted cantar acompañado solamente por un piano? ¿Se siente igual de protegido que cuando toca con otros instrumentos?
—No me siento igual de protegido, claro. Cantar sólo con un instrumento en el escenario obliga a estar al 100%, si no el concierto no sigue adelante. No hay dónde esconderse o apoyarse. Pero al mismo tiempo eso trae una libertad que no tengo con otros formatos. Siento que la comunicación con el público es mayor.
—¿Qué es lo que más valora usted de un intérprete? ¿La emoción, la técnica, la elección del repertorio?
—No es una cuestión de elegir, es una mezcla de todo, todo suma. Si tuviese que elegir algo sería la emoción y la capacidad de transmitir. Ha habido grandes intérpretes que no tenían la mejor técnica, pero sí tenían la virtud de llegar al público y emocionar, de provocar sentimientos, de conmover. Esos son los artistas con mayúsculas. Al final, es de lo que se trata.
—¿Hoy cómo se definiría? ¿Cantaor? ¿Músico popular?
—Siempre me definiré como cantaor porque, aunque mis incursiones en otras músicas son muchas y mi curiosidad me lleva a todas las latitudes, siempre lo hago desde mi punto de vista: como gitano, flamenco y cantaor. Cuando interpreto otras músicas, lo hago como cantaor. El flamenco es parte de mi ADN, estoy hecho de eso. No hay Cigala sin flamenco.
—¿Qué otros planes tiene para este año?
—Cuando acabe con los 18 conciertos que me quedan de esta gira, empezaré a grabar mi próximo disco en Colombia, Cuba, Puerto Rico, Nueva York y Miami. Va a ser un homenaje a la salsa dura, al movimiento de la salsa de los años 60 y 70. Sobre esto estaremos grabando también un documental. Ese disco saldrá en septiembre. Antes, en julio, voy a hacer una gira de 14 conciertos por Europa con Omara Portuondo. Vamos a cantar juntos para celebrar sus 85 años.  Este es para mí un año colmado de bendiciones.