ESPECTACULOS
Nick Offerman

“El autor define hoy lo que se cuenta”

Tatuado en el imaginario popular por su Ron de Parks and Recreation, el actor llega ahora a Devs, la ciencia ficción de Alex Garland, autor de Ex Machina.

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Rol. Famoso principalmente por su trabajo en la comedia norteamericana, Offerman llega a la ciencia ficción. | gza. fox

Nick Offerman está en las afueras de Redwood Forest. “Aquí hicimos el show”, dice, hablando de Devs. Lo dice en modo seco, absurdo, bromeando pero no de forma evidente, un sello que lo ha convertido en una materia obligatoria de cualquiera que pretenda entender las mejores cosas que le pasaron a Hollywood (sea comedia o drama) en los últimos veinte años. Desde su mítico rol en Parks and Recreation (que aprovecha su real pasión por oficios como la carpintería o la siderurgia casera) y sus trabajos más cercanos al cine independiente junto al director Bob Byington, Offerman es una pieza crucial de otra forma de comedia. Ahora, y para su sorpresa, es parte de Devs, la nueva serie de Fox Premium (viernes a las 23, completa en Flow), la creación de Alex Garland, el cuentahistorias que sorprendió con relatos sci-fi secos como Ex Machina y Annihilation. En su tono, Offerman sostiene: “Hago lo mejor para ser un gran viejo cascarrabias que está lo más lejos posible de la tecnología. Incluso antes de que los teléfonos dominaran la tierra”. Y agrega, ya yendo a la serie: “Siempre hice cosas, las construí, y por eso siempre quise ser lo menos hábil posible a la hora de la tecnología. Alex hace preguntas cruciales acá, que tienen que ver con los límites de las grandes corporaciones tecnológicas, que se comportan como si fueran imperios o reinos, y recién después tenemos que ver cómo la ley genera, o no, respuestas a avances que quizás podemos dar con nuestros conocimiento pero con la fragilidad de nuestra moral”. 

—¿Cuál ha sido tu relación durante toda tu vida con el sci-fi considerando que se te asocia a la comedia?

—Soy un gran fanático del sci-fi. Crecí en un pequeño pueblo en el oeste de Estados Unidos y no había mucha cultura dando vuelta en los años 70 y 80. Y mi tía, que era bibliotecaria, me dio libros como El señor de los anillos, C.S. Lewis y sus libros de Narnia, Ray Bradbury. Gente que piensa fuera de la caja. Cuando vi de adulto films de Alex Garland, como Ex Machina y Annihilation, sentí algo similar. Jamás hubiera soñado que sería él la persona que me abriría una oportunidad más lejana a la comedia por la que se me conoce, de jugar en el terreno del sci-fi. 

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—¿Cómo dirías que pasaste de hacer cosas en el set a ser un actor cercano a films nominados al Oscar?

—Desde que tengo memoria quería la atención de la gente, es decir, caerme, hacerlos reír: ¿pueden darme un sándwich por hacer esto? Soy el segundo de cuatro hermanos en una gran familia. Quizás mi inseguridad jugó un factor. Quería mostrar lo que podía hacer, así que en términos de buscar una causa específica todavía necesito que mi psiquiatra me dé una información puntual. 

—¿Qué te generó un guion que habla de universos paralelos, de inteligencia artificial, y hasta de posibles desplazamientos temporales?

—Por suerte, y esto es raro, recibí los guiones completos todos juntos. Generalmente te dan una tarjeta que dice lo que vas a decir en esa escena. Alex Garland, al ser escritor, funciona un poco distinto. Más lejos de los negocios de Hollywood. Básicamente recibí un guion de una película de ocho horas. Lo que me sorprendió, lo que me quitó el aliento, es que me buscaran para ser Forest. Leer el guion fue leer un gran libro, emocional, vívido, cargado de vida. Hasta su lado tecnológico es más un envase donde todo se da para otra cosa, donde estos personajes tienen lugar. Mi personaje tenía que lidiar con pérdidas enormes, con la muerte de una hija. Entonces me explicaban teorías, pero la base es el dolor del personaje.  

 

LA VIDA EN LA COMEDIA

—Tu personaje en la serie vivió una tragedia personal, ¿eso lo define?

—Es una hermosa rendición de la naturaleza humana. Un gran punto para la hipótesis de Alex de que estas corporaciones necesitan ser reguladas. Ya lo hacía en Ex Machina, donde exploraba los avances de la comunicación y los vínculos, de la inteligencia artificial, y si bien son creaciones alucinantes, que permiten cosas imposibles, cuando sumás la naturaleza humana la ecuación se complica. 

—Tu esposa, la actriz Megan Mullany, famosa por Will & Grace, y vos son reconocidos por roles en TV de cable, ¿qué implica el mundo actual de las series para ustedes?

—Mi esposa y yo venimos del teatro. Y nos atrae la buena escritura antes que nada. Hay un dicho en Estados Unidos “Si no está en el guion, no estará cuando se abra el telón”. Pero después aparecieron shows como Los Soprano o Deadwood, esta idea premium, más amorfa, de una serie, de series donde los autores eligen la forma y después cuál será la forma que los contiene y cuenta. El nervio del autor es lo que está al mando. Mi esposa y yo solemos ser famosos por sitcoms, diferentes formas de la misma, de un formato de TV abierta de 30 minutos. Y ese mundo da un poco de miedo, genera un poco de falsa de certeza. De no saber dónde pisar. Pero los nuevos sistemas de distribución de contenidos hacen que al menos al espectador no le importe de dónde viene el contenido. Puede salir del cable y triunfar en streaming, o encontrar una segunda o tercera vida. Y a la hora de los autores, genera una mejor experiencia.