Cada artista tiene temas que lo obsesionan. Historias que lo llevan a obras cumbres o creaciones más austeras, pero siempre en lo mismo. A sus 87 años, antes de su nueva participación delante de cámara interpretando a un narco, Clint Eastwood está apegado a contar “héroes reales”. Con su mirada, a veces criticada por ser considerada (tal como lo definió Oliver Stone días atrás) “proestadounidense”, retrató en sus últimas tres películas a un militar letal en El francotirador, a un piloto de aviación comercial que evita una catástrofe en Sully, y ahora a tres muchachos que, mientras hacían un viaje por Europa, evitaron un atentado cuando conectaban Amsterdam con suelo francés. En 15:17 Tren a París, el plan es mostrar al héroe común que puede reaccionar en situaciones límite sin dudar, sin importar si son chicos que no dieron la talla en el ejército o que la pasaron mal en la escuela. Para eso eligió que la travesía fuera protagonizada por el trío –Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler– que vivió en carne y hueso la toma del ferrocarril por parte de un lobo solitario marroquí armado con AK47, nueve cargadores, una pistola automática y una navaja. “Me pareció una historia fascinante cuando la leí en el diario la primera vez, luego me resultó fascinante cuando conocí a los chicos hace unos años. Spencer me sugirió que leyera su libro y lo encontré muy interesante. Además, para mí siempre es muy interesante tratar de entender qué hace a las personas hacer ciertas cosas en la vida, sean heroicas, tontas, o incluso ambas… Quise narrar esta historia con un realismo que para un actor es muy difícil lograr, por eso quise que lo hicieran ellos”, explica Eastwood.
—¿Qué convierte a una persona común en un héroe?
—No lo sé. Creo que de eso tratan esta película, el libro y estos muchachos. El hecho de que nadie sepa qué va a pasar, vas a lugares donde no sabés qué va a pasar. Vivimos en un mundo, en una sociedad donde nunca sabés lo que te va a pasar, donde un extraño te puede matar. Las cosas que enfrenta esta generación te hacen pensar en qué harías en esos casos. Y te das cuenta de que no hay nada que puedas hacer, porque el destino también forma parte de esto. Es lo que pasó con estos tres muchachos. Diferentes circunstancias en sus vidas los pusieron en ese lugar ese día y terminaron haciendo cosas tan locas. Muchas cosas pasan en muy poco tiempo. Y lo volvieron a ver, y a vivir juntos… La gente puede hacer cosas extraordinarias.
—¿De dónde viene el impulso?
—A veces hay algún factor externo que nos afecta. Si sos religioso podés pensar que Dios o un ángel guardián están detrás de todo. Otros, simplemente que es su destino estar en esa situación límite… Viajaban centenares de personas en ese tren y el terrorista llevaba municiones para que hubiera por lo menos varios centenares de muertos. Pudo haber sido un día horrible en la historia, pero no lo fue, nadie murió. Te hace pensar en cómo hubiera reaccionado uno, nadie lo sabe realmente, nadie tiene la respuesta, hasta que realmente está en una situación límite.
—¿Tuvo una forma diferente de dirigir a los protagonistas teniendo en cuenta que no son actores?
—Después de conocerlos y de charlar sobre los aspectos técnicos de la película, sentí que sería una aventura. Me pareció interesante traer una realidad que un actor profesional nunca tendría tiempo de interpretar. Siempre veríamos un poco de fantasía, nunca sería del todo veraz. Revivimos el evento como fue. Creí que íbamos a hacer un gran trabajo, y lo hicimos… Tengo ciertos trucos … Cuando digo “corte”, la escena para pero la cámara sigue grabando. Y así puedo ver lo que las personas hacen después de haber hecho la escena. A veces son cosas fascinantes… Cuando decís “corte” todos se alivian y empiezan a hacer cosas diferentes. Y son esas cosas las que quiero.
—¿Siempre suma tener experiencia?
—La experiencia siempre ayuda. Pero en el caso de estos tres muchachos, no les pedimos que tuvieran ese conocimiento, queríamos que fueran ellos mismos. Como dije antes, es muy duro para un actor o actriz profesional que le digan “sé vos mismo”, porque ¿quién es cada uno? A veces no sé “quién soy”, porque soy un actor y siempre estoy interpretando a otra persona… Trabajar con niños, por ejemplo, es muy interesante. Los niños son los mejores actores del mundo. En el momento en que se grita “acción”, tal vez son horribles. Pero son actores geniales. Muchos se preguntan por qué algunos grandes niños actores crecen y son tan malos cuando son adultos. Nos preguntamos qué pasa, si tienen más experiencia que otros. La respuesta es que están impostando demasiado.
—¿Cómo fue recrear emocionalmente ese momento?
—Yo les hice esa pregunta a los chicos una y otra vez. Y ellos se encogían de hombros, como si fuera algo de todos los días. Le preguntaba a Spencer qué sentía cuando corría hacia el terrorista y contestó “nada”... Y cuando escuchó el gatillar del arma, cuando se dio cuenta de que estaba vivo… son preguntas que todos queremos saber. Mi primera pregunta a Mark (uno de los pasajeros que viajaban en el tren y que resultó gravemente herido) y su mujer fue si esto había sido como una catarsis para ellos. Ellos sintieron que estaba ayudándolos, porque Mark sufrió un disparo realmente terrible que le subió por la espalda hasta la arteria carótida, y por supuesto, la carótida sangra como un colador… Si no se hubiera actuado como se actuó, él habría muerto. El lo sabía, así que mirando hacia atrás, dijo: “¡Por supuesto!”. Fue un gran favor para él. Cuando se les preguntó sobre la oportunidad de volver a la historia, saltaron a esa posibilidad.
—¿Es optimista acerca de lo que está pasando y las nuevas generaciones norteamericanas?
—Es muy duro, no solo aquí. Situaciones como ésta pueden ocurrir en el mundo entero. Mientras grabábamos en París pasaron cosas horribles, también en España, en todos lados puede pasar. Puede ser muy deprimente, pero hay que seguir. Esta vez tuvo un buen final.
Buenos y malos momentos
Ni Spencer Stone, ni Alek Skarlatos ni Anthony Sadler parecen estar pasando por un momento conmovedor. Si se les pregunta si hubo escenas difíciles de recrear, aclaran que emocionalmente no. “Pasaron dos años, hablamos mucho del tema. Estábamos preparados para revivirlo, para cerrar ese capítulo y contar la historia una última vez. Creo que nuestras mayores dificultados fueron logísticas, del estilo de ‘dónde me paro, qué hago ahora’”, explica Sadler, el único sin experiencia militar.
Quienes pasaron por el ejército de Estados Unidos conocieron la dureza de Clint Eastwood para rodar. “Era noche y día. Nada se acerca a él”, dice Stone entre risas. Skarlatos agrega que “fue muy importante para nosotros, que nunca habíamos actuado, que nos haya hecho sentir tan cómodos y relajados. Eso es exactamente lo opuesto al ejército”.
—La película intenta mostrar que una persona común puede transformarse en héroe. ¿Están de acuerdo con esa mirada?
Sadler: Sí, absolutamente. Creo que la película hace un gran trabajo destacando lo normales que somos, así las personas pueden verse reflejadas en alguno de nosotros. Tenemos buenos y malos momentos, pero todas esas cosas nos ponen en lugares donde podemos hacer cosas extraordinarias. Y creo que todos somos capaces de encontrar en nosotros esas capacidades que nos permitan hacer algo extraordinario en determinadas circunstancias.
—¿Cómo es para las nuevas generaciones la era Trump?
Skarlatos: Todas las generaciones piensan que la siguiente es un desastre o que algo mal tiene. Pero yo creo que solo son maneras diferentes de ver o transitar la vida.
—Pero ustedes son parte…
Sadler: Solo esperamos tener un impacto positivo en esta generación. Y que se lleven eso de la película.
*Viaje invitado por Warner Bros. Pictures.